Reabre la Administración de EE.UU. tras 35 días de cierre
26 de enero de 2019
La medida será temporal, hasta el próximo 15 de febrero, mientras un comité negocia una partida presupuestaria para el muro fronterizo con México.
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En lo que puede interpretarse como una derrota para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, finalmente este viernes (25.01.2019) el Gobierno y la oposición demócrata llegaron a un acuerdo para reabrir la Administración gubernamental, sometida a un cierre parcial que se extendió por 35 días debido a una disputa sobre la entrega de fondos para la construcción de un muro en la frontera con México.
El acuerdo alcanzado entre Trump, que ya firmó el decreto respectivo, y los congresistas demócratas no incluye dichos fondos, pese a que el muro es una de las principales promesas electorales del mandatario, quien confió en que en las semanas venideras se diseñe una propuesta de fondos para el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés). Los líderes demócratas llevan varios días diciendo que se levante el cierre para luego negociar los fondos exigidos por la Casa Blanca.
Pese a ello, y a que desde su propio sector consideran la decisión de Trump una derrota, el mandatario aseguró en su cuenta de Twitter que el acuerdo "de ningún modo fue una concesión” de su parte, sino que se alcanzó teniendo presentes a las millones de personas que estaban pasándolo mal por culpa del cierre administrativo, que tenía a 800 mil funcionarios públicos sin recibir su paga desde mediados de diciembre.
Si no hay acuerdo, hay "shutdown”
El mandatario insistió en que si no hay acuerdo en 21 días para asegurar los fondos que permitan erigir su ansiado muro, habrá nuevamente un cierre. El acuerdo fue aprobado por aclamación en el Senado, dominado por los republicanos, y luego también por la Cámara de Representantes, en manos de los demócratas. Ahora un comité bipartidista negociará la forma de financiar el muro.
El cierre administrativo, el más largo de la historia de Estados Unidos, afectó al Servicio de Impuestos Internos, museos, parques nacionales y otros sitios turísticos, además de aeropuertos (como LaGuardia, de Nueva York, además de otro en Nueva Jersey) donde los trabajadores, que no han recibido sus sueldos, optaron por no acudir a trabajar.
DZC (EFE, AP, Reuters)
Cierres de gobierno en Estados Unidos: una cronología
El Congreso está a cargo de aprobar el presupuesto hace más de 200 años, pero los cierres administrativos por desacuerdos financieros son algo más bien nuevo. Acá revisamos cuántas veces ha ocurrido el famoso "shutdown".
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Vieja historia
Siempre que se acerca la medianoche del 30 de septiembre, empiezan a sonar las alarmas: o se aprueba el presupuesto, o el Gobierno debe cerrar sus operaciones. Originalmente, el Artículo I, Sección 9 de la Constitución de EE. UU. requería que el presupuesto recibiera la aprobación de los parlamentarios. En 1870, el Acta Antideficiencia se enfocó en las agencias que gastaban dinero sin preguntar.
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No hay dinero, no hay pagos, no hay trabajo
A instancias de Jimmy Carter, el fiscal general revisó el Acta Antideficiencia en 1980 para responder la pregunta "Sin presupuesto, ¿deben ir a trabajar los empleados del Gobierno?". Según la opinión legal de Benjamin Civiletti, si no hay dinero, entonces no hay que trabajar. Carter vivió breves "shutdowns", pero la nueva interpretación de la ley convirtió los cierres en una táctica negociadora.
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Ronald Reagan y el primer cierre
El primer cierre de verdad, -más de 240.000 trabajadores sin paga- ocurrió en noviembre de 1981. A comienzos de su mandato, Ronald Reagan se negó a firmar un presupuesto sin un millonario recorte impositivo. El Senado, controlado por los republicanos, y la Cámara, por los demócratas, encontraron una solución al día siguiente. Escenarios similares se vivieron siete veces hasta el fin de su mandato.
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Bill Clinton y el cierre partidista
Hasta 1995, los presupuestos se aprobaron sin grandes problemas. Pero ese año Bill Clinton se enfrentó a Bob Dole en el Senado y Newt Gingrich en la Cámara. El Congreso liderado por los republicanos quería un presupuesto balanceado a siete años, mayores primas de Medicare y retrocesos en las regulaciones ambientales. Pasaron 27 días antes de que hubiera acuerdo. ¿El costo? Mil millones de dólares.
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Un juego parlamentario, un dolor de cabeza
Muchos departamentos, como las Fuerzas Armadas, la seguridad nacional y todos los que son esenciales para la protección de la vida, siguen operando durante los cierres. Pero el Servicio de Impuestos Internos y la Administración de Alimentos y Drogas, por ejemplo, deben cesar sus funciones. Esto redunda en retrasos en las decisiones fiscales y la inspección de alimentos, entre otros problemas.
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Obama y el Congreso controlado por Cruz
Otro cierre grande ocurrió en 2013, bajo la presidencia de Barack Obama. Su programa de salud, conocido como Obamacare, enfrentó una dura oposición. Liderados por el senador Ted Cruz, los republicanos presionaron para que se redujeran las prestaciones a cambio de aumentar el límite de la deuda. El cierre de 18 días perjudicó a unos 850.000 trabajadores y costó al país 24 mil millones de dólares.
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¿Un cierre de varios años?
El último cierre, que comenzó a fines de diciembre, ya se encuentra entre los más largos de la historia. Unos 800.000 empleados federales se encuentran sin salarios. Pese a los problemas, el presidente Donald Trump se ha negado a ceder en su insistencia de recibir financiamiento para su muro con México. De hecho, el mandatario ha dicho estar preparado para que esta situación dure varios años.
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El costo del juego político
Los costos de los cierres no han frenado la tendencia. Washington pierde millones de dólares, no solo en ingresos, sino también en pagos, pese a que los empleados deben quedarse en casa. El tiempo, trabajo y dinero perdidos son consecuencia de los "shutdown". Según datos de la agencia Standard and Poor's, el actual cierre le costará a EE. UU. aproximadamente 6.000 millones de dólares a la semana.
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¿Contribuyen los cierres a la desconfianza?
Pero los mayores perdedores no son la economía ni los partidos, que hacen las concesiones. Podría decirse que el principal derrotado es el Gobierno. Según una encuesta Gallup, realizada tras el cierre de 2013, la insatisfacción de la ciudadanía con el Gobierno en general llegó al 33 por ciento. El récord anterior había sido del 26 por ciento, y databa de los años del escándalo Watergate.
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