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Sachsenhausen: de prototipo a monumento conmemorativo

22 de abril de 2018

El 22 de abril de 1945, el campo de concentración de Sachsenhausen fue liberado. El sitio conmemorativo recibe hoy a más de 700.000 visitantes al año. A pesar de las cifras, las autoridades están preocupadas.

Deutschland  KZ-Gedenkstätte Sachsenhausen
Cuarteles en el sitio del antiguo campo de concentración de Sachsenhausen. En el fondo de la foto, la puerta de entrada.Imagen: picture-alliance/dpa/S. Kembowski

Para Heinrich Himmler, el Reichsführer de las SS, personalmente imputado por Adolf Hitler, Sachsenhausen, fundado en 1936, era el ejemplo perfecto de lo que debería ser un campo de concentración. Y es que le sirvió como prototipo para todos los otros campos: la importancia ya era evidente por el hecho de que el centro administrativo de todo el sistema de campos de concentración se trasladó de la cercana capital imperial de Berlín a Sachsenhausen. En este lugar del terror llegaron a trabajar personas como el último comandante de Auschwitz, Rudolf Höss.

Más de 200.000 personas de toda Europa fueron encarceladas aquí desde 1936 hasta 1945. Sus torturadores los humillaron, atormentaron y obligaron a desempeñar trabajos forzosos para impulsar la industria alemana. Cuando los soldados rusos y polacos llegaron al campo de concentración, la mayoría de los prisioneros restantes ya había muerto. Muchos sucumbieron de agotamiento o murieron fusilados por los guardias. Sachsenhausen también fue un campo de exterminio, donde miles de soldados soviéticos fueron ejecutados y se llevaron a cabo experimentos con gas.

Los presos en los campos de concentración nazi como en Sachsenhausen fueron sistemáticamente reducidos a ser solo receptores de órdenes.Imagen: RBB

El 22 de abril de 1945, dos semanas antes de la rendición incondicional de la Alemania nazi el 8 de mayo, solo unos pocos prisioneros restantes experimentaron su liberación. El número de exreclusos de Sachsenhausen que regresan al servicio conmemorativo anual en el lugar más terrible de sus vidas es cada vez más pequeño. En solo unos años, no habrá más testigos directos. Günter Morsch, director del lugar conmemorativo y del museo de Sachsenhausen desde 1997, habla ya de una cesura, "lo que nuevamente nos da la tarea de reflexionar".

Advertencia contra la instrumentalización política

Para el historiador, dicha reflexión también incluye preguntas actuales, como por ejemplo: "¿Cómo lidiamos con la instrumentalización política?". En entrevista con DW, Morsch advirtió expresamente en contra de equiparar la ideología nazi con otros sistemas totalitarios. Las dictaduras comunistas, a fines de 1989, ya se habían despedido desde hace tiempo del estalinismo. Lo que significa: no eran regímenes completamente criminales. En el caso del nacionalsocialismo, sucedió exactamente lo contrario: "Cuanto más duraba, más radical se convertía el programa de exterminio".

Al observar la situación actual, Morsch considera importante distinguir entre extremismo de derecha y el antisemitismo. Lejos de lo que muchos esperarían, fueron los mismos alemanes quienes perpetraron actos antisemitas y no refugiados, según revelaron encuestas. Más del 90 por ciento de los ataques antisemitas provinieron de círculos de extrema derecha alemana "y no de migrantes o incluso refugiados".

Morsch también está preocupado por los éxitos de los grupos populistas de derecha. Con la llegada al Parlamento del partido de derecha Alternativa para Alemania (AfD), arribaron quienes "quieren sacudir y negar los cimientos de nuestra democracia", agregó.

Afilar la vista hacia los perpetradores

Por esa razón, en Sachsenhausen y otras instalaciones de la Fundación de Monumentos Conmemorativos de Brandeburgo, la museografía se centra más hacia los perpetradores desde hace algún tiempo. La mayoría de las exposiciones giraban anteriormente en torno a las víctimas y sus destinos. "Todavía queremos honrar a las víctimas y preservar su dignidad", enfatiza Morsch.

Sin embargo, se llegó a la conclusión de que el énfasis tuvo que ser cambiado a los motivos y estructuras de los perpetradores. Porque, con razón, más y más visitantes llegan y se preguