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Retoques al proyecto constitucional de la Unión Europea

9 de julio de 2003

En las últimas negociaciones sobre el proyecto de Constitución para la UE se desechó el deseo alemán de eliminar el veto en política exterior. En cambio, el acceso al mercado laboral seguirá siendo asunto de cada país.

Joschka Fischer no logró todos sus propósitos, pero quedó satisfecho.Imagen: AP

Positivo es el veredicto del ministro de Relaciones Exteriores alemán sobre el proyecto constitucional elaborado por la Convención que dirige el ex-presidente francés, Valery Giscard d’Estaing. Joschka Fischer calificó el texto de "justo y equilibrado", pese a que en las últimas negociaciones no encontraron acogida los deseos alemanes de incluir la política exterior y la tributaria entre las materias en que las decisiones se tomarán por mayoría cualificada.

Temor a la pérdida de soberanía

Renunciar al derecho a veto en terrenos tan sensibles como esos, resultaba inaceptable sobre todo para Londres que no se ha destacado precisamente por su voluntad de integración política. De poco sirvió que el vicepresidente de la Convención, Giuliano Amato, hiciera notar que la toma de decisiones por mayoría en un organismo como la Unión Europea no equivale exactamente al proceso que se lleva a cabo al interior de los parlamentos nacionales.

Según argumentó, no se trata de que las minorías simplemente sean pasadas por alto, sino de inducir a entendimientos previos a la votación. Dicho de otra forma, quienes detentan una postura minoritaria no podrían quedarse cruzados y apostar a la carta del veto, sino que tendrían que buscar forzosamente un acuerdo. Pero, ciertamente, no es fácil convencer a todos con tales reflexiones.

Inmigración y mercado laboral

Berlín, por su parte, logró que en el último esbozo constitucional se dejara sentado que cada país seguirá teniendo la potestad para resolver en forma autónoma sobre las regulaciones del acceso a su mercado laboral. Con una tasa de desempleo que supera el 10%, el tema resulta especialmente sensible para Alemania, de manera que Joschka Fischer abogó con vehemencia por evitar que quedara al arbitrio de la mayoría.

En cambio, el proyecto de Constitución prevé que los asuntos de inmigración en general, al igual que la concesión de asilo político, queden en manos de la Unión Europea. Cómo se logrará conciliar esto con el derecho de cada miembro a decidir sobre el acceso al mercado laboral es algo que no queda claro. Sin embargo, por lo pronto, el ministro de Relaciones Exteriores germano se muestra satisfecho con el texto y considera que tampoco podrá mejorarse "en los últimos milímetros" de esta larga negociación. Claro está que la palabra final la tendrán los jefes de gobierno y habrá que ver cuánto dejan en pie del borrador elaborado por la Convención.

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