Sacerdotes profesan la fe desde terrazas y helicópteros
10 de abril de 2020
Un Jueves Santo con misas y confesiones singulares en México, Colombia, Bolivia y Ecuador.
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La pandemia del coronavirus y las restricciones impuestas en la mayoría de los países para proteger a la población han llevado a curas católicos de América latina a buscar distintas y originales formas de profesar su fe, escuchando confesiones desde los automóviles u oficiando la misa desde lo alto de las terrazas y los helicópteros, según trascendió este jueves (09.04.2020).
Sacerdotes del turístico puerto de Acapulco, en el sur de México, ofrecieron este Jueves Santo la posibilidad a sus fieles de confesarse desde su automóvil, como medida para evitar contagios.
La Arquidiócesis de Acapulco habilitó el estacionamiento de su Instituto de Pastoral, en la tradicional zona de Caleta, para celebrar el sacramento de la penitencia y del perdón con fieles a bordo de sus automóviles.
Camionetas, sedanes y hasta motocicletas desfilan delante del confesionario improvisado del sacerdote Marco Antonio Galeana, sentado en un sillón de oficinista, con ruedas, y flanqueado por un gran crucifijo. "Vamos a estar a tres metros de distancia. El que se viene a confesar no se baja del auto, siempre va a permanecer en su auto y se le da un cubrebocas", explicó Galeana.
Diversas parroquias iniciaron transmisiones en vivo de sus tradicionales liturgias de Semana Santa a través de redes sociales, ante el cierre de templos y de la Catedral local por la emergencia sanitaria.
Cerca de la comunidad
Mientras, en la ciudad colombiana de Medellín, la cuarentena impuesta por el COVID-19 ha animado al padre Wilson Grajales Cano a celebrar misas en su terraza para llevar un mensaje de esperanza y fe tras la suspensión del el culto público en todos los templos.
"Un día me puse a observar la terraza de la casa cural y dije: 'voy a hacer una oración hoy en la noche'. Saqué un bafle y cuando terminé, la gente aplaudió", relató Grajales, párroco del Santuario Divino Niño.
"Cerrar el templo implicaba abrir otras estrategias para poder llegar a la comunidad", comentó.
Por su parte, el obispo auxiliar de Guayaquil, Giovanni Battista, bendijo este jueves desde el aire a la ciudad de Guayaquil, la más golpeada por el coronavirus en Ecuador, donde se prohibieron las procesiones de Semana Santa por la pandemia.
Usando una mascarilla y guantes y acompañado de un sacerdote, Battista subió a un helicóptero portando en sus manos una custodia dorada con la que impartió la bendición a Guayaquil (suroeste), capital de la provincia de Guayas, donde se concentra el 68% de casos de coronavirus y más de la mitad de los muertos en el país.
"Pedimos por todos los enfermos, por todas aquellas familias que llenas de fe y esperanza en el Señor confían en su infinita bondad y misericordia", se le escuchó decir durante la transmisión a través de Facebook Live, realizada por la Arquidiócesis de Guayaquil.
También un sacerdote boliviano impartió la bendición desde un helicóptero en la ciudad de Cochabamba, esparciendo el agua bendita desde los cielos para los feligreses confinados en sus casas.
gs (efe, afp)
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Cuarentena global: la vida en los balcones
Los toques de queda en muchas partes del mundo debidos a la pandemia del coronavirus han reanimado la vida en los balcones. En algunos casos con efectos bastante curiosos.
Imagen: picture-alliance/PIXSELL/N. Pavletic
¿Sala de concierto? Innecesario
Davor Krmpotic no tiene que tocar en una sala de concierto para llegar a miles de personas con su saxofón. Desde su balcón su música resuena sobre la ciudad portuaria croata de Rijeka con sus casi 130.000 habitantes. Su saxofón suena todos los días. Solo los ignorantes desearían que Krmpotic tuviese un piso en el sótano.
Imagen: picture-alliance/PIXSELL/N. Pavletic
Balcón simple, música alegre
La música en vivo no solo suena en Rijeka desde el balcón. A los miembros del Orquesta Barroca de Friburgo no les molesta los trastos a su alrededor. Tocando la "Oda a la alegría", de Ludwig van Beethoven, participaron en un "flash mob" de música en toda Alemania. Los conciertos de balcón en Italia sirvieron de modelo.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Seeger
Peligro mortal para los que no tienen un balcón
También en Bélgica, el Gobierno ha pedido a la gente que se quede en casa. ¿Y qué hace la gente que no tiene un balcón y aun así quiere tomar un poco de aire fresco? Siéntate en el alfeizar. Un movimiento equivocado y el virus sería la menor de tus preocupaciones.
Imagen: Reuters/J. Geron
¿El balcón como refugio? Mejor no.
Balcones del crucero "Spectrum of the Seas". El crucero partió de Alemania por primera vez hace un año. Ahora se encuentra en Australia, pero sin pasajeros. Son miembros de la tripulación que ahora disfrutan la vista hacia el puerto de Sydney desde los balcones.
Imagen: Getty Images/C. Spencer
Gran balcón, gran vista
Parece la última escena de una película de Hollywood, pero es una mujer pasando el rato en Katmandú. En la capital de Nepal hay un toque de queda desde hace dos semanas. Pero en lo alto se debería estar a salvo del virus.
Imagen: Imago Images/Zuma/P. Ranabhat
¿Cortar el pelo? ¡Adelante!
En Hula, en el sur del Líbano, un balcón se transforma en una peluquería. Parece ser una solución muy práctica: el pelo cortado simplemente se va con el viento.
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¿Conseguir comida? ¡Ningún problema!
La necesidad es la madre de la invención. Este buen hombre en Marsella no debe salir de su apartamento. Los vecinos han llenado una bolsa con alimentos para él. Ahora la sube con paños anudados.
Imagen: Getty Images/AFP/A.-C. Poujoulat
¿Ejercicios? ¡Claro que sí!
Sebastian Manko es un entrenador personal en Burdeos. Para asegurar que los residentes de esta casa de retiro en la ciudad francesa se mantengan en forma durante la pandemia, Manko ejercita con ellos. Eso sí, desde una distancia segura de ellos, quienes están particularmente en riesgo en la pandemia.
Imagen: Getty Images/AFP/N. Tucat
¿Deportes competitivos? ¡También son posibles!
Hans-Peter Durst es un atleta de alto nivel. Ganó dos medallas de oro en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro. Desde un accidente de tráfico hace 26 años su sentido del equilibrio se ha visto perturbado. Su campo de visión está restringido y su capacidad de reacción es reducida. Pero con el triciclo todo eso no es un problema. Durst sigue entrenándose, en su gran balcón.
Imagen: Getty Images/AFP/I. Fassbender
El tamaño importa
Este balcón en Mónaco ofrece un poco más espacio. Se extiende por dos pisos del Tour Odeón e incluso tiene una piscina con tobogán. Perfecto para pasar una cuarentena. Pero no es un placer barato: el balcón y el piso que lo acompaña cuestan alrededor de 300 millones de euros.
Humor negro en tiempos del coronavirus: mientras otros se tienen que quedar en sus cuartos, en Fráncfort del Óder un esqueleto tiene el balcón para sí solo.