El Parlamento rumano respaldó la investidura del Gobierno del socialdemócrata Sorin Grindeanu, que quiere detener la emigración masiva “creando empleo de calidad y mejorando servicios públicos”.
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Un total de 295 parlamentarios del Partido Socialdemócrata (PSD) y de los liberales de la formación minoritaria ALDE respaldaron al Ejecutivo en el voto de investidura, mientras que 133 lo rechazaron, en una sesión televisada en directo. Grindeanu dijo que quería un país "normal", donde "la gente tenga las libertades y los derechos que tienen la gran mayoría de los ciudadanos europeos".
"Queremos inversiones extranjeras, que ofrezcan puestos de trabajo bien pagados para los rumanos", prosiguió Grindeanu. El nuevo Ejecutivo sustituye al tecnócrata encabezado por el excomisario de Agricultura Dacian Ciolos, que llegó al poder en noviembre de 2015 tras la renuncia del primer ministro socialdemócrata Victor Ponta por las protestas tras la muerte de 64 personas en un incendio en una discoteca de Bucarest.
EL PSD venció con el 45% de los votos en las elecciones del pasado 11 de diciembre con un programa que incluye subidas en los salarios de los funcionarios y de las pensiones, así como transporte ferroviario gratuito para los estudiantes, entre otras muchas medidas sociales.
Salario mínimo subirá de 276 a 320 euros
Además, el primer ministro ya ha anunciado que subirá el salario mínimo a partir del próximo mes de 276 a 320 euros, en un país en el que el sueldo medio ronda los 420 euros. Grindeanu confió en que parte de los tres millones de rumanos -alrededor del 15 % de la población- que han abandonado el país en los últimos diez años para buscar mejores condiciones de vida en otros estados de la Unión Europea (UE) puedan volver.
El nuevo jefe de Gobierno es un matemático de 43 años que fue ministro de Comunicaciones de diciembre de 2014 a noviembre de 2015 y ha desarrollado casi toda su carrera en la política local de la provincia occidental de Timis.
La primera candidata propuesta por el líder del PSD fue Sevil Shhaideh, quien habría sido la primera musulmana al frente de un Gobierno de la UE. Pero los servicios secretos habrían advertido que su marido, un sirio que emigró en 2011 a Rumanía y trabajó en el Ministerio de Agricultura de Damasco durante 20 años, mantiene contactos con el régimen de Bachar el Asad. A pesar de eso, Shhaideh, que pertenece a la minoría tártara musulmana, ha entrado en el nuevo Ejecutivo como viceprimera ministra, encargada del Ministerio de Desarrollo y Fondos Europeos.
JOV (efe, dpa)
Vida en el alcantarillado
Muchos niños en Bucarest, la capital de Rumania, tienen que vivir en los tubos de desagüe. Abandonados por sus familias, el único refugio que encuentran es bajo la tierra. Y para olvidar su tragedia consumen drogas.
Imagen: Jodi Hilton
Sin agua en el desagüe
Cristina, de 19 años, encuentra un poco de alivio aspirando los gases tóxicos de Aurolac. Como muchos niños y jóvenes, ella tampoco tiene un hogar ni techo. Cristina vive en el alcantarillado con sus primos y otros jóvenes. "No tenemos agua para bañarnos, ni nada que comer", dice. Mil de las 6.000 personas sin hogar en Bucarest son niños.
Imagen: Jodi Hilton
Abandono, orfanato, abandono
Bajo el suelo, muchos han hecho una "sala de estar". Carina vive aquí con otros jóvenes sin hogar en un enorme sistema de calefacción y cloacas de Bucarest. Sin acceso a electricidad, utilizan velas. Muchos de los jóvenes sin hogar creció en el sistema de orfanatos de Rumania y huyeron cuando eran lo suficientemente mayores para valerse por sí mismos.
Imagen: Jodi Hilton
Nueva generación de niños sin padres
25 años tras la revolución rumana, una nueva generación de niños drogadictos y sin hogar conquistó las calles y encontró refugio en las alcantarillas. Mona, de 19 años, está embarazada de su segundo hijo. Ella vive con su novio y su hija en el metro.
Imagen: Jodi Hilton
Sobreviviendo al frío
Remus, 20 años, duerme solo en un cuarto debajo de la ciudad. Su "hogar" es, en Piata Victoriei, una importante plaza en el centro de Bucarest. Remus dice que preferiría vivir solo que en la red de alcantarillado. Vive cerca de la instalación de calefacción urbana. Por lo tanto, se mantiene caliente en el invierno.
Imagen: Jodi Hilton
Deterioro histórico
El sistema rumano de orfanatos fue creado durante la época del dictador Nicolae Ceausescu, quien prohibió el aborto. Durante los primeros días del período postcomunista en los años 90, las condiciones en los hogares del Estado alcanzaron un deterioro histórico. Muchos niños huyeron y fueron en busca de un refugio.
Imagen: Jodi Hilton
Vendedores y consumidores
Un hombre en un parque, cerca de la estación de trenes del norte de Bucarest. El parque es un punto de encuentro para traficantes de drogas y consumidores. La Estación del Norte fue el primer lugar que los niños rumanos de la calle descubrieron el túnel bajo la ciudad.
Imagen: Jodi Hilton
Pobreza escondida
Una pareja de ancianos que vive en el sótano de un barrio de clase media en la capital de Rumania. Muchos de ellos se ven obligados a buscar protección bajo la tierra durante los meses de invierno.
Imagen: Jodi Hilton
¿Salvado de la tragedia?
Sergiiu, de 24 años, también creció en un orfanato. Huyó, vivió en las calles y consumió drogas. "También he vivido en alcantarillas, pero quería dejar las drogas. Por eso prefiero vivir debajo de un puente, en donde es más tranquilo", dice. Él acaba de culminar la escuela secundaria y buscar abandonar la vida de las calles.