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Renacimiento del movimiento contra la energía atómica

Pablo Kummetz11 de noviembre de 2008

Miles de manifestantes, incidentes, politización: el movimiento antinuclear experimenta un fuerte renacimiento en Alemania.

Bloqueo de la entrada a Gorleben: la Policía, dispuesta a intervenir.Imagen: AP

Acompañado de manifestaciones y bloqueos, un transporte de contenedores con elementos radiactivos provenientes de Francia atravesó Alemania el fin de semana. Mientras que el sábado unas 16.000 personas se manifestaron pacíficamente ante el depósito nuclear provisional de Gorleben, en Baja Sajonia, el domingo se produjeron enfrentamientos entre la Policía y adversarios de la energía atómica.

Anteriormente habían sido bloqueadas ferrovías y en parte dañadas. Todo parece indicar que atentados incendiarios contra equipos de señales ferroviarias en varios Estados federados estuvieron motivados por el transporte de residuos nucleares.

Un manifestante es detenido.Imagen: AP

Al final todo terminó aparentemente como siempre: los residuos radiactivos fueron depositados, como estaba planeado, en Gorleben. Pero no fue como siempre. Esta vez, la cantidad y militancia de los adversarios de la basura nuclear fue particularmente grande.

La discusión en relación con el uso de energía atómica en Alemania es nuevamente virulenta. Justamente en un momento en que en todo el mundo se experimenta un renacimiento de la energía nuclear. Por ello, lo sucedido no es casualidad.

Si bien las protestas contra el transporte de residuos atómicos provenientes de la planta de retratamiento de La Hague, Francia, a través de Alemania y su depósito provisional en Gorleben siempre tuvieron lugar las últimas décadas, esta vez los manifestantes recibieron mucho apoyo de toda Alemania, tanto político como sindical.

Una alianza rediviva

La alianza rediviva de adversarios de la energía nuclear atraviesa hoy nuevamente todo el espectro político y social, desde los partidos políticos, pasando por los sindicatos, las Iglesias y grupos de la sociedad civil. Incluso el Sindicato Metalúrgico del Estado de Baja Sajonia, donde se halla Gorleben, llamó a relanzar un amplio movimiento formal antiatómico, algo que no sucedía desde hace tres décadas.

Contenedores con residuos atómicos altamente radiactivos en el depósito de Gorleben.Imagen: AP

Los nuevos vientos dan impulsos también a Los Verdes. El movimiento antiatómico fue uno de los motivos esenciales para la fundación del partido ecologista, en enero de 1980. Ahora ya nadie duda que la energía nuclear se transformará el año próximo en un candente tema electoral.

Luego del arribo al poder de la coalición socialdemócrata-verde, en 1998, el gobierno negoció con las empresas energéticas un paulatino abandono de la energía nuclear en el país. No obstante, con el aumento del precio del petróleo y la dependencia del gas ruso, grandes sectores de los partidos conservadores y liberales alemanes quieren ahora dejar sin efecto esas medidas y construir incluso nuevas centrales atómicas.

Activistas de Greenpeace encienden bengalas en Gorleben, en protesta contra el depósito de residuos atómicos.Imagen: AP

Mientras tanto, el problema de fondo persiste: ¿qué hacer con los residuos atómicos? El periodo de semidesintegración de material radiactivo es enorme: en el caso del plutonio, por ejemplo, una reducción de la radiactividad a la mitad lleva 24.000 años.

No existen depósitos definitivos

Depósitos definitivos para material altamente radiactivo no existen en ningún país del mundo. El material altamente radiactivo representa en Alemania sólo el uno por ciento del total, pero el 99 por ciento de las radiaciones. Según datos del Ministerio Federal alemán de Protección Atómica, hasta fines del año pasado se habían generado en Alemania 12.500 toneladas de basura atómica altamente radiactiva.

Para la basura atómica de radiactividad baja y media existían en Alemania dos depósitos finales: Asse y Morsleben. En el ínterin, ambos están cerrados. A partir del 2013 se planea llevar los residuos menos radiactivos al depósito de Konrad, también en Baja Sajonia. Hace poco, el depósito de Asse saltó a los titulares de la prensa al trascender que agua penetra en el domo de sal, poniendo en peligro su estabilidad. Las galerías cavadas en la sal podrían colapsar. Ya ahora se registran emanaciones de agua salada radiactiva.

En el mundo existen 210 centrales atómicas con 439 bloques de reactores, con una potencial total de 372 GW, en 31 países. Dos tercios de la potencia total está instalada en Estados Unidos (104 reactores), Francia (59), Japón (56) y Alemania (17), según datos del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).

En Europa, 18 países generan energía atómica. Austria e Italia han abandonado ya su uso. Bélgica, Alemania y Suecia lo han aprobado y lo están implementando paulatinamente. En España es tema actualmente.

Que, en vista de los problemas irresueltos y los peligros que conlleva la radiación, el movimiento antinuclear vuelva por sus fueros Alemania en un momento en que se registra un intento de reflotar la energía atómica, realmente no puede extrañar.

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