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Rusia con Medvédev mantiene el rumbo de Putin

12 de diciembre de 2007

El presidente Vladimir Putin anunció su respaldo al viceprimer ministro Dmitri Medvédev como candidato a sucederle en el Kremlin. Y Putin se transformará seguramente en el próximo primer ministro, opina Ingo Mannteufel.


El juego de adivinanzas ha terminado. Desde hace meses no había otra interrogante en la política rusa que no fuera quién sería el sucesor del presidente Vladimir Putin, que según las leyes electorales rusas, no puede presentar por tercera vez su candidatura a las elecciones presidenciales de marzo de 2008.

Putin seguirá definiendo el rumbo en Rusia, en opinión de Ingo Mannteufel.

Putin se ha decidido. Dmitri Medvédev, primer viceministro y presidente del Consejo de Vigilancia de Gasprom, será, con el apoyo de Putin y de los partidos del Kremlin, el próximo presidente de Rusia. Y según muestra la experiencia durante las elecciones a la Duma a principios de diciembre de 2007, es prácticamente seguro que Medvédev resulte electo en la primera ronda de las elecciones presidenciales el 2 de marzo de 2008. El aparato de propaganda del Kremlin funciona excelentemente bien, los llamados “recursos administrativos” trabajan sin dificultades. Las últimas dudas en los resultados electorales deseados fueron eliminadas por las fuerzas de seguridad rusas.

Ante tales condiciones políticas en Rusia tampoco ayudan mucho las lamentaciones por la falta de perspectivas de la democracia rusa. Las aventuradas y tal vez prematuras esperanzas de una rápida democratización de Rusia fueron aniquiladas hace tiempo.

Con su decisión a favor de Medvédev el presidente ruso ha tomado una valiente determinación y respondido una serie de preguntas, sobre sí mismo y sobre el curso que seguirá el país.

La era del presidente Putin llegará a su fin en marzo de 2008. Dmitri Medvédev, de 42 años de edad, podrá permanecer en el cargo de presidente durante los próximos cuatro años, e incluso muy probablemente mucho tiempo más. Medvédev no es de ninguna manera un presidente ‘técnico’ que le guardará a Putin el puesto por un tiempo determinado. En este sentido Putin se ha mantenido fiel a sí mismo, pese a todos sus adversarios y sus seguidores más lambiscones. Pues siempre afirmó que no violaría la Constitución para mantenerse en el cargo.

El fin de la era presidencial Putin no es empero su fin como cerebro maestro de la política rusa. Putin seguirá teniendo, probablemente como primer ministro, una gran influencia sobre la política rusa, sobre todo porque no se espera ningún cambio político decisivo con Medvédev. El amigo de Putin desde hace muchos años tuvo entre sus anteriores tareas la conformación de la política de Putin convirtiéndose en responsable directo de ella. Medvédev seguirá por convicción propia en el hasta ahora principal objetivo de Putin: la modernización de Rusia como gran potencia. El leal tecnócrata Medvédev es para Putin el candidato ideal para continuar su propio rumbo sin tener que manipular la Constitución.

Un presidente Medvédev tendrá para Occidente la mancha de provenir del “sistema Putin”. Tampoco su anterior tarea como jefe del Consejo de Vigilancia de Gasprom mejorará su popularidad en Europa, dada la mala imagen del gigante energético ruso. Por otra parte, dentro de la actual élite de poder, Medvédev no es el peor candidato. Mucho menos aún en el círculo de los políticos que se mencionaban como sucesores potenciales de Putin. Como petersburgués y jurista Medvédev es considerado una de las cabezas más liberales de la élite del Kremlin. Además no tiene ningún vínculo directo con los servicios de seguridad soviéticos ni post-soviéticos. Por sus 42 años representa a la nueva Rusia con la que Europa y en general Occidente tendrá que aprender a vivir.

La decisión de Putin a favor de Medvédev podrá no tener apoyo en todas las fracciones del Kremlin. Pero Putin ha sido y sigue siendo la banda unificadora de los grupos de poder en Rusia. Los cambios de figuras en el puesto presidencial y sus consecuencias para el acceso a importantes recursos financieros y económicos serán visibles muy lentamente, sin embargo el proceso no estará exento de tensiones. La cuestión es si las primeras resquebraduras de la élite rusa en el Kremlin serán visibles antes de las elecciones en marzo y si con ello puede ponerse en peligro el escenario total de la transición de poderes. En ese caso Putin, quien habrá puesto su legado político en las manos de Medvédev, podría tener dificultades.

Ingo Mannteufel, director de la redacción online rusa

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