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Reino Unido: ¿tiene Liz Truss un plan para la crisis?

Arthur Sullivan
5 de septiembre de 2022

La nueva primera ministra de Reino Unido se enfrenta a una serie de desafíos económicos. Se avecina una recesión, ya hay una grave crisis del costo de vida, y la relación entre la UE y el Reino Unido se perfila difícil.

Liz Truss, la nueva primera ministra de Gran Bretaña.
Liz Truss, la nueva primera ministra de Gran Bretaña.Imagen: John Sibley/REUTERS

En los poco más de dos años que tiene por delante antes de someterse al voto de los británicos en unas elecciones generales, Liz Truss tendrá que hacer frente a la hercúlea tarea de revertir el rumbo agonizante de la economía de su país, asolada por una inflación desenfrenada, un crecimiento débil y las continuas consecuencias del "brexit”.

Este año, se prevé una inflación del 13% en Gran Bretaña, que podría incluso llegar a un 20% en 2023, si los precios de la energía no disminuyen. La espiral inflacionaria está contribuyendo a un empeoramiento de la calidad de vida de millones de personas en el país.

Impuestos o ayudas

Esta crisis dominó la campaña por el liderazgo entre Truss y el exministro británico de Economía, Rishi Sunak, su rival. Truss se presentó como alguien que preferiría rebajar impuestos en lugar de otorgar ayudas a los ciudadanos. "La forma en que haría las cosas es de una manera conservadora, reduciendo la carga fiscal, no dando limosnas”, dijo en agosto.

Sus planes de reducción de impuestos, que costarían al gobierno más de 30.000 millones de libras esterlinas, incluyen una propuesta para reducir los gravámenes ecológicos en las facturas de energía, que están diseñados para financiar proyectos de energía renovable. También quiere eliminar un aumento planificado en el impuesto a grandes empresas y revertir otros aumentos de impuestos planificados, incluido un impuesto sobre la nómina salarial. Dice que revelará esos planes en un "presupuesto de emergencia", que anunciará antes de finales de septiembre.

De "irresponsable y complaciente" tachó Sunak el plan de Truss, en vista del nivel de deuda estatal del Reino Unido.

Protestas en Londres contra el aumento de las tarifas de la energía.Imagen: Vuk Valcic/Zuma/picture alliance

Enfoques poco ortodoxos

Truss ha cuestionado abiertamente las políticas de las principales instituciones financieras del Reino Unido, como el Tesoro y el Banco de Inglaterra.

"El Tesoro tiene gente fantástica, muy inteligente, trabajando allí, pero definitivamente hay una ortodoxia”, dijo recientemente al Financial Times. "Hay un enfoque en...lo que describo como ‘economía del ábaco', de asegurarse de que los impuestos y el gasto sumen, pero no centrarse lo suficiente en el crecimiento económico”.

Ella dice que "asumirá" esa ortodoxia, aunque ha restado importancia a los informes sobre que buscará dividir el Tesoro en dos departamentos separados, uno de finanzas públicas, y otro más específicamente de economía.

"Brexit”, el innombrable

Tanto Truss como Sunak son partidarios del "brexit”, y, como muchos en el establishment político británico, ninguno ha mostrado mucha disposición a reconocer públicamente las dificultades que ha creado a la economía británica la salida de la UE en los dos últimos años. En 2016, Truss abogó por un voto de permanencia. Pero ahora dice estar convencida de que el "brexit" es positivo para el país.

Un área en la que sus políticas de la UE posteriores al "brexit" se centrarán de inmediato como primera ministra es el Protocolo de Irlanda del Norte. En su cargo anterior como ministra de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Truss fue una de las fuerzas impulsoras detrás del muy controvertido proyecto de ley del Protocolo de Irlanda del Norte, una ley nacional que haría que Gran Bretaña invalidara el Protocolo acordado con la UE, algo que sería una violación del derecho internacional.

Truss se mantiene firmemente a favor de ese proyecto de ley y ha insinuado que también podría desencadenar lo que se conoce como el Artículo 16, una parte del acuerdo del "brexit" entre la UE y el Reino Unido que permite a las partes retirarse de las disposiciones del protocolo.

Cualquiera de esos movimientos conducirían a una fuerte respuesta de la UE y podría llevar al bloque a imponer aranceles punitivos a las exportaciones británicas.

Para Truss, ese es otro riesgo en su plan para enfrentar una crisis económica tan severa como ninguno de sus predecesores recientes haya debido encarar. Hay mucho en juego y las expectativas son bajas.

(cp/ers)

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