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¿Rompe el “no” británico la “Alianza de los Dispuestos”?

Hendrik Heinze /jov31 de agosto de 2013

A pesar de que la negativa británica a un ataque contra Assad tiene razones internas, las consecuencias son devastadoras: Cameron tiembla, Obama quedó solo y Putin celebra.

Cameron, Barroso y Obama en Irlanda del Norte, 2013.
Cameron, Barroso y Obama en Irlanda del Norte, 2013.Imagen: picture alliance / AP Images

La idea era formar una gran “Alianza de los Dispuestos” a castigar los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen sirio de Bashar al Assad y sus tropas. Al igual que en 2003, cuando 50 naciones se unieron para derrocar a Saddam Hussein.

Pero justamente el primer ministro Cameron, que en nombre de Gran Bretaña dijo muy temprano estar dispuesto a atacar militarmente a Siria, aún sin la venia de Naciones Unidas, perdió - aunque, por escaso margen - un voto de confianza en el Parlamento.

“Un hecho inesperado” para el politólogo alemán Kai Oppermann, del King's College, de Londres. “El primer ministro calculó mal la opinión sobre la acción tanto en sus propias filas como en la población”, dice Oppermann, quien concluye que “la amplia mayoría de los británicos no quiere que su país participe en ataques militares contra Siria”.

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Así mismo lo ve el profesor de la Universidad de Erlangen, Roland Sturm, quien hace ver que fue el amplio rechazo de la población a acciones militares lo que movió a los parlamentarios a votar contra los planes de Cameron: “En Gran Bretaña los políticos no pueden contradecir mucho a sus electores si quieren volver a ser elegidos”.

Relaciones británico-estadounidenses rasponeadas

Para el profesor Sturm, el voto contra Cameron tiene una fuerte connotación interna, ya que la mayoría de los británicos argumentaría que “es obvio que Gran Bretaña esté al lado de Estados Unidos, tanto como que Londres debe tener un lugar entre las potencias”. Según Sturm, “los británicos respaldan una alianza contra el mal, pero una a la que le vean un sentido político nacional”.

Pero la “relación especial” entre Londres y Washington va mal desde hace tiempo. Ya en 2003 el laborista Tony Blair fue tildado de “perro faldero de Bush”.

A esto se suma que justamente “esa confianza que necesitan los socios en caso de conflictos con terceros ha sido minada por el mismo Parlamento”, agrega Oppermann. Un hecho grave, toda vez que Gran Bretaña fue la que presionó acciones de Estados Unidos contra Siria.

Ahora serán los británicos los que decidan cuál va a ser su papel en el mundo. Habrá consecuencias internas y Cameron ya está temblando.

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La pérdida del respaldo de Gran Bretaña deja a Obama solo en el campo, tanto que el diario francés "L'Alsace" lo presenta como uno de esos comandantes de caballería que da la orden de disparar y sale corriendo. Obama ha dado a entender que atacaría a Siria, aún sin un mandato de la ONU.

Poco apoyo internacional a ataques

"Si el Consejo de Seguridad no es capaz de actuar, se formará una coalición", ha dicho, por su lado, François Hollande. Alemania, en cambio, se muestra prudente. Merkel ha dicho que la autoría de los ataques con gases químicos ya ha sido probada. Pero Alemania no participará en ataques militares, y menos sin autorización de Naciones Unidas. Polonia tiene una postura similar.

Turquía por su parte, cree que un ataque contra Assad acelerará su caída. Aunque los temores a represalias son grandes, toda vez que ambos países comparten 800 kilómetros de fronteras. También Israel apoya una operación militar, pero se abstiene de participar activamente en ella por temor a venganzas.

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