Está bien que Alemania reciba a 1.500 refugiados. Pero también es prueba de la quiebra de la política europea de asilo, opina Jens Thurau.
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Alemania recibe a 1.500 de los 12.000 refugiados que vivían en el campamento incendiado de Moria, en Lesbos, y que, en gran parte, aún están allí. Cada persona que esté a salvo es una buena noticia. Eso está claro. Pero ¿es esta una decisión en solitario de Alemania comparable con la acogida de cientos de miles de personas procedentes de diversos países en 2015? ¿También de las personas que ya habían pisado el territorio de otro país de la Unión Europea y habían solicitado asilo allí? No, no lo es.
Temor a una narrativa falsa
El gesto humanitario del gobierno alemán tiene algo de desesperación, de desconcierto, de inhibición. Los responsables en los ministerios alemanes se esfuerzan denodadamente por aclarar que las cerca de 400 familias que ahora encuentran protección en Alemania no solo provienen de la isla de Lesbos, sino de toda una serie de islas. Y que la mayoría de esas personas son solicitantes de asilo reconocidos como tales.
El mensaje es claro, estamos ayudando a los griegos, totalmente sobrepasados. Pero la narrativa no puede ser: primero se incendia un campamento (los griegos sospechan que algunos jóvenes refugiados rechazados al solicitar asilo podrían haber provocado los incendios), y luego está libre el camino hacia Alemania, la Tierra Prometida. Un relato espantoso que extiende la sospecha sobre cientos de niños, mujeres, hombres, refugiados desesperados. Sin embargo, esa versión describe el nivel ético, moral y humanitario que hace tiempo reina en la política europea de asilo.
Lo más importante es no crear un precedente. Los políticos de Berlín informan una y otra vez que, en Bruselas, en la UE, sobre todo sus colegas del este de Europa les dicen que recibir a refugiados "es problema suyo, y nosotros no tenemos nada que ver”. Y los alemanes saben lo que provoca esa presión. Cada gesto humanitario es un argumento bienvenido para los misántropos del bando populista de derecha. Cada decisión en solitario, aun cuando sea pequeña, es valorada como una pretensión de dominación alemana en Europa.
Si en el tema de la política de asilo se deja de pensar por un momento en el regateo por la acogida de refugiados en Bruselas, entonces queda claro que también en Alemania -cuyos críticos dicen que está tan endurecida como tantos otros países y sus sociedades- la disposición para ayudar es sorprendentemente grande. Las ciudades y municipios quieren recibir ahora a muchos más de los planeados 1.500 refugiados. Pero, de momento, chocan con la bancarrota moral de la UE.
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¿Hay todavía valores comunes en Europa?
¿Qué quiere ser, en realidad, Europa? ¿Una máquina de distribuir dinero, con fronteras otra vez abiertas, después de la pandemia? ¿O todavía hay valores que comparten la mayoría de los 27 Estados miembros? Valores necesarios para que la UE pueda oponerse de algún modo a los populistas en Washington, a los autócratas en Cercano Oriente, Asia y Turquía.
Si uno escucha lo que se dice en los pasillos de la cancillería, en Berlín, la mayor parte de los políticos ya abandonaron la esperanza de que países como Hungría y Polonia estén dispuestos o sean capaces de llevar a cabo una política común de asilo. Por eso, ahora lo correcto es formar un círculo de Estados que tengan la voluntad de acoger a refugiados que estén en Grecia, o en Italia, o que al menos contribuyan con dinero a superar esta crisis.
La rebelión de la empatía
Este continente necesita ahora una rebelión de la decencia y la empatía, aunque con eso aumente el peligro de división de la comunidad europea. De no ser así, los europeos pronto ya no tendrán cómo oponerse al nacionalismo y al populismo. Y los compasivos, los empáticos sí existen: en las ciudades y municipalidades, en las iglesias, los sindicatos, en las empresas y en las fábricas.
(cp/ers)
Incendio en el infierno: el campamento de refugiados de Moria en llamas
El campamento de refugiados Moria, en la isla griega de Lesbos, fue destruido por un incendio. Pero ya antes de eso, la situación en el centro de refugiados más grande de Europa era más que dramática.
Imagen: Reuters/E. Marcou
La noche de los incendios
En la noche del miércoles, hubo incendios en varios lugares del campamento de refugiados de Moria, en la isla de Lesbos. Por lo tanto, existe la sospecha de que los fuegos fueron iniciados deliberadamente. Algunos residentes del campamento hablaron de un incendio provocado por los pobladores. Pero también hay informes según los cuales los refugiados mismos podrían haber provocado las llamas.
