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Rusia y la potencia de terciopelo

26 de noviembre de 2004

Por tercer día consecutivo, los editoriales europeos ponen la mira en Ucrania, socio estratégico de Rusia, pero también de la UE. El desenlace electoral en Kiev está abierto y podría haber sorpresas.

Putin y representantes de la Unión Europea, durante la cumbre bilateral en La Haya.Imagen: dpa

El parisino, Les Echos, escribe: Con seguridad, el ’njet’ de la Unión Europea durante la cumbre en la Haya fue formulado con reservas. Muy a menudo se ha acusado a la UE de ser demasiado tímida en lo que respecta a sus relaciones con Rusia. Sin embargo en la medida en que Vladimir Putin se muestra inamovible en torno a la crisis ucraniana, los 25 miembros de la UE han cumplido con su papel. Han recordado al Kremlin las reglas básicas del juego de la democracia, a un presidente que está dispuesto a tratarlas con los pies en su país y en su zona de influencia.

Putin: divide y vencerás

El Financial Times, de Londres, dice: “En sus relaciones con el presidente Vladimir Putin, Occidente ha alcanzado el punto en el cual cada quien tiene que mostrar el alma. Reticencias por escrito y protestas públicas contra la represión de la democracia en Ucrania no han tenido ningún efecto. Tampoco parecen estar dispuestos Washington, Roma, Berlín ni París a revisar sus relaciones con el Kremlin. El presidente ruso es un maestro en dividir a sus aliados. Ahora más bien es la postura europea la que resulta debilitada.

La mayor prueba geopolítica de la UE

Der Standard, de Viena, escribe: “En esta situación, la Unión Europea se encuentra tal vez ante su mayor prueba geopolítica. Debe evitar volver a la retórica de la Guerra Fría, pero defender los valores que son innegociables, que son fundamento de un orden de paz de largo plazo. Este papel de ’potencia de terciopelo’, debe resultarle más fácil a la UE, porque de por sí no tendría credibilidad si amenazara a Rusia con la posibilidad de imponer sanciones“.

Vecina estratégica de Europa

El suizo, Neue Zürcher Zeitung, dice: “En esta peligrosa situación, la Unión Europea podría asumir el papel de mediadora. En principio los sucesos en Ucrania no son de menos interés para Europa de lo que son para Rusia. Pues desde la entrada de Polonia y de Hungría en la UE, Ucrania se ha convertido en vecino directo de la UE. (...) En las negociaciones entre ambas fracciones en Ucrania, no resulta realista enfocarse únicamente en decidir quien ganó las elecciones presidenciales. Se trata de encontrar un entendimiento para revisar con credibilidad los resultados electorales que permitan decidir si las elecciones tienen o no que repetirse. En la solución de todas estas cuestiones, la UE tiene la oportunidad de poner a prueba constructivamente la capacidad de negociación de su política exterior“.

Dependencias peligrosas

El alemán Stuttgarter Zeitung, señala: “La Unión Europea amenaza a Ucrania con consecuencias, si no se revisa el resultado de las pasadas elecciones. Más importante que eso es el futuro de las relaciones entre la Unión Europea y Rusia. Ucrania depende tanto de Rusia como proveedor energético –gas natural, para más señas- como lo es Europa Central. La situación muestra cuán peligrosas pueden ser este tipo de dependencias para la capacidad de negociación de Europa. Las elecciones en Ucrania marcan un punto sin retorno. La desconfianza crece en donde se ha proclamado la confianza con ingenuidad“.

’Queremos ser parte de Europa’

La Repubblica, de Roma, apunta: “¿Podrá la Revolución de Terciopelo triunfar nuevamente en Europa? Mientras que los manifestantes ucranianos metían claveles en los escudos de la policía a su paso por las congeladas calles de Kiev, nos enviaron dos mensajes cargados de nobleza y desesperación: ’Queremos ser parte de Europa’ y ’queremos que haya un proceso a la europea’, es decir, pacífico. Si nosotros, los responsables de la Europa institucionalizada, no ayudamos con los medios necesarios a quienes nos miran con esperanza, entonces habremos traicionado los ideales que supuestamente representamos“.

Crítica al candidato de oposición

El ruso Isvestia, escribe: “En realidad Víctor Yúshenko no quiere ser presidente y hace todo por evitarlo. Su juramento y autoproclamación fue un acto totalmente ilegal e inconstitucional, con el que perdió fulminantemente su credibilidad. Tal vez no para quienes se encuentran en las plazas vestidos con color naranja. Ellos han sido contagiados con la euforia general. Más críticos reaccionan los simpatizantes de Yúshenko en las estructuras europeas. El resultado de la votación no fue ideal, pero peor que eso es la violación de la Constitución y de las leyes vigentes. Con ello Yúshenko se daña a sí mismo y a otros“.