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Reforma azucarera: el fin de la dolce vita

Emilia Rojas Sasse22 de junio de 2005

Los recortes al precio del azúcar previstos por la Unión Europea llevan a las barricadas a los agricultores alemanes que, según su líder, no están dispuestos a perder ingresos para que "Brasil tenga el monopolio."

Azucaradas perspectivas para Brasil.Imagen: südzucker

La vida fue sin duda dulce para los productores de azúcar de la Unión Europea durante casi cuatro décadas. Con un precio garantizado que triplica prácticamente el del mercado internacional, se acostumbraron a vivir en un mundo alejado de la realidad. Pero ésta se hace presente para amargarles la merienda. Los planes presentados este miércoles por la Comisión Europea para reformar el mercado azucarero suponen un duro golpe para un sector acostumbrado a una bonanza ilusoria.

Recortes contundentes

En concreto, Bruselas prevé reducir el precio del azúcar refinada en un 39%, de los 631 euros actuales por tonelada a 385,5 euros. Con un 42,6%, la reducción del precio de la remolacha resultaría aún más drástica: de 43,6 euros a 25,05 euros. Cierto es que del dicho al hecho hay mucho trecho y que los 25 miembros de la Unión Europea todavía tendrán que debatir antes de ponerse de acuerdo, quizá en noviembre. Pero, aunque las dificultades de entendimiento dentro de la UE son evidentes y quizá la reforma finalmente no resulte tan radical, nadie puede poner en duda que la regulación actual es insostenible.

Eso no obsta que los productores europeos entiendan el proyecto como una declaración de guerra. El presidente de la asociación alemana de agricultores, Gerd Sonnleitner, se mostró dispuesto a recoger el guante, calificando la propuesta de "descarada, intolerable e irresponsable". A su juicio, la reforma pondría en peligro las bases de subsistencia de 46 mil campesinos y más de 26 mil trabajadores del área azucarera en Alemania, país que -junto con Francia- produce cerca de la mitad del azúcar de la UE.

Perdedores y ganadores

Nadie niega que su situación empeorará, pero Bruselas ofrece paliativos. De hecho, está previsto otorgarles compensaciones de un 60%, mediante un sistema que les garantizaría determinada suma, independientemente de la cantidad producida, siempre y cuando sus cultivos sean ecológicamente adecuados. En total, recibirían cerca de 1.500 millones de euros. Mucho más doloroso será el recorte, en cambio, para los países africanos y caribeños que actualmente exportan en condiciones preferenciales su azúcar al ámbito de la Unión Europeas. Para ellos sólo se contemplan fondos compensatorios del orden de los 40 millones de euros. Y ese aspecto ha hecho que también organizaciones de ayuda al desarrollo critiquen la propuesta, exigiendo atenuar su impacto en los más pobres.

Sin embargo, no hay que olvidar que precisamente la mayoría de los países en desarrollo es la que brega desde hace décadas por un mercado sin distorsiones como las provocadas por la política comunitaria. Porque, de hecho, la UE es un exportador neto de azúcar y destina casi el 75% de sus gastos en este rubro a fomentar las exportaciones. Los grandes beneficiarios de la reforma serán pues países como Brasil, Tailandia y Australia, que ya ganaron un round contra la UE ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), por colocar su azúcar a precios artificialmente rebajados en el mercado internacional.

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