Renuncia comisionado de Derechos Humanos de Bukele
19 de mayo de 2025
El comisionado presidencial de Derechos Humanos y Libertad de Expresión del Gobierno salvadoreño, el colombiano Andrés Guzmán, informó su renuncia, que coincide con la detención de al menos tres activistas salvadoreños.
Guzmán publicó una misiva en la que se le informa que Bukele aceptó su renuncia a partir del 16 de mayo.Imagen: Salvador Melendez/AP/dpa/picture alliance
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"Hoy cierro un capítulo que marcó profundamente mi vida y me llenó de aprendizajes junto al pueblo salvadoreño y al liderazgo transformador del presidente Nayib Bukele", publicó Guzmán en X, a casi dos años de su nombramiento, y acompañó su mensaje con una carta fechada el 15 de mayo en la que comunicó a Bukele su renuncia.
Guzmán señaló que "renuncio con gratitud y admiración, consciente de que el camino hacia grandes cambios nunca es recto ni simple, pero siempre necesario. Seguiremos avanzando, construyendo futuros donde la dignidad, seguridad y justicia sean realidades para todos".
También publicó una misiva en la que se le informa que Bukele aceptó su renuncia a partir del 16 de mayo y se le pide el cierre de procesos y entrega de expedientes.
Tres activistas detenidos
Esta renuncia se conoce en momentos en los que las autoridades salvadoreñas han detenido al menos a tres activistas.
Se trata de la jefa Anticorrupción de la organización humanitaria Cristosal, Ruth López; del abogado ambientalista Alejandro Henríquez y el presidente de una cooperativa de campesinos, José Ángel Pérez.
Guzmán negó violaciones de derechos en El Salvador
Guzmán ha negado en diversas ocasiones que en El Salvador, a pesar de diversos informes de organizaciones locales e internacionales, se violen derechos humanos y que el Estado ataque la libertad de prensa.
Aseguró, durante una audiencia virtual en ese momento, que "no hay una sola denuncia" de agresiones contra periodistas en la Fiscalía y Procuraduría, sin mencionar las denuncias que periodistas han presentado ante la Fiscalía General por espionaje con el software Pegasus.
En julio de 2024, negó ante la CIDH que en las cárceles salvadoreñas se realicen torturas y desmarcó al Estado de las muertes de personas detenidas.
"En El Salvador, acá en los centros penales, no hay torturas. Aquí no se asesinan a las personas, esto no es una lucha política, no son centros de concentración", aseguró, en ese momento, Guzmán.
rml (efe, @andresguzm)
En la prisión de máxima seguridad de El Salvador
La prisión CECOT es sinónimo de enjuiciamiento implacable de las pandillas. Aclamada por sus partidarios como un modelo de éxito, los críticos instan al respeto de los derechos humanos.
Imagen: MARVIN RECINOS/AFP/Getty Images
Duras condiciones carcelarias
Los miembros de pandillas viven hacinados en la prisión de máxima seguridad de El Salvador. Los reclusos duermen en literas de acero sin colchón, solo pueden salir de sus celdas 30 minutos al día y no tienen derecho a recibir visitas. Algunos cumplen condenas de hasta 200 años.
Imagen: MARVIN RECINOS/AFP/Getty Images
Un símbolo en la lucha contra la delincuencia de bandas
En el CECOT (Centro de Confinamiento del Terrorismo) hay alrededor de 15.000 prisioneros. Esta prisión de máxima seguridad forma parte del programa del presidente Nayib Bukele para combatir el crimen organizado en El Salvador. En 2022, el mandatario declaró el estado de emergencia. Desde entonces, casi 80.000 personas han sido arrestadas.
Imagen: Juan Carlos/dpa/picture alliance
Los tatuajes de pandillas
Los cuerpos de los reclusos están cubiertos de tatuajes de pandillas; las siglas "MS" representan a la Mara Salvatrucha o MS-13. A finales de la década de 1990, las pandillas rivales Barrio-18 y MS-13 libraron una brutal guerra por el control del tráfico de drogas y la extorsión en El Salvador.
Imagen: MARVIN RECINOS/AFP/Getty Images
Duro con el crimen
Los asesinatos y la actividad criminal de las pandillas han disminuido drásticamente desde que el Gobierno de Bukele implementó su política de mano dura, lo que muchos salvadoreños consideran un gran éxito. Sin embargo, oenegés de derechos humanos denuncian que los reclusos son privados de contacto con sus familias y abogados, y que muchos son forzados a confesar mediante violencia.
Imagen: Juan Carlos/dpa/picture alliance
Cadena perpetua
Un miembro de la pandilla Barrio-18 muestra sus tatuajes en la cabeza, los brazos y el torso. Fue condenado a 200 años de prisión. Para muchos internos, la realidad es clara: nunca saldrán con vida de la prisión más grande de América Latina.
Imagen: MARVIN RECINOS/AFP
Deportes supervisados
Bajo estricta vigilancia, los reclusos pueden salir de sus celdas una vez al día durante 30 minutos para realizar ejercicios en un pasillo central de la prisión. Aproximadamente 1.000 guardias penitenciarios, junto con 600 soldados y 250 policías, vigilan a los prisioneros las 24 horas del día.
Imagen: MARVIN RECINOS/AFP
Audiencia judicial virtual
En una pequeña sala, dos reclusos siguen virtualmente una audiencia judicial, una de las pocas oportunidades que tienen para salir de sus celdas, además del tiempo destinado a hacer ejercicio. El presidente Bukele presume del CECOT como el modelo emblemático de su Gobierno en la lucha implacable contra el crimen organizado.
Imagen: MARVIN RECINOS/AFP/Getty Images
¿Inocente en prisión?
Si bien muchos defensores del Gobierno celebran su política como un modelo exitoso, en El Salvador se siguen reportando detenciones arbitrarias. En 2024, se reconoció oficialmente la inocencia de numerosos reclusos y alrededor de 8.000 personas fueron liberadas. La organización de derechos humanos Socorro Jurídico Humanitario cree que aún hay muchas más personas encarceladas injustamente.