Desde el nueve de junio, los suizos sólo tienen cabeza para el fútbol. Han olvidado que existe una vida al margen de la Copa del Mundo, que se siguen realizando operaciones y que para ello, se necesita sangre. Las donaciones de sangre han bajado de modo alarmante y la Cruz Roja teme que a principios de agosto, cuando el país se vacíe al dar comienzo a las vacaciones de verano, las reservas de sangre de los hospitales se encuentren bajo mínimos.

"Las reservas están a un nivel anormalmente bajo", dice la Cruz Roja. Y eso desde que, el nueve de junio, las donaciones se detuvieran como por arte de balón. Quizás ahora que Ucrania eliminó a Suiza del Mundial, tengan los suizos más interés por acudir a donar sangre.

Entre partido y partido

"Desde primeros de mes se ha gastado mucha sangre debido a la realización de intervenciones quirúrgicas que han requerido importantes cantidades", anuncia la Cruz Roja. Si entre partido y partido a los suizos no les da por acercarse al hospital más cercano, el país puede encontrarse ante "una penuria de reservas a principios de agosto".

Sin embargo, la cosa no es tan sencilla. En estos días de Mundial, el fútbol domina la vida. Del trabajo a la pantalla del televisor. De la pantalla del televisor a celebrar los triunfos, a llorar por las derrotas, a sufrir por el próximo partido. Entre tanto, la sangre ya no está como para ser donada: mezclada con cerveza, atiborrada de comida grasienta y poco sana. Ni la mente como para tener citas o hacer planes: aunque sea en el próximo hospital.

Los suizos aún no lo saben, pero Ucrania le ha hecho un favor a la salud del país.