La République du Centre, de Orléans, en tono irónico, opina sobre la suspensión del servicios de los trenes Eurostar, debida al frío: “Nada hará cambiar a Nicolas Sarkozy. Apenas había regresado de Copenhague, cuando retomó el mando en todos los asuntos. La interrupción del tráfico del Eurostar y la condición de los pasajeros afectados le permitió al presidente, por decirlo así, montarse en un tren a plena marcha. Obviamente, no bastaba con dejar el problema en manos del ministro de Transporte. ¡Evidentemente, se necesitaba de toda la influencia del ‘super mecánico' del Elíseo para que volviera a andar todo aquello que se había atascado bajo las aguas!”

Reflexión necesaria

Más solemne es La Croix, también de Francia: “En una vida preprogramada, en la cual los aviones y la alta velocidad han hecho posibles viajes relámpago que antes eran inimaginables, y cuando la batalla contra el tiempo se convierte en argumento de negocios, el más breve retardo es percibido como insoportable. En la época actual no hay pretensión más vigente que ‘todo, y de inmediato'. La reflexión sobre el futuro de nuestro planeta debiera llevarnos a cuestionar esa máxima. Esto en nada ayudará a los varados del Eurostar, pero a los demás nos puede conducir a ver las cosas en su justa dimensión.”

Un crimen "común"

Sobre el robo en el antiguo campo de exterminio de Auschwitz, el Rzeczpospolita, de Polonia: “Vivimos en una época en la cual nada parece espantarnos. Todo ha sido profanado: cruces, iglesias, sinagogas. Nada hay que sea sagrado ni inmune a la ofensa; no hay tabú irrompible. En el mundo libre, todo es posible. Trascender los límites es visto cada vez más como una virtud. Pese a ello, el robo del epígrafe, que en su perversa ironía representa la cúspide de la crueldad en todo el mundo, despertó repudio. Hubo gran presión para que el asunto se aclarara, y algunos se explayaron en teorías de conspiración con trasfondo político. Por fortuna, y aunque suene paradójico, todo indica que se trató de un crimen ‘común y corriente'.”

Regreso al pasado

En otro tema, El País, de España, se refiere a la precariedad en Cuba: “El Gobierno ha comenzado a eliminar subsidios y ayudas sociales y los cubanos esperan un ajuste acorde con un crecimiento para 2009 que se ha desplomado a poco más del 1%, desde las previsiones iniciales del 6%. En un país que trae de fuera el 80% de lo que come es fácil calibrar la importancia de una reducción de las importaciones cercana este año al 40%. La escasez se refleja en los numerosos productos que se caen de las cartillas de racionamiento, el desabastecimiento de las tiendas de divisas, el recorte del consumo eléctrico o el literal secuestro en los bancos cubanos de los fondos de empresas extranjeras. Raúl Castro ha defraudado cada una de las expectativas alentadas tras el reemplazo de su hermano Fidel. La isla sigue siendo un perfecto Estado policiaco y la guerra fría con EE UU se mantiene, pese a las retóricas declaraciones de buena voluntad de ambas partes. Si el presidente cubano quiere de verdad descentralizar una economía comunista que sigue viviendo en el mundo utopista y ruinoso de Fidel Castro y el Che, aherrojada por el inmovilismo y los dogmas, no será con apelaciones como las escuchadas en la Asamblea Nacional como lo consiga. El cambio en Cuba implica medidas radicales, también políticas, que por el momento no figuran en ningún guión del castrismo, sea cual fuere su intérprete.”

Editora: Cristina Papaleo