RCGS Resolute: crucero es subastado y puede dejar Curazao
12 de julio de 2020Cien días amarrado en el puerto de Willemstad, en la isla neerlandesa de Curazao, acaba de cumplir el crucero antártico RCGS Resolute. De bandera portuguesa, era operado por la compañía canadiense One Ocean Expeditions, la cual ofrecía viajes a las regiones polares.
Su última travesía, sin embargo, fue famosa por una seguidilla de problemáticos sucesos. Lleno de deudas e imposibilitado de cargar combustible, debió cancelar sus expediciones antárticas, las que debían comenzar en octubre pasado, y dejó cientos de pasajeros varados en Argentina.
Una corte local acogió los reclamos de los acreedores, entre ellos operadores turísticos, proveedores y extripulantes, y mantuvo el barco bajo arresto en Buenos Aires desde fines de octubre de 2019 hasta principios de marzo de este año. La compañía dueña del barco, Bunnys Adventure & Cruise Shipping Co., una firma registrada en Bahamas, habría pagado una millonaria suma para llegar a acuerdo con los acreedores e impedir el remate de la nave.
Por razones que se desconocen, tras zarpar supuestamente con destino a Hamburgo (Alemania), Resolute se dirigió a Curazao y la madrugada del 30 de marzo protagonizó un confuso incidente que terminó con el hundimiento y pérdida total del navío de la Armada de Venezuela Naiguatá CG-23.
La versión de la compañía con sede en Hamburgo Columbia Cruise Services (CCS), encargada de la gerencia técnica del barco, es que el crucero rompehielos navegaba en aguas internacionales cuando el Naiguatá abrió fuego e "intencionalmente embistió a Resolute”. Según el gobierno venezolano, el crucero fue el que chocó al navío de la marina "en aguas jurisdiccionales de la República Bolivariana de Venezuela".
El informe de la Oficina de Investigación de Accidentes Marítimos de Portugal (GAMA) sostiene que se trató de "un hecho no accidental en el contexto de una operación iniciada por la Armada venezolana".
Aunque con daños menores en su casco, el barco turístico continuó hacia Curazao, donde ha permanecido amarrado desde entonces. Primero en cuarentena por el coronavirus y, desde el 12 de mayo, además, bajo el embargo decretado por una corte local, la cual acogió una demanda venezolana por la pérdida del Naiguatá. Mientras se investiga el incidente y quién fue el responsable, la corte determinó que Resolute sólo podía abandonar Willemstad tras el pago de una garantía bancaria.
"Una ganga”
A fines de junio, medios especializados en temas marítimos mostraron su sorpresa por el anuncio de remate del barco. Arctica Adventure and Cruise Shipping Co. habría asumido las deudas de numerosos acreedores, por un monto cercano a los cuatro millones de dólares, y solicitado la subasta del barco, la cual fue ordenada por una corte de Rotterdam el 17 de marzo, cuando el buque había dejado Buenos Aires y navegaba por el Atlántico.
La decisión de rematar Resolute permitiría explicar por qué se dirigió a un destino tan inusual dentro de sus rutas como Curazao. Lo que sin duda estaba fuera de programa fue el desafortunado encuentro con la patrulla naval venezolana.
Medios locales especulan que Arctica -curiosamente de nombre muy similar a la entonces dueña del barco, y domiciliada en el mismo lugar- podría ser de los mismos propietarios.
Aunque se habló de varios interesados en el buque construido en 1991 y avaluado en unos 25 millones de dólares, lo cierto es que en el remate, realizado el pasado 22 de junio, sólo hubo un oferente: la misma Arctica, según aseguran testigos. DW intentó contactar a Eva Michelle Pennings, representante de esta compañía en Curazao, pero la abogada no quiso entregar detalles de la venta.
La puja de salida habría sido de 10 millones de dólares y al no haber interés el precio fue bajando hasta que finalmente fue vendido en 600 mil dólares. Como han señalado algunos medios, "una ganga” para un buque de estas características.
Libre para zarpar
"El barco es libre de salir, porque fue subastado y tiene un dueño nuevo. Con la venta, el embargo se levantó”, dice a DW uno de los abogados que representa al estado venezolano en Curazao, quien prefiere mantener su nombre en reserva.
El profesional explica que los 600 mil dólares deben quedar bloqueados en la cuenta de la corte en Curazao, mientras continúa el juicio por la responsabilidad del hundimiento del Naiguatá. Este depósito es mucho menor que lo exigido en la demanda de Venezuela por el valor de buque hundido, que es de 125 millones de dólares, pero al menos permite liberar el crucero.
"La compra fue una conveniencia entre las dos compañías, que lo hicieron naturalmente para poder sacar el barco. Ellos hicieron su juego, pero para mí lo más importante es seguir adelante por la sentencia definitiva. Si ganamos el caso, esos 600 mil son una cuota, pero podemos ejecutar el monto total de la demanda contra el antiguo dueño, el operador y la compañía aseguradora en cualquier país y ellos deben responder”, asegura el abogado. Sin embargo, reconoce que el proceso, que puede llegar hasta la Corte Suprema en los Países Bajos, podría durar más de un año.
Con sólo 25 casos de COVID-19 y un fallecido, Curazao comenzó a abrir sus fronteras el pasado 12 de junio y está siguiendo un plan gradual de desconfinamiento. Aunque todavía sin pasajeros, numerosos cruceros han llegado hasta los puertos de la isla para cargar combustible y abastecerse con miras a retomar los viajes por el Caribe. Sin cuarentena ni obstáculos legales, el RCGS Resolute está listo para soltar amarras. ¿Cuál será su próximo destino? (dz)
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