Rusia confirma autenticidad de restos de la familia Romanov
16 de julio de 2018
Justo 100 años después de la muerte del zar Nicolás II las autoridades rusas confirmaron este 16 de julio en Moscú la autenticidad de los restos mortales de la familia asesinada enterrados en San Petersburgo.
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Tras la realización de un análisis genético a los restos exhumados se pudo confirmar definitivamente que los huesos pertenecen a la familia del zar, informó la portavoz de la autoridad, Svetlana Petrenko.
Siete de los once restos mortales hallados han sido identificados como los del zar, su mujer, sus cuatro hijas y un hijo. La Iglesia ortodoxa rusa comprobará ahora los resultados del análisis de ADN.
La autoridad responsable en Moscú retomó en 2015 las investigaciones de la muerte de la familia gobernante en la noche del 17 de julio de 1918 después de que la Iglesia ortodoxa expresara sus dudas sobre si algunos de los restos encontrados realmente pertenecían a la familia.
Osamenta del heredero del trono en abedules
Los restos de dos personas fueron encontrados en 2007 en un bosque de abedules en el distrito federal del Ural. Entonces los forenses los atribuyeron sin ninguna duda al heredero del trono Alexéi y su hermana María.
Petrenko dijo que se compararon los restos con el ADN de otros parientes y desde el punto de vista científico no hay duda de que son de la familia.
Los Romanov fueron asesinados tras la Revolución de Octubre en la ciudad de Ekaterimburgo, en el Ural. Y en 1998 fueron enterrados en San Petersburgo. Dos años después la Iglesia ortodoxa rusa los nombró santos. En varios países hay descendientes de la dinastía.
JOV (dpa)
La encantadora San Petersburgo
La "capital al norte de Rusia" es como un tesoro, ya que tiene mucho que contar sobre la cultura, la historia y el presente de Rusia. La periodista de DW Svetlana Savchenko quedó impresionada con la ciudad.
Imagen: DW/S. Savchenko
Bailar en el casco antiguo
La noche en San Petersburgo es movida y, aunque haya frío, la gente sale a la calle. Hay muchos lugares donde se puede bailar a cielo abierto. La mayoría de las veces, un profesor de baile muestra cómo se hace y luego ya puede comenzar la fiesta.
Imagen: DW/S. Savchenko
En el río Neva
La periferia de la capital en el norte de Rusia, como se conoce a San Petersburgo, tiene su encanto. Huele a agua y el viento cortante no cesa de soplar, pero la gente ya no lo siente más. Al otro lado del río Neva se divisa la Iglesia de la Resurrección de Cristo, una de las más hermosas del país.
Imagen: DW/S. Savchenko
Iglesia de la Resurrección de Cristo
En este lugar, el Zar Alejandro II sufrió un atentado en 1881. Su hijo, Alexander III mandó erigir una iglesia para rezar por su padre. La iglesia se ha utilizado además como teatro y sala de conciertos. Tras 27 años de continuas reformas se ha convertido en un museo desde 1997.
Imagen: DW/S. Savchenko
Tras las huellas de los escritores
Las calles de San Petersburgo están llenas de recuerdos literarios para los rusos. En esta ciudad vivieron los héroes de los famosos escritores como Dostojewski, Tolstoi y Pushkin A veces detallaban las rutas de sus héroes de manera tan minuciosa que hoy podemos seguir sus huellas y sus destinos.
Imagen: DW/S. Savchenko
Viajar como en la época de los zares
Como en otras grandes ciudades europeas, en San Petersburgo también se puede viajar de forma tranquila. En el centro sobre todo puede encontrar con facilidad carruajes para ver los rincones de la ciudad.
Imagen: DW/S. Savchenko
Una ventana a Europa
En Rusia se dice que Pedro I de Rusia abrió una ventana a Europa con la fundación de San Petersburgo. Su residencia en Peterhof también estaba orientada hacia Europa. En el Golfo de Finlandia, los barcos podían navegar por el canal hasta el palacio para honrar al zar.
Imagen: DW/S. Savchenko
Palacio de Peterhof
La gran caía de agua ante el palacio consta de 64 cascadas y 255 esculturas. Cada escultura es una alegoría. La escultura del centro, por ejemplo, muestra a Sansón luchando contra un léon, y simboliza el triunfo contra Suecia en 1709, ya que el león se halla en el escudo sueco.
Imagen: DW/S. Savchenko
El teatro Mariinski
Los visitantes de la ciudad no pueden perderse el centro de ballet y ópera. Este edificio construido en 1860 (izquierda) se amplió en 2013 (derecha). En el teatro Mariinski se han estrenado muchos ballets y óperas rusos, como "Cascanueces" de Tschaikowski.
El parque forma parte de los cinco paisajes ajardinados y se halla a 30 km al sur del centro de la ciudad. Su diseño al estilo inglés fue expreso deseo de Catarina II, llamada la Grande.
Imagen: DW/S. Savchenko
El Palacio de Catalina
En el centro del parque se halla la indiscreta dacha del zar. Desde 1717 se reformó varias veces, ampliada por Catalina II y se convirtió en la sede del kaiser ruso.
Imagen: DW/S. Savchenko
Interiores dorados
Probablemente no se pueda ver tanto oro en el mundo como en los palacios rusos. Bartolomeo Francesco Rastrelli fue el responsable del diseño de la magnífica arquitectura del Palacio Peterhof y del Palacio de Invierno en San Petersburgo.
Imagen: DW/S. Savchenko
Catedral de Nuestra Señora de Kazan
Una de las iglesias más llamativas en San Petersburgo se construyó a principios del siglo XIX tomando como modelo la Basílica de San Pedro en Roma. Aquí se enterró al general Mijaíl Kutusow, un héroe de guerra quien luchó contra Napoleón.
Imagen: DW/S. Savchenko
Museo de Hermitage
Es uno de los museos de arte más grandes e importantes del mundo. Junto con el Palacio de Invierno, este museo forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO del centro de San Petersburgo. Si desea ver toda las exposiciones, tendría que caminar unos 25 km.