El Frankfurter Rundschau, de Fráncfort del Meno: “ 'Rusia sin Putin' es la solución que proponen los manifestantes. Y no es lo mismo que 120 defensores de los derechos civiles alcen esta demanda, a que lo hagan 120.000 moscovitas más varias decenas de miles de personas en otras ciudades rusas. En la segunda ronda del enroque de poder entre Medvédev y Putin, la maquinaria de la ‘democracia guiada' se ha probado inservible. La prohibición de partidos políticos, y el paternalismo sobre los medios de comunicación, el Parlamento y los gobiernos regionales rusos –en una palabra, la anestesia del sistema político- despiertan resistencia en una clase media urbana creciente, que espera de la vida algo más que enfilarse hacia una jubilación incierta de la mano del ‘padre Putin' ”.

Süddeutsche Zeitung, de Múnich: “Con toda la cautela que merecen las analogías con la ‘primavera árabe', vale lo siguiente: no siempre es posible predecir cambios pronunciados. El enroque de poder pactado entre Medvédev y Putin causó irritación en Berlín. Pero aquí, como en otras partes, poco se previó la reacción que esta farsa, junto con los indicios de fraude en las elecciones parlamentarias, desplegaría. Nadie sabe qué alcanzarán aquellos que en las calles rusas piden elecciones libres. Pero por lo menos, esto amerita una nueva mirada de Occidente a este país. No son los opositores a Putin quienes tratan a Rusia con desprecio. Los arrogantes son quienes creen que los rusos no están preparados para la democracia.”

Acerca de la misión de observadores de la Liga Árabe en Siria, el Ostsee Zeitung, de Rostock, opina: “No puede pensarse verdaderamente que una delegación de la Liga Árabe salvará a Siria de una guerra civil. La represión brutal ejercida por el régimen de Assad, dominado por la minoría alauí, sobre la mayoría suní (que asegura representar a tres cuartas partes de la población), así como los más frecuentes atentados a manos de desertores del ejército, no prometen nada bueno.”

El Tageszeitung, de Berlín: “Para la oposición, el gran reto radica en que debe dialogar con un régimen al cual de hecho quiere derrocar. Está por verse en qué consistiría un acuerdo logrado en esta circunstancia. Lo cierto es que poco se ganaría con una salida del régimen de Assad que dejara incólume al omnipresente aparato de seguridad del Estado. La única opción para los opositores consiste en redistribuir a su favor el equilibrio del poder. Deben convencer a las muchas minorías del país de que tras la eventual caída del actual gobierno no deberán enfrentarse a un dominio islamista-suní. También deben despejar las dudas de la clase media siria, que teme que el país caiga en el caos en una era posAssad.”

Rheinische Post, de Düsseldorf: “Los observadores de la Liga Árabe deben echar un vistazo tras bambalinas. ¿De qué serviría que los emisarios viajen a través de Siria durante cuatro semanas y sean testigos de una maquinaria militar encadenada? La Liga Árabe debe buscar soluciones políticas a esta crisis; de otro modo, jamás habrá paz.”

Editor: Pablo Kummetz