Reinventando el árbol de Navidad
23 de diciembre de 2005Sorpresa causa en la mayoría de los alemanes enterarse de que también en América Latina se ha impuesto desde hace largo tiempo el clásico arbolito de Navidad, cargado de velas o guirnaldas de luces y adornos alusivos a esta fiesta. Más los divierte enterarse de que se suele simular nieve con trocitos de algodón o de que hay sufridos personajes dispuestos a disfrazarse de Papá Noel, con atuendo polar, pese a que imperen temperaturas cercanas a los 30 grados en los países del sur. Pero la Navidad tiene mucho de tradición y ésta se mantiene, cueste lo que cueste.
Novedosos y llamativos
No obstante, en la propia Alemania que es cuna de tantas costumbres navideñas, hay quienes optan por la innovación. Estudiantes y profesores de la Escuela Superior de Diseño de Karlsruhe llevaron a cabo una exposición con novedosas creaciones de árboles de Navidad. Uno de los inventos más llamativos es el "Superfantastic Christmas Tree", un pino de plástico instalado sobre cuatro ruedas, que amenaza con atropellar a los visitantes de la muestra. También llaman la atención un árbol navideño hecho de ajíes o chiles, otro a base de botellas vidrio verde llenas de cerveza y un tercero, hecho con señales triangulares de tránsito.
Arbolitos políticos
Pero no todos los arbolitos innovadores son divertidos. El único árbol natural incluido en la exposición tiene una apariencia tradicional pero, si se lo mira de cerca se descubre un mensaje político: está decorado con fotos de la prisión de Abu Ghraib, en Irak, que muestran los vejámenes a que fuero sometidos los prisioneros. Junto a él resuenan, en vez de villancico, las palabras de un discurso del presidente estadounidense, George W. Bush. No es el único ejemplar que sirve para exponer una crítica. Un estudiante presenta un arbolito pequeño, comprimido entre dos placas de vidrio transparente. "La navidad me oprime", es el título de esta obra. Su autor, sin embargo, asegura que le gusta celebrar esta fiesta pero que aborrece las decoraciones clásicas. Cada quien tiene su gusto. ¿Por qué no expresarlo entonces en el árbol? Las posibilidades son múltiples y la invitación de la Escuela de Diseño de Karlsruhe es extensible a todos.