Es una de las principales atracciones de Londres: el palacio de Buckingham. Ha sido la residencia oficial de los monarcas británicos desde 1837 y tiene 775 habitaciones. Cuando vivía Isabel II, se podían visitar partes del palacio en verano. El rey Carlos III ha ampliado el horario de visitas: hasta finales de mayo y entre el 14.07. y el 24.09.2023, el castillo está abierto a los visitantes.

Cuando se trata de la familia real, no se puede dejar de ver la abadía de Westminster. Los monarcas de Gran Bretaña han sido coronados aquí desde 1066. El templo ha sido escenario de muchas ceremonias especiales, incluida la boda del príncipe Guillermo y Catalina Middleton en 2011. Se puede asistir a las misas o hacer un recorrido para admirar la impresionante arquitectura del edificio.

El cambio de guardia suele tener lugar cada dos días a las 11:00 a. m. ante el palacio de Buckingham y dura alrededor de 45 minutos. Se puede ver mejor desde los escalones del monumento a la reina Victoria o directamente ante los portones, aunque aquí suele haber mucha gente. Nuestro consejo: llegue una hora antes para asegurarse un lugar con buena vista.

El Puente de la Torre es un lugar emblemático y uno de los puentes más bellos del mundo. En 1886, el hijo de la reina Victoria, más tarde el rey Eduardo VII, colocó la primera piedra. El puente está adornado con el escudo de armas real. Las partes metálicas fueron pintadas de rojo, blanco y azul en 1977 para celebrar el aniversario de plata en el trono de la reina Isabel II.

La torre más famosa de Londres, que alberga la campana del Big Ben de 13,5 toneladas, pasó de llamarse la Torre del Reloj a la Torre de Elizabeth en 2012 para conmemorar el aniversario de diamante de la reina Isabel II. Forma parte del Palacio de Westminster y es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

La catedral de San Pablo también está asociada con la familia real, ya que fue aquí donde Carlos y Diana se casaron en 1981. Esta magnífica catedral es el quinto templo que se construye en este sitio en honor al santo patrono de Londres. Vale la pena subir los 528 escalones hasta la poderosa cúpula, porque desde allí hay unas fantásticas vistas de la ciudad y de la catedral.

En 1707 se inauguraron unos almacenes lujosos en la 181 Piccadilly Street, Fortnum & Mason, un lugar al que a la aristocracia le gusta ir de compras. Se dice que Isabel II tomaba una taza de té Earl Grey de Fortnum & Mason todas las mañanas para desayunar. Nuestro consejo: pida un té por la tarde y siéntase como un rey o reina por un momento.

El palacio de Hampton Court está ubicado en un enorme y hermoso jardín en el suroeste de Londres, en el distrito de Richmond upon Thames. Originalmente construido al estilo Tudor, una gran parte del edificio fue posteriormente reformada al estilo barroco inglés. Aquí residió el rey Enrique VIII, quien amplió el castillo y lo alhajó con objetos lujosos.

La princesa Augusta, la madre del rey Jorge III, fundó un jardín botánico en Kew, al suroeste de Londres, en 1759. Sigue siendo un extenso complejo de parques con importantes invernaderos y es Patrimonio de la Humanidad nombrado por la UNESCO. Aquí hay más de 30.000 especies de plantas diferentes, muchas de las cuales no son autóctonas de Europa. Es ideal para ir un día de excursión.

El castillo de Windsor es una visita obligada, aunque está fuera de Londres, en el condado de Berkshire. Es el castillo más grande y antiguo del mundo habitado con regularidad. Es el retiro oficial de fin de semana para la familia real. Los turistas pueden visitar este enorme complejo de edificios durante todo el año.