Ramadi: ¿El comienzo del fin de EI?
23 de diciembre de 2015El premier iraquí, Haidar Al-Abadi, se mostró resuelto. Afirmó que “cada centímetro” de territorio iraquí será recuperado, aludiendo a la ofensiva para expulsar a la fuerzas de Estado Islámico (EI) de la ciudad de Ramadi, ubicada unos 110 kilómetros al oeste de Bagdad (ver localización en el mapa).
Si se logra la reconquista, sería un triunfo de gran valor simbólico para las tropas iraquíes, porque Ramadi es la capital de la provincia de Al Anbar, región en la que EI sentó cabeza hace casi dos años. Allí, en el “Triángulo sunita”, se sirvió de las tensiones entre la población sunita el gobierno de entonces -encabezado por Nuri al-Maliki y dominado por los chiítas-, al que acusaba de conculcar sus derechos. Sus protestas fueron reprimidas por tropas gubernamentales, a veces en forma brutal, lo que llevó a muchos sunitas a acercarse a EI.
La población civil
Entretanto, la relación de la población con EI ha cambiado. Las grandes tribus de la zona se han distanciado de los terroristas, indica Ali Abi Firas, del portal estadounidense de investigación e información IHS. Ahora, todo dependerá del valor que el ejército asigne a la protección de los civiles en la reconquista de la ciudad, ya que parte de la población es retenida allí por EI para usarla como “escudo humano”.
Pese a sus vehementes intentos, el sucesor de Al-Maliki, Al Abadi, no ha logrado reconciliar a los sunitas con el Estado ni con el gobierno. Probablemente esa sea también una de las razones por las que la conducción de la operación se asignó al Servicio Antiterrorista Iraquí (ICTS), cuyos orígenes se remontan a la época de la invasión estadounidense y que entretanto tiene casi el rango de un ministerio. Allí donde las Fuerzas Armadas iraquíes no avanzaban en la lucha contra EI, ha saltado a la brecha el ICTS, considerado el organismo de seguridad más efectivo de Irak, según un estudio del think tank “Brookings Institution”.
Su tarea consistirá también en mantener en vereda a las milicias chiítas que participan en la reconquista de Ramadi, si bien en segunda fila. Dichas milicias han respaldado en los últimos meses al desmoralizado ejército iraquí, pero se han destacado por un proceder brutal contra civiles sunitas.
¿El ocaso del EI?
Si se consigue expulsar de Ramadi a Estado Islámico, el área bajo su control se reduciría aún más. Según un estudio del portal IHS, la organización terrorista perdió en 2015 el 14 por ciento de su territorio en la zona de la frontera sirio-iraquí. El declive de EI podría proseguir en Irak. Y eso tendría amplias consecuencias, según Abi Ali Firas, ya que EI no distingue entre las bases espirituales y seculares del Estado. “Desde el punto de vista de EI, aumentar su dominio territorial significa al mismo tiempo fundamentar su legitimidad”, explica el analista.
A largo plazo, las cosas podrían ponerse difíciles para Estado Islámico también en otros ámbitos, ya que la ONU emitió la semana pasada una resolución dirigida a cortar las fuentes de financiamiento de los yihadistas. Además, la organización terrorista ya casi no cuenta con simpatías en la región. Un 89 por ciento de los árabes rechaza a EI y su ideología, de acuerdo con un estudio del “Arab Center for Research & Policy Studies” recientemente publicado. Solo un tres por ciento manifestó una postura muy proclive a Estado Islámico.