Imagen: Getty Images/AFP/M. Lagoutaris
Vivir en la calle
Los habitantes del campamento de refugiados, totalmente superpoblado, pudieron salvarse, Al parecer no hubo ni muertos ni heridos. Según los medios de comunicación griegos, mucha gente huyó a las colinas y bosques cercanos al campamento. Según los informes de los trabajadores de rescate, miles de personas deambulan por las calles. No hay comida ni agua, y las condiciones son caóticas.
Imagen: Imago Images/Xinhua/P. Balaskas
Condiciones miserables
Moria fue diseñado para 2800 personas. En el momento en que todo se incendió, sin embargo, alrededor de 12.600 refugiados vivían allí. Las condiciones de vida en el campamento de refugiados se consideraban catastróficas mucho antes del incendio. Las imágenes tomadas después del desastre muestran que una vida digna probablemente ya no será posible allí en un futuro cercano.
Imagen: Reuters/E. Marcou
Moria está cerca de Turquía
El campamento de refugiados de Moria está situado en el este de la isla griega de Lesbos. La distancia con la costa turca es de unos 15 kilómetros. Lesbos es la tercera isla de Grecia en cuanto a su tamaño, y tiene unos 90.000 habitantes. Alrededor de 38.000 personas viven en la capital, Mitilene, que queda a sólo unos pocos kilómetros de Moria.
Campo de refugiados pixelado
Quien quiera ver el campamento de refugiados de Moria desde el aire en Google Maps, no lo logrará fácilmente. El campamento entero es allí irreconocible. A petición de DW, la única información que se obtuvo del gigante informático fue que "Google no manipula imágenes de satélite". Pero apuntaron a proveedores que producen las imágenes de satélite. No queda claro por qué el campamento fue pixelado.
Imagen: 2020 CNES/Airbus, European Space Imaging, Maxar Technologies
El campamento no pixelado
Esta fotografía aérea, de la cual elegimos un sector similar, muestra que el entorno se ha ampliado considerablemente. Mientras que en la foto satelital de Google Maps la casa con el techo rojo todavía estaba completamente libre, aquí parece haber sido gradualmente rodeada por el campamento.
Imagen: DW/D. Tosidis
Una mirada al pasado
Las imágenes de "Street View" de la zona, en la foto, fueron tomadas en diciembre de 2011. En ese momento, el campamento de refugiados no existía todavía. En su lugar había una vieja instalación militar. Las personas solicitantes de asilo comenzaron a registrarse en ese sitio a partir de octubre de 2015, antes de ser trasladados al continente griego.
Imagen: 2020 Google
La estadía en Moria se prolonga
Mientras que, en ese momento, los migrantes sólo se quedaron por poco tiempo -esta foto fue tomada en octubre de 2015- el acuerdo entre la UE y Turquía de marzo de 2016 amplió considerablemente la duración de su estadía. Desde entonces, las personas que solicitaron asilo han estado esperando aquí para ser repartidos en otros estados de la UE, o para ser deportados.
Imagen: DW/D. Cupolo
Cuando solo queda esperar
En virtud del acuerdo entre la UE y Turquía, ya no se puede trasladar a las personas migrantes a Grecia continental. Dado que los países de la UE están divididos en cuanto al número de migrantes que cada país acoge, a veces estos permanecen en el campamento durante un largo tiempo. Personas de diversas nacionalidades hacinadas en un área pequeña: no es extraño que surjan tensiones.
Imagen: DW/D. Cupolo
Las tensiones, en su punto máximo
Las tensiones ya estallaron en septiembre de 2016 en violentos enfrentamientos en los que se produjeron incendios. En ese momento "solo" había unos 3.000 migrantes en el campamento. Grandes partes de Moria fueron destruidas. Solo un mes después, varios cientos de inmigrantes prendieron fuego a los contenedores de la autoridad de asilo de la UE, en protesta por el largo tiempo de tramitación.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Schwarz
Otro incendio, con víctimas
En septiembre de 2019 se produjo otro gran incendio. En ese momento, primero se incendió un olivar hacia el cual se había extendido el campamento. Veinte minutos más tarde, otro incendio estalló dentro del campamento fortificado. Este incendio se cobró dos vidas: la de una mujer y la de su bebé. En ese momento ya había más de 12.000 personas en el campamento de refugiados.
Imagen: picture-alliance/AP Photo
Una crisis es también una oportunidad
Un campamento completamente superpoblado, pésimas condiciones higiénicas y médicas, tensiones étnicas y, como si es fuera poco, recientemente surgieron los primeros casos de COVID-19. Una situación catastrófica. Y eso fue antes del incendio. ¿Es esto el apocalipsis inminente o tal vez el punto de partida para una solución más humana? Hasta ahora, nadie puede, o quiere, responder a esa pregunta.