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Con la disolución de la Unión Soviética, la Flota del Mar del Norte entró en decadencia. Los submarinos atómicos se convirtieron en bombas de relojería. Hace diez años se firmaron varios acuerdos internacionales para eliminar desechos atómicos de tiempos de la Guerra Fría. Se trataba de evitar que material radiactivo cayera en manos de terroristas o que provocara un desastre medioambiental. Alemania suministra la tecnología necesaria. Bajo la dirección de técnicos alemanes, Rusia lleva diez años eliminando estos residuos nucleares. Está previsto que los alemanes finalicen su trabajo el año que viene.