Toneladas de desperdicios inundaron las playas de ese país del Caribe. Voluntarios sacan basura que vuelve a reaparecer con cada nueva ola.
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Normalmente las olas del mar llevan agua a las playas, donde bañistas ansiosos esperan el momento de mojarse y jugar con los vaivenes de la marea. Normalmente. Pero la enorme cantidad de plástico que usamos a diario poco a poco provoca trastornos que son imposibles de obviar, y que cada vez afectan de forma más visible la vida diaria de todos nosotros. Un ejemplo de ello lo viven las antaño prístinas playas de República Dominicana.
Las autoridades de ese país del Caribe han reconocido su preocupación por las interminables oleadas de basura que están llegando a sus costas, fenómeno que pone en riesgo no solo la salud de sus habitantes y la calidad de la vida marina, sino también el turismo, una de las actividades que más ingresos genera a la economía local. Por ello, se inició una campaña para limpiar las playas. El problema es que lo que hoy se limpia amanece tapado en desechos al día siguiente.
Más de 500 voluntarios se ofrecieron para hacer frente a un problema que se repite desde hace más de una semana. El Ministerio de Obras Públicas estima que a diario los voluntarios, así como efectivos del Ejército, recogen hasta 70 toneladas de basura. El paso de la tormenta Beryl aumentó las dimensiones del problema, pues desperdicios provenientes del centro del país llegaron a las costas a través de los ríos Ozama e Isabela.
La ONG Parley calificó la situación de "alerta de emergencia plástica” e hizo un llamado a reducir el uso de los plásticos. Que el problema es de carácter global lo prueba el hecho de que el secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió el Día Mundial de Medio Ambiente que la mejor forma de usar el plástico es no usándolo o reciclándolo. "Si no puedes reusarlo, rehúsalo”, afirmó. Varios países han prohibido las bolsas plásticas, pero el problema va mucho más allá, pues prácticamente todo está envuelto en plástico: los juguetes, la ropa, las revistas, los libros y a veces incluso hasta las frutas.
Diego Zúñiga (CP)
Alternativas a los plásticos de usar y tirar
La Comisión Europea planea prohibir productos desechables como las pajitas, los platos o los cubiertos de plástico. Pero eso no significa que tengamos que prescindir totalmente de estos prácticos utensilios.
Deje de aspirar
Cada año, miles de millones de pajitas terminan en los basureros o, peor aun, en nuestros océanos. Esta es la razón por la cual la UE quiere prohibir las pajitas de plástico. Para aquellos que no quieran dejar de usarlas, existen alternativas ecológicas para disfrutar de nuestras bebidas. Y para que Marco Hort rompa su propio récord de 259 pajitas metidas en la boca...
Imagen: AP
Bébaselo, cómaselo
Las pajitas de plástico que acaban en el océano a menudo son comidas por los peces. Para proteger el medio ambiente, ahora puede comerse la pajita usted mismo. La empresa alemana Wisefood ha desarrollado una pajita comestible hecha con los restos de la producción alemana de zumo de manzana. Si no le gusta la idea, también puede usar pajitas reutilizables hechas de metal, bambú o vidrio.
Imagen: Wisefood
Tenedores sabrosos
No hay cifras fiables de la cantidad de cubiertos de plástico que se usan una vez y se desechan. Pero son suficientes para que la UE quiera suprimirlos. Si no puede utilizar cubiertos de metal, puede probar nuevas versiones comestibles. La compañía india Bakey's ofrece tenedores hechos con harina de sorgo. SpudWares, con sede en California, a base de almidón de papa. ¡Qué rico!
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Scholz
Sin restos
Ya que hablamos de alternativas comestibles a los cubiertos de plástico, también se puede comer el plato. La compañía polaca Biotrem ha desarrollado unos hechos de salvado de cereales. En caso de que ya esté satisfecho con su comida y no quiera más, no se preocupe. Los platos son orgánicos y se descomponen después de treinta días.
Imagen: picture-alliance/dpa/A. Reszko
Vasos de plástico
Además de prohibir el uso privado de productos desechables, la Comisión Europea también quiere animar a las cadenas de comida rápida, cafeterías y bares para frenar el uso de los vasos de plástico. Quinientos mil millones se consumen cada año. Un solo uso y al vertedero por una eternidad. Varias compañías los ofrecen a base de plantas: parecen vasos de plástico, pero sirven para hacer compost.
Imagen: picture-alliance/empics/D. Thompson
Reutilizar, reutilizar, reutilizar
La forma más fácil de reemplazar los vasos de plástico es usando tazas reutilizables. Pero no siempre tenemos a mano nuestra taza de café cuando estamos en la calle. Un proyecto piloto en Berlín permite a los amantes del café tomar en préstamo una taza reutilizable hecha de bambú a cambio de un pequeño depósito y devolverla en otro café al terminar de beberlo.
Imagen: justswapit
Oídos limpios, océanos sucios
Otro producto de plástico que a la UE le gustaría ver desaparecer son los bastoncillos de algodón. Cuando se tiran al inodoro, van al alcantarillado y terminan en el mar, donde los animales los confunden con comida. Hay alternativas sin plásticos con el palito hecho de bambú o papel. Pero no son necesariamente más ecológicos. Lo mejor es dejar de usarlos por completo, dicen los especialistas.
Imagen: picture alliance/dpa/Wildlife Photographer of the Year /J. Hofman
Más plástico que peces en 2050
De los cerca de 300 millones de toneladas de desechos pláticos que se producen al año en todo el mundo, se calcula que unos ocho millones acaban en el mar. Es un material que no se degrada. Los investigadores advierten de que para 2050 podríamos tener más basura plástica que peces en los océanos.
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