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Relaciones ruso-germanas: un año difícil

Autor: Andreas Brenner/ Cristina Papaleo16 de noviembre de 2012

El encuentro de Angela Merkel y Vladimir Putin en Moscú se lleva a cabo con el trasfondo de importantes divergencias entre ambos Gobiernos, especialmente en lo referente a valores democráticos.

Imagen: picture-alliance/dpa

Por primera vez desde el retorno de Vladimir Putin a la presidencia, este 16 de noviembre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente ruso se reúnen en Moscú a fin de realizar consultas intergubernamentales. Merkel participará junto a Putin de una sesión del foro civil “Diálogo de Petersburgo”, que también se lleva a cabo este viernes en la capital rusa.

La cumbre ruso-alemana fue postergada varias veces luego de la asunción de Putin, y después del enroque en el Kremlin, el nuevo primer ministro -y ex presidente-, Dimitri Medvédev, estuvo a punto de visitar Alemania por invitación de Merkel para participar el 31 de mayo en el Consejo del Mar Báltico, pero no se hizo presente. Merkel se reunió, en cambio, con Putin un día después, el 1º de junio, en Berlín.

Ausencias y dudas

Durante un largo tiempo no se definió cuándo viajaría Putin a Alemania luego de volver al Kremlin. Moscú señalizó que Putin podría visitar primero Bielorrusia, luego Kazajstán, y después Alemania. Finalmente, el presidente ruso voló a Berlín, pasando por Minsk, permaneció en la capital germana solo algunas horas y siguió más tarde viaje hacia París.

El Diálogo de Petersburgo se lleva a cabo desde el año 2001.Imagen: DW

También se esperaba una visita oficial del presidente alemán, Joachim Gauck, a Rusia. Pero Gauck no concurrió a la apertura del “Año Ruso-Alemán” en Moscú, en junio de 2012. Algunos observadores dicen que Gauck no le tiene demasiada simpatía al exoficial de la KGB.

El fin de la paciencia

Ya inmediatamente después de haberse llevado a cabo elecciones parlamentarias en Rusia, a comienzos de diciembre de 2011, hubo varias desavenencias entre Berlín y Moscú. El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, exigió que se investigara un posible fraude en los comicios, y manifestó, en nombre del Gobierno alemán, su pesar por el hecho de que en las elecciones presidenciales, en marzo de 2012, no se habían respetado ni con mucho las normas internacionales.

Manifestación contra presunto fraude electoral en Moscú. (Archivo).Imagen: dapd

Más allá de eso, Putin hizo oídos sordos al llamamiento de Merkel sobre la necesidad de una reforma política y social en Rusia. Por el contrario: luego de la vuelta de Putin al poder se aprobaron leyes que limitan cada vez más la libertad de reunión y de manifestación en ese país. Las autoridades rusas tienen facultades, por ejemplo, para calificar de “agentes extranjeros” a las organizaciones no gubernamentales que reciben ayuda financiera de otros países.

Todas esas leyes fueron criticadas en Alemania, pero la condena a la banda punk Pussy Riot por vandalismo y odio religioso fue la gota que colmó el vaso. También Angela Merkel criticó el veredicto y dijo que era “desmesurado y duro, e incompatible con los valores europeos”.

Posiciones opuestas en torno a Siria

Berlín y Moscú tienen posiciones totalmente opuestas en lo referente al conflicto en Siria. Westerwelle dijo a su homólogo ruso, Sergei Lawrov, a comienzos de 2012 que Rusia “está del lado erróneo de la historia” si sigue apoyando al régimen de Bashar Al Assad. A lo que Lawrov respondió luego en Berlín que el ministro germano de Exteriores no es quien escribe la historia. Más tarde, durante el encuentro de la canciller alemana con el presidente ruso, el 1º de junio, en Berlín, se dice que Merkel pidió a Putin que concediera asilo político a Assad. “Interpretamos esa propuesta como un chiste”, dijo entonces Lawvrov.

Westerwelle y Lawrov: diálogo difícil.Imagen: picture alliance / dpa

Otro punto de discusión fue provocado por las palabras del responsable para Rusia del Gobierno alemán, Andreas Schockenhoff, acerca de que Moscú perdería su posición en el mundo árabe luego de la caída del régimen sirio. El ministerio ruso de Exteriores reaccionó severamente a esas declaraciones. Además, Schockenhoff ya había criticado en diversas oportunidades los déficits democráticos y del Estado de derecho en Rusia, por lo cual Moscú solicitó a Berlín retirarlo de su cargo.

“Creciente control de la sociedad civil”

Como si todo esto fuera poco, también una resolución acerca de Rusia, aprobada por el Parlamento alemán el 9 de noviembre de este año, e impulsada por Schockenhoff, reavivó las discrepancias entre ambos gobiernos. En la resolución se manifiesta que, desde el regreso de Putin al poder, en mayo de 2012, la Justicia rusa ha tomado medidas que “apuntan a un control cada vez más estricto de la sociedad civil, a criminalizar cada vez más las participación activa de la sociedad, y a acentuar el curso de confrontación con los críticos del Gobierno”.

Andreas Schockenhoff, responsable para Rusia del Gobierno alemán.Imagen: picture-alliance/dpa

Justo antes de las consultas ruso-germanas y del “Diálogo de Petersburgo”, el clima político entre ambos países está signado por las disonancias, algo que, seguramente, marcará el encuentro en Moscú.

Autor: Andreas Brenner/ Cristina Papaleo

Editor: Enrique López

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