La Maratón de las Arenas (internacionalmente conocida por su nombre francés "Marathon des Sables") suele correrse en el desierto del Sahara (Marruecos) cada año. Para su primera edición en América, los organizadores eligieron el desierto de Ica en el Perú. La carrera de 250 kilómetros se divide en seis etapas y dura siete días. El 28 de noviembre 400 corredores experimentados tomaron la salida.

Un chamán evocó los espíritus del alba para proteger a los corredores antes de emprender su viaje a través el desierto de Ica. Los participantes son acompañados por médicos y enfermeras a lo largo del camino. Además, un helicóptero vigila la zona para rescatar a los deportistas agotados.

Atletas de 35 diferentes nacionalidades participan en la carrera que comienza en la ciudad de Nazca y termina en el norte, en Paracas. De día la temperatura media en el desierto peruano es de 30 grados.

Los atletas de la Maratón de las Arenas son autosuficientes. Cada participante carga una mochila con todo lo necesario para poder sobrevivir durante siete días: ropa, bolsa de dormir, comida... Una mochila pesa entre siete y doce kilogramos. El agua es el único recurso que se proporciona a lo largo del camino.

Con el paso de los días, se crean lazos de solidaridad. Muchos atletas también corren la Maratón de las Arenas en representación de numerosas ONG y asociaciones. Los participantes sufren juntos, y la carrera se comvierte a veces en una especie de "catarsis colectiva".