La isla indonesia de Bali se hunde en la basura. No hay un servicio de eliminación de residuos organizado. Las montañas de desechos afean el paisaje y generan gas metano perjudicial para el medio ambiente. Los habitantes de la aldea de Temesi decidieron que no querían vivir en esas circunstancias y construyeron una instalación de reciclaje con la que, poco a poco, hacen desaparecer la basura acumulada. Diariamente, más de cien personas se encargan de procesar 60 toneladas de residuos para convertirlos en compost. La instalación se financia con su venta y también recibe dinero del comercio con certificados de emisiones. Un modelo para toda la isla. Un reportaje de Manuel Özcerkes