Raúl Rojas, un puente científico entre México y Alemania
EL17 de diciembre de 2015
El profesor de la Universidad Libre de Berlín vincula desde hace años la labor científica de instituciones mexicanas y alemanas. Este miércoles (17.12.2015) recibió el Premio Nacional de Ciencias en México.
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El Prof. Dr. Raúl Rojas imparte desde 1997 cátedra de informática en la Universidad Libre de Berlín. El Premio Nacional de Ciencias, la más importante distinción a científicos mexicanos, le fue entregada este miércoles en la capital mexicana por el presidente Enrique Peña Nieto. Es comparable con el Premio Leibnitz que se entrega a científicos en Alemania.
El galardón distingue la labor de Rojas en el campo de la inteligencia artificial. Uno de sus proyectos es el automóvil autónomo que hace apenas unas semanas recorrió 2.400 kilómetros desde la frontera norte de México hasta la capital de ese país.
Labor de vinculación
El jurado del Premio Nacional de Ciencias también destacó la labor de Rojas en la vinculación de instituciones científicas mexicanas y alemanas. Bajo la supervisión del científico galardonado, cinco estudiantes han culminado sus estudios de posgrado en Alemania, mientras que otros cuatro trabajan en sus trabajos finales de titulación. Su candidatura fue propuesta por el Instituto Politécnico Nacional, en el cual Rojas realizó sus primeros estudios profesionales.
El Premio Nacional de Ciencias se une así a una serie de distinciones recibidas por Rojas en los últimos meses. A finales de 2014, Reino Unido la concedió el Tony Sale Award por su trabajo en la investigación de la historia de la informática. En marzo pasado fue nombrado Profesor Universitario del Año en Alemania, premio que recibió en la ciudad de Maguncia. En mayo, el Instituto Politécnico Nacional le concedió la medalla Lázaro Cárdenas.
Raúl Rojas también es autor de numerosos artículos científicos en los cuales se ha ocupado de las oportunidades y riesgos que implica la inteligencia artificial. Ésta es definida por el propio Rojas como “dejar que computadoras realicen aquellas tareas que las personas somos capaces de hacer sin percatarnos de ello”, entre otras, el reconocimiento de rasgos faciales o de la voz, así como la conducción de automóviles.
Raúl Rojas González nació en 1955 en la Ciudad de México. En su país estudió matemáticas y física, mientras que en Alemania realizó estudios en economía y ciencias sociales, en la Universidad Libre de Berlín. En 1993 obtuvo el doctorado con una tesis sobre redes neuronales artificiales. De 1994 a 1997 obtuvo el título de profesor en inteligencia artificial por la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg. Desde 1997 imparte cátedra en la Universidad Libre de Berlín.
Con información de la Universidad Libre de Berlín
Autos sin conductor
Técnicamente es posible construir coches autónomos. Pero su uso es controvertido. Muchos se preguntan quién ha de asumir la responsabilidad, si se produce un accidente.
Imagen: picture-alliance/dpa
¿Llega la era del auto robot?
Google está trabajando en un auto eléctrico pequeño de conducción autónoma, según confirmó el jefe del proyecto, Chris Urmson, en un blog. En un comienzo, el coche ha de tener todavía un volante y un acelerador. Pero posteriormente se podrá renunciar a esos elementos.
Imagen: Getty Images
¿Apto para el tránsito?
Google viene probando vehículos autónomos desde hace tiempo en California. Pero siempre ha ido a bordo un conductor. Este interviene de ser necesario, por ejemplo si el auto no hace lo que debe. Y, lo principal: ante la ley, el conductor es responsable de lo que haga el auto.
Imagen: picture alliance/AP Photo
Nada para impacientes
En el fondo, los coches autónomos son seguros. Están programados de modo tal que, en caso de duda, reducen la velocidad. Mantienen siempre la distancia con respecto al auto que va adelante, y nunca ponen en peligro a otros vehículos o transeúntes con maniobras agresivas.
Imagen: imago/Jochen Tack
Seguidor fiel
Estos coches autónomos de la Universidad del Ejército, de Múnich, lo demuestran: un vehículo avanza con tranquilidad y el otro lo sigue fielmente. Encuentran siempre el camino, aunque no conozcan el lugar. Así quedó de manifiesto en un ejercicio realizado en el concurso de robótica ELROB, en 2012.
Imagen: DW
Choques evitables
Las colisiones masivas se producen cuando la gente conduce a exceso de velocidad, tiene mala visibilidad o no mantiene una distancia prudente entre los vehículos. Los autos inteligentes no cometerán esos errores. Si muchos de ellos estuvieran interconectados, podrían enviar con kilómetros de anticipación señales a los autos que los siguen, avisándoles si hay un embotellamiento.
Imagen: picture-alliance/dpa
Sensores láser
Los autos robot pueden utilizar diversos tipos de sensores para reconocer lo que los rodea. El auto de Google, por ejemplo, usa un sensor láser. Este gira y sondea su entorno en forma tridimensional.
Imagen: DW/Fabian Schmidt
El mundo real, según el láser
Y así funciona: el vehículo avanza por un terreno irregular. El láser diseña un mapa tridimensional, con el que alimenta al computador. De esta manera se puede incluso asumir la perspectiva de alguien que esté fuera del vehículo.
Imagen: Universität der Bundeswehr/TAS
Sin perder la orientación
Los robots tienen muchos recursos para mantenerse orientados. Por ejemplo, pueden usar medios ópticos, como una cámara USB, o pequeños radares. También se puede determinar la posición de los autos vías satélite, mediante el sistema GPS.
Imagen: DW/Fabian Schmidt
Tecnología alemana
Investigadores de Daimler trabajan también con cámaras ópticas. En 2011 fueron nominados al Premio Alemán del Futuro por la invención de los autos que ven. Esta cámara está montada tras el parabrisas y observa con atención lo que ocurre en la calle.
Imagen: Deutscher Zukunftspreis/Ansgar Pudenz
Puntos y movimientos
La cámara óptica reconoce primero los miles de puntos que conforman una imagen. Con el movimiento de esos puntos, calcula vectores, de diversa longitud. En base a ellos, la computadora de a bordo diseña una compleja imagen del movimiento del tránsito delante del auto y a sus costados.
Imagen: Deutscher Zukunftspreis/Ansgar Pudenz
¿Frenar o esquivar?
Filtrando los vectores que muestran anomalías, la computadora de a bordo puede reconocer peligros. Por ejemplo, un peatón atraviesa desde la derecha y es marcado con color naranja. En el fondo, se aleja otro auto. Su color es verde, ya que no representa peligro. De este modo, el auto puede reaccionar si el conductor se distrae.
Imagen: Deutscher Zukunftspreis/Ansgar Pudenz
¿Quién decide? ¿El hombre o la computadora?
La técnica ya está en condiciones de fabricar autos robots. Pero tanto políticos como juristas se preguntan: ¿quién ha de tener la responsabilidad si un coche autónomo provoca un accidente? ¿El fabricante, el programador del software o el dueño del auto?