Disparos de cañones en diferentes ciudades del Reino Unido es el único homenaje público que se le dará al esposo de la reina Isabel II tras su muerte.
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Salvas de cañón en algunas de las principales ciudades del Reino Unido, Gibraltar y navíos militares británicos en alta mar le rindieron tributo este sábado (10.04.2021) al príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II, fallecido a los 99 años.
A partir de las 11.00 de la mañana, se dispararon 41 series de salvas en localidades como Londres, Edimburgo, Cardiff y Belfast, así como desde los destructores HMS Diamond y HMS Montrose, según detalló el Ministerio de Defensa. Con este homenaje se le da una sentida despedida al esposo de la reina que no contará con grandes ceremonias mortuorias, tal como él mismo lo pidió antes de morir. Por lo tanto no habrá velorio público, ni ceremonia de Estado.
El duque de Edimburgo, marido de la soberana británica durante 73 años, sirvió en la Marina Real británica durante la Segunda Guerra Mundial y ocupó el cargo ceremonial de lord gran almirante al frente de ese cuerpo.
El almirante jefe de la Marina, Tony Radakin, ensalzó en un comunicado la "genuina empatía" y "aprecio" que mostraba el duque por esa rama del Ejército. "Su espíritu generoso, su aprecio por todos los aspectos del servicio naval y su profunda comprensión de nuestros valores, estándares y 'ethos' le convirtieron en un amigo cercano para el servicio durante más de ocho décadas", declaró.
El cuerpo de Felipe de Edimburgo permanecerá en el castillo de Windsor, residencia de la familia real cerca de Londres, hasta que se celebre su funeral en la adyacente capilla de San Jorge, cuya fecha todavía no se ha anunciado.
Las restricciones por la pandemia de coronavirus han llevado al Gobierno británico y al Palacio de Buckingham a pedir a los ciudadanos que no se concentren frente a las residencias reales para dejar flores y rendir tributo al príncipe.
mn (EFE, AP)
En fotos: once cosas poco conocidas sobre Felipe de Edimburgo
El príncipe Felipe de Edimburgo pasó más de seis décadas a la sombra de su esposa, la reina Isabel II, con gran lealtad y una propensión a mostrarse poco respetuoso de lo políticamente correcto.
Imagen: Ralph Heimans/Buckingham Palace/AP/picture alliance
Sacrificios para casarse con Isabell II
Felipe tuvo que hacer varios sacrificios para poder casarse en 1947 con la entonces princesa Isabel. Renunció a su título de príncipe de Grecia y Dinamarca para tomar la nacionalidad británica y convertirse en duque poco antes de su boda y en príncipe de Reino Unido en 1957. Era de religión ortodoxa, pero aceptó abandonarla para convertirse en anglicano y, para complacer a su novia, dejó de fumar.
Imagen: Central Press/dpa/picture-alliance
Renuncia a su carrera como oficial de la Royal Navy
Tras la muerte del rey Jorge VI, que propulsó a su joven esposa al trono en 1952, Felipe tuvo que renunciar a su prometedora carrera como oficial de la Royal Navy. Tuvo que aceptar, asimismo, que la familia real, y por lo tanto los hijos de la pareja, no llevasen su apellido, sino el de su esposa. Y aunque aspiraba a ser visto como monarca, debió resignarse a un eterno papel de secundario.
Imagen: Illustrated London News Ltd/Mary Evans Picture Library/picture alliance
Rechazo inicial de la familia real
Isabel II siempre lo describió como su "roca" y su "apoyo", pero la familia Windsor estaba lejos de la satisfacción cuando la joven princesa anunció que quería casarse con él. Según el diplomático y escritor Sir Harold Nicolson, el rey Jorge VI y su esposa lo encontraban "grosero, mal educado y sin modales" y consideraban "que sería probablemente infiel".
Imagen: PA/dpa/picture-alliance
Rey de lo políticamente incorrecto
Su temperamento fue efectivamente volcánico, sin ninguna consideración por lo políticamente correcto, aunque en los últimos años se calmó. "¿Lograron que no los comieran?", preguntó a un joven británico que venía de viajar por Papúa Nueva Guinea en 1998. "Ustedes tienen mosquitos, yo tengo periodistas", dijo en Dominica en 1966. Luego compararía a los periodistas con los monos de Gibraltar.
Imagen: PA Chris Radburn/dpa/picture-alliance
Sin morderse la lengua
En otra ocasión, un niño le confesó que quería ser astronauta, y el duque le respondió que estaba demasiado gordo para volar. Cuando se le preguntó si le gustaría visitar la Unión Soviética, dijo: "Me encantaría visitar Rusia, aunque esos cabrones asesinaron a la mitad de mi familia" (en alusión a la suerte de los Romanov). En la foto, Felipe en la premiación de un torneo de Polo en 1966.
Imagen: Express Newspapers/picture alliance
Allegados alemanes del príncipe
En el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, la aristocracia británica se sentía incómoda con los allegados alemanes del príncipe. Sus cuatro hermanas mayores, casadas con príncipes alemanes cercanos al Reich, no fueron invitadas a su boda con Isabel. En la foto, Felipe de Grecia y Dinamarca de bebé en la década de 1920.
Imagen: London Express/dpa/picture-alliance
"Muévete, repollo"
El apodo cariñoso con que el príncipe se dirigía a su esposa se hizo público en 2006 con la película "The Queen", en la que, cuando se mete en la cama, le dice "muévete, repollo". Esto podría provenir de una traducción de la expresión francesa "mon petit chou" ("mi pequeño repollo"), ya que Felipe vivió siete años en Francia cuando era niño. En la foto, la pareja con el príncipe Carlos en 1949.
Las relaciones con su hijo mayor, Carlos, "nunca fueron especialmente cálidas" y llegaron a su nivel más bajo en 1995, según el semanario "The Mail". Los dos hombres se habrían declarado "la guerra" tras la decisión del duque de talar 63 viejos robles en el parque del castillo de Windsor. El príncipe Carlos, ecologista convencido, habría acusado a su padre de vandalismo, según el diario.
Imagen: PA/dpa/picture-alliance
Un padre duro y frío
A menudo descrito como un padre duro y frío, cuando Carlos era un niño joven y sensible decidió enviarlo al austero pensionado escocés de Gordonstoun, cuyos rigores habrían endurecido al atlético Felipe pero resultaron un verdadero infierno para su hijo. En la foto, la familia real británica visita el Partenón en Atenas en 1964.
Imagen: Bob Haswell/Express/Getty Images
Pasatiempos favoritos
El duque de Edimburgo era conocido por su amor por los caballos y por las actividades ecuestres como el polo y las carreras de carruajes, un deporte en el que compitió para Reino Unido. También le gustaba escribir, pilotar aviones y tenía gran afición por los automóviles. Sin embargo, la pasión del príncipe por la pintura era menos conocida.
Imagen: Chris Radburn/dpa/picture alliance
Pintor entusiasta
Coleccionista de obras de arte, también pintaba él mismo: su obra más célebre es un cuadro de 1965 en que se ve a su esposa leyendo la prensa matutina y titulado "La reina en el desayuno, castillo de Windsor". En la foto, cuadro del príncipe Felipe pintado por el artista de origen australiano Ralph Heimans en el año de su retirada de los compromisos públicos en 2017. (few: afp, efe)
Imagen: Ralph Heimans/Buckingham Palace/AP/picture alliance