Fracasa en Senado de EE.UU. protección TPS para venezolanos
30 de julio de 2019
Una iniciativa de senadores demócratas para aprobar por consenso proyecto para dar a venezolanos el Estatuto de Protección Temporal (TPS), que impide su deportación y les da permiso de trabajo, fracasó este 30 de julio.
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"Lamento que nuestro colega de Utah objetara", dijeron Bob Menendez y Dick Durbin tras no lograr que se aprobara el proyecto sin enmiendas, a pocos días de que el Senado inicie el receso estival que se extiende hasta septiembre. Después de ese descanso, la ley tendrá otra oportunidad en la Cámara Alta.
La semana pasada, la Cámara de Representantes aprobó por 272 votos a favor y 158 en contra el proyecto para dar esa protección migratoria a los venezolanos, pero la iniciativa tiene un futuro sombrío ya que los republicanos son mayoría en el Senado y el presidente estadounidense, Donald Trump, es contrario al uso del TPS.
Republicanos impidieron protección especial para venezolanos
Creado en 1990 con fines humanitarios, el TPS es un beneficio migratorio temporal que otorga el gobierno de Estados Unidos a extranjeros presentes en su territorio que no pueden volver a su país de origen por desastres naturales o conflictos armados. "Esta es una legislación que se necesita de forma urgente y que hubiera otorgado una protección temporal, este es un tipo de personas que necesita ser protegido", se lamentó Menendez citando el informe de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, que denunció cerca de 7.000 presuntas ejecuciones extrajudiciales en Venezuela en el último año. "Hubo un contundente voto bipartidista en la Cámara de Representantes", destacó Menendez en su alegato.
Venezuela, gobernada por el presidente Nicolás Maduro cuya salida impulsan Estados Unidos y medio centenar de países, atraviesa una debacle económica sin precedentes en la historia reciente de la región, que según la ONU ha forzado en los últimos años la salida del país de unos 3,7 millones de personas.
La posibilidad de dar un TPS a venezolanos es complicada dada la dura política migratoria del presidente Trump, quien desde que asumió en 2017 ha buscado revocar este beneficio vigente, entre otros, para El Salvador, Honduras y Nicaragua. En una entrevista con la cadena VOA la semana pasada, el emisario de Estados Unidos para la crisis venezolana, Elliot Abrams, se pronunció en contra de la posibilidad de ese estatuto de protección.
jov (afp, vozdeamérica)
Los venezolanos encuentran refugio y solidaridad en Colombia
Maicao es famosa por su tráfico de drogas y personas, violencia y explotación sexual. Los refugiados venezolanos que viven allí son un blanco fácil. Pero un centro de recepción dirigido por ACNUR ofrece una salida.
Imagen: DW/Eline van Nes
Esperar en fila por comida
Los migrantes venezolanos hacen fila para verificar su número de registro y otros detalles antes de recibir su almuerzo. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU sirve comida tres veces al día.
Imagen: DW/Eline van Nes
Un techo en circunstancias difíciles
Filas de carpas provistas por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) se extienden para los venezolanos migrantes en el centro de recepción en Maicao y brindan la mayor comodidad posible en estas circunstancias.
Imagen: DW/Eline van Nes
Buscar una salida
El centro de recepción recientemente inaugurado en Maicao, en la región de La Guajira, una colaboración entre ACNUR y las autoridades colombianas, es el primero de su tipo en Colombia. Las agencias gubernamentales locales y nacionales solicitaron ayuda a ACNUR debido al constante flujo de migrantes y refugiados venezolanos que cruzan la frontera hacia Maicao.
Imagen: DW/Eline van Nes
Sin un propósito y con la salud amenazada
Domingo Fernández, un experiodista y profesor de 72 años, solía escuchar sobre los refugiados y verlos en las noticias, pero nunca pensó que terminaría en un refugio también. Habiendo trabajado la mayor parte de su vida, ahora se siente inútil. Cada mañana se levanta, espera su desayuno y riega el área cerca de la entrada de su tienda de campaña porque el polvo está afectando sus pulmones y ojos.
Imagen: DW/Eline van Nes
Esperando una vida mejor
Rusmari Luna trajo un brazalete de Venezuela que su madre le hizo para el viaje. Tuvo que irse con sus hijos porque ya no podía mantenerlos. Ella cuenta que algunas personas en Venezuela entregan sus hijos a otras familias, otras los abandonan en las calles. También dice que encontraba esas historias difíciles de creer, pero ahora entiende lo desesperadas que están algunas de esas personas.
Imagen: DW/Eline van Nes
Soñar con casa
Rosmery Castillo dejó Venezuela hace un mes con dos de sus hijos y dejó un tercero con su hermano. Era enfermera en Valencia, pero la alta inflación desaparecía su salario mínimo y la dejaba sin casi nada para comprar comida. Ella planea regresar a Venezuela tan pronto como la situación mejore para estar con su madre y su abuela, a quienes tuvo que dejar atrás.
Imagen: DW/Eline van Nes
Compartir el techo y la voluntad de sobrevivir
Rosmery Castillo (34, izquierda) y Vanesa Añez (19) no se conocían cuando ambas llegaron al centro de recepción de ACNUR al mismo tiempo. Ahora comparten una carpa.
Imagen: DW/Eline van Nes
Una mano amiga
Una clínica de la Cruz Roja Colombiana en el centro de recepción atiende los problemas de salud que pueden sufrir los migrantes y refugiados, como los problemas pulmonares causados por el polvo del desierto de La Guajira.
Imagen: DW/Eline van Nes
Solidaridad y entendimiento
La xenofobia siempre está acechando en el fondo, pero La Guajira tiene una conexión histórica con la ciudad venezolana de Maracaibo. Muchas personas de La Guajira se mudaron a Venezuela durante el conflicto colombiano de las FARC. Hay solidaridad entre personas de ambos lados. También hay muchos desplazados internos en Colombia, que entienden cómo es para los venezolanos estar en esta situación.
Imagen: DW/Eline van Nes
Tomar la ruta legal
El cruce oficial entre Colombia y Venezuela está marcado por algunas vallas y soldados haciendo guardia. Hay una forma oficial de cruzar entre Colombia y Venezuela, pero también unos 150 atajos ilegales, muchos de los cuales terminan justo en frente del cruce oficial.