Reino Unido, Francia y el reconocimiento de Palestina
30 de julio de 2025
El cambio de rumbo en la política británica hacia Medio Oriente se produjo poco después de una reunión en Escocia entre el primer ministro británico, Keir Starmer, y el presidente estadounidense, Donald Trump.
Tan solo un día después, el martes 29 de julio, Starmer convocó a sus ministros a una sesión extraordinaria tras las vacaciones de verano y presentó públicamente en Londres el nuevo giro.
El jefe del Gobierno británico exige a Israel un alto el fuego inmediato, la renuncia a los planes de anexión en Cisjordania y medidas concretas que conduzcan hacia una solución de dos Estados.
De lo contrario, Reino Unido seguirá el ejemplo de Francia en septiembre y reconocerá a Palestina como Estado independiente. Según Starmer, la soberanía palestina es un derecho inalienable del pueblo palestino. Su Gobierno utiliza ahora el posible reconocimiento como medio de presión política para forzar avances en la solución de dos Estados.
Responsabilidad histórica
Hasta ahora, Londres ha pospuesto repetidamente el reconocimiento de un Estado palestino, en parte por su responsabilidad histórica. Entre 1920 y 1948, Gran Bretaña fue potencia mandataria en Palestina y, por lo tanto, compartió la responsabilidad colonial por las crecientes tensiones entre los inmigrantes judíos y la población árabe mayoritaria.
En la Declaración Balfour, que lleva el nombre del entonces ministro de Exteriores británico Arthur Balfour, Gran Bretaña prometió a los judíos en 1917 un "hogar nacional" en esa región, sin tener en cuenta de manera efectiva los derechos políticos de la mayoría árabe de la población.
Tras el fin del mandato y la fundación del Estado de Israel, en 1948, Gran Bretaña reconoció rápidamente a Israel. En cuanto al reconocimiento de Palestina, el Gobierno británico definió como principio que este no debía ser unilateral, sino que tendría que formar parte de un paquete de paz global. Esto también tenía motivos estratégicos, puesto que Londres no quería poner en peligro sus estrechas relaciones con Washington y Jerusalén.
Protestas callejeras, encuestas, base laborista
La histórica reserva de los británicos se encuentra cada vez más bajo presión. La guerra de Gaza, desencadenada por el ataque terrorista de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, en el que murieron unas 1.200 personas y 251 rehenes fueron secuestrados, está provocando tensiones masivas en la política interior británica.
En ciudades como Londres, Manchester o Glasgow se producen regularmente manifestaciones masivas para pedir el fin de la ocupación israelí y el reconocimiento de Palestina. Estas protestas no solo están respaldadas por los grandes sindicatos, sino también por organizaciones de izquierda activas desde hace años, como la "Palestine Solidarity Campaign" o la "Stop the War Coalition".
El exlíder del partido laborista Jeremy Corbyn, figura simbólica de las protestas, exige el fin de todos los suministros de armas a Israel y, hace unos días, anunció la creación de su propio partido. Corbyn fue expulsado del partido laborista en 2020 por negarse a aceptar las conclusiones de una comisión de investigación, según las cuales el antisemitismo se había extendido entre las filas del partido bajo su liderazgo.
Una reciente encuesta de YouGov realizada esta semana muestra que casi dos tercios de los seguidores laboristas están a favor de que el Gobierno británico reconozca un Estado palestino.
En la Cámara de los Comunes, 221 diputados, entre ellos numerosos miembros del grupo parlamentario laborista, firmaron recientemente una carta en la que exigían el reconocimiento inmediato. Numerosos ministros del Gobierno de Starmer también están presionando en este sentido.
Presión creciente sobre Downing Street
Con este cambio de rumbo, Keir Starmer cede, al menos en parte, a esta presión. Por un lado, el primer ministro británico subraya que no se puede equiparar "a Israel con los terroristas de Hamás".
Al mismo tiempo, critica duramente la guerra y la política de ocupación israelíes en la Franja de Gaza: "Ahora vemos en Gaza, debido a un catastrófico fracaso de las medidas de ayuda, bebés y niños hambrientos que están demasiado débiles para mantenerse en pie, imágenes que nos acompañarán toda la vida. El sufrimiento debe terminar".
Las Naciones Unidas y las organizaciones humanitarias advierten de una hambruna masiva en Gaza. Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha declarado recientemente que "no hay hambruna en la Franja de Gaza".
Según datos del Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás, hasta julio de 2025, más de 60.000 personas han perdido la vida a causa de la guerra, casi la mitad de ellas mujeres y niños. Estas cifras no pueden verificarse de forma independiente, entre otras cosas porque Israel niega el acceso de los periodistas a Gaza.
Londres sigue a París, con reservas
El cambio de rumbo de Starmer es también una reacción a la iniciativa del presidente francés, Emmanuel Macron, de reconocer a Palestina durante la Asamblea General de la ONU, en septiembre, "en nombre de una paz justa y duradera". Francia quiere así reactivar el proceso de paz y dar peso internacional a la solución de dos Estados, explicó Macron el 24 de julio en París.
A diferencia de Macron, Starmer sigue considerando el reconocimiento como la última opción, en caso de que Israel no tome medidas para reducir la tensión hasta entonces. Por lo tanto, la postura de Londres parece más reactiva que proactiva. Los observadores hablan de un acto de equilibrio entre el posicionamiento moral y la consideración de la política exterior de Estados Unidos.
El presidente estadounidense, Donald Trump, se mostró cauteloso tras su reunión con Starmer en Escocia a principios de semana. Dijo que no se había hablado de un Estado palestino, pero que no tenía "ningún problema" con ello. Al mismo tiempo, advirtió que no había que recompensar a Hamás. Por su parte, el primer ministro israelí, Netanyahu, reaccionó con dureza: el reconocimiento sería un "acto de apaciguamiento hacia los yihadistas" y "fortalecería el terrorismo".
Requisitos del derecho internacional
Actualmente, 147 de los 193 Estados miembros de la ONU reconocen la condición de Estado de Palestina. La controversia que se está librando actualmente en varios países europeos sobre el momento adecuado para el reconocimiento de Palestina se produce en un contexto en el que aún no se dan los requisitos del derecho internacional para un Estado palestino con capacidad de actuación.
Falta un territorio claramente definido, un gobierno unificado y el control independiente de áreas centrales como la seguridad, la justicia o la protección de las fronteras. En la declaración sobre el cambio de rumbo de su Gobierno, el primer ministro británico subrayó que Hamás no debía desempeñar "ningún papel" en un futuro Gobierno.
(ms/cp)