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Reubicación de refugiados en Europa: un proceso lento

Megan Williams (EL/PK)10 de diciembre de 2015

La Unión Europea acordó reubicar a decenas de miles de refugiados que llegaron a los países del sur de Europa. El resultado hasta ahora ha sido magro, con solo 133 personas reubicadas desde Italia.

Imagen: Reuters/R. Casilli

Una tibia mañana de otoño, en el pequeño aeropuerto romano de Ciampino, 19 jóvenes originarios de Eritrea, vestidos con pantalones vaqueros y chaquetas de invierno, posaban para una foto grupal frente a un avión de la policía financiera italiana.

A unos metros de distancia, periodistas captaban con sus cámaras el momento histórico: era el primer grupo de refugiados en ser reubicados desde Italia a otro país de la Unión Europea.

Los eritreos ascendieron la escalera y desaparecieron dentro del avión. Poco después, la nave volaba rumbo al norte de Suecia.

Ese día representó un triunfo para Italia. Luego de meses de exigir ayuda a los demás países de la UE para hacerse cargo de las miles de personas varadas en territorio italiano, como parte de los términos del Acuerdo de Dublín (que estipulaban que los refugiados debían ser acogidos por el país de entrada a la UE), finalmente se había logrado un acuerdo para reubicarlos.

Políticos italianos y europeos repitieron a lo largo de la ceremonia que en los próximos dos años, 40.000 refugiados de Eritrea, Irak y Siria serían reubicados a otros países de la Unión Europea.

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La única sombra provino de Dimitri Avramopoulos, Comisionado Europeo de Migración, quien dejó en claro que el programa no era un cheque en blanco.

“Deben saber”, dijo a través de un altavoz momentos antes de que el avión levantara el vuelo, “que depende de nosotros decirles dónde serán reubicados, y si no quieren hacerlo así, desafortunadamente deben emprender el regreso a casa”.

Dos meses más tarde, solo 133 de los 40.000 refugiados han sido reubicados de Italia.

Marcha atrás

“A este paso, tomará hasta fin de siglo reubicar a estas 40.000 personas”, dice Ricardo Mattei, coordinador el gobierno italiano para los refugiados.

Sin embargo, Mattei defiende el programa, diciendo que él y otros han trabajado muy duro para acelerar todo este proceso, y no obstante, se han encontrado con numerosos obstáculos. Uno de ellos consiste en que, cuando la UE anunció el programa, no existían aún las estructuras legales y burocráticas para llevarlo a cabo. Ahora, tras los ataques terroristas e París, algunos países parecen dar marcha atrás.

Otra dificultad nace del hecho de que quienes huyen de la guerra desean por lo menos tener la oportunidad de decidir a qué país irán a parar. Andrea Costa, coordinador del centro voluntario para migrantes Baobab, dice que la ausencia de esta opción es una de las principales fallas del programa europeo de reubicación.

“Al principio pensamos que la reubicación funcionaría porque era una manera de superar las normas del Acuerdo de Dublín”, dice. Pero ahora, muchos eritreos que pretendían llegar a Alemania o a Suecia se rehúsan a dejarse tomar las huellas digitales apenas se percatan de que no decidirán a dónde serán reubicados. “Podrían acabar en Hungría, Polonia o Bulgaria. Y sabemos ya que Hungría y Bulgaria no son países seguros para los refugiados”, agrega.

Dimitri Avramopoulos puso los puntos sobre las íes en la ceremoniaImagen: Getty Images/AFP/A. Solaro

Construyendo confianza

De hecho, dos de cada tres solicitantes de asilo no permiten que sean registradas sus huellas digitales porque prefieren seguir su camino hacia el norte. Simona Spinelli, funcionaria encargada de la reubicación de migrantes, reconoce que este rechazo es un problema. Pero considera que su importancia ha sido exagerada. A los refugiados se les pregunta en qué país les gustaría ser reubicados, pero se les dice claramente que no hay garantías de que esto sea cumplido. Tampoco se impone presión a los refugiados para que se dejen tomar las huellas digitales, dice.

"Tratamos de construir confianza tanto entre los refugiados como entre los países receptores", afirma Spinelli. "El programa tiene solo dos meses y estoy satisfecha. Pero avanzamos con mucha precaución", indica.

Ricardo Mattei también insiste en que el programa funciona desde el momento en que deja a un lado a los traficantes de personas. “Detener la reubicación no hará que dejen de llegar refugiados, pero los aleja de estos traficantes y además proyecta una distribución más justa de los solicitantes de asilo. Se requiere tiempo para generar confianza. Y además, no olvidems que esto es un experimento”.

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