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Reabre en Europa el debate sobre la eutanasia

Eva Usi23 de marzo de 2005

El caso de la paciente estadounidense Terri Schiavo, en coma desde hace 15 años, ha desatado en Europa una discusión sobre la eutanasia. Una encrucijada con legislaciones tan diversas como el mapa del continente.

El caso ha desatado una tormenta política en Estados Unidos y reabierto la polémica en Europa.Imagen: AP

¿Cuándo puede o debe un médico desconectar los instrumentos que mantienen a un paciente artificialmente con vida? ¿Cuáles son los límites éticos de un facultativo al cumplir el último deseo de un enfermo terminal? Estas son algunas de las interrogantes que han vuelto a reabrir la discusión sobre la eutanasia en Europa. En Alemania el tema divide a la sociedad y a partidos políticos en un momento en el que el parlamento tiene prevista para fines de año una votación al respecto.

La disputa jurídica que tiene lugar en Estados Unidos en torno al caso de Terri Schiavo no tendría lugar en Alemania. Según el experto en bioética del partido socialdemócrata alemán (SPD), Wolfgang Wodarg, “no se podría en este país desconectar la sonda alimenticia a un paciente en estado de coma, pues según las leyes alemanas eso sería equiparable a una muerte provocada por negligencia lo que está penado por la ley”.

Alemania: lineamientos restrictivos

Imagen: AP

Los facultativos alemanes incluso están legalmente impedidos para practicar la eutanasia en el caso de un enfermo que haya dejado esta petición por escrito. El Tribunal Constitucional dictaminó en el 2003 que es permisible acatar la voluntad de un paciente sólo en algunos casos, cuando el sufrimiento del enfermo es causado por un mal que ha tomado un curso irreversible y mortal. Sin embargo éste no es el caso de un paciente en estado de coma.

Esto podría cambiar pronto. La ministra alemana de Justicia, Brigitte Zypries presentó a finales del 2004 una enmienda de ley con la que se fortalecerían los derechos de los pacientes. La ministra quiere permitir que aquellas personas que padezcan una enfermedad terminal puedan decidir sobre la interrupción del tratamiento, incluso en los casos en los que la enfermedad no conduce irreversiblemente a la muerte. No sólo se acataría la voluntad que ha manifestado un paciente por escrito sino incluso de manera verbal. Sin embargo las protestas masivas de representantes de las iglesias católica y evangélica, así como de la comunidad médica, obligaron a que la ministra retirara su propuesta. Ahora corresponde a los grupos parlamentarios retomar el tema y hacer propuestas.

Imagen: Bilderbox

El caso suizo

En Suiza el caso también ha levantado una gran controversia. El diario Neue Zürcher Zeitung señala que en dicho país es posible desconectar a un paciente de la sonda que lo mantiene con vida sólo si se cuenta con la voluntad del paciente por escrito. A finales del 2003 la Academia Científica Médica del país alpino publicó un lineamiento para el tratamiento de pacientes con daños cerebrales de largo plazo. Según dicho documento, las personas que se encuentren durante años en coma tienen derecho a recibir alimentos y líquidos para mantenerse con vida. Tales pacientes no son considerados enfermos terminales, sino que se encuentran en un estado estable, aunque irreversible.

El caso austríaco

Imagen: AP

El presidente de la Sociedad Austriaca para el Coma, Johann Donis, calificó la discusión en Estados Unidos como “una revolución”. Hasta ahora el tratamiento que se había dado a este tipo de casos había sido totalmente distinto. “A miles de pacientes en estado de coma en Estados Unidos les ha sido aplicada la eutanasia en el pasado”, dice. “Esto se debe a la creencia, incluso apoyada científicamente, de que los pacientes que no muestran una mejoría después de un año, no registran ninguna mejoría después”, señala.

El facultativo subraya que en realidad en Estados Unidos no hay dinero ni lo habrá, para hacer estudios de largo plazo sobre esta cuestión. Mientras que en dicho país los costos de hospitalización en estos casos son financiados exclusivamente de forma privada, en numerosos países europeos se lleva a cabo a través de un financiamiento conjunto como son la pensión y seguro médico del afectado, así como su patrimonio personal. En Austria dichos costos ascenderían a 250 euros al día.

“Según las imágenes que se ven en la televisión, Terri Schiavo, se encuentra en una fase en que algo percibe, es evidente que sigue su alrededor con los ojos, dice el neurólogo vienés, Franz Gerstenbrand. “En Austria, hay docenas de pacientes que se encuentran en ese estado y el aplicarles la eutanasia sería inaceptable”, señala.

Imagen: dpa

Holanda y Bélgica

A principios del 2002, Holanda se convirtió en el primer país del mundo en permitir una muerte asistida. Sin embargo la eutanasia es posible sólo con asistencia médica, siempre y cuando el paciente desee que se le aplique y sea consciente de sus implicaciones. En Holanda y Bélgica la eutanasia está exenta de persecución jurídica para los facultativos que la procuren cuando el paciente sufre de manera insoportable y no tiene esperanzas de mejora. Pese a que en Holanda alrededor de 2000 personas reciben ayuda médica para morir cada año, en el caso de una paciente como Shiavo no podrían hacerlo, pues es necesario contar con pruebas claras de su deseo de morir en caso de caer en estado vegetativo.

El país más conservador en este sentido es Gran Bretaña, en donde la eutanasia se castiga con 14 años de prisión.

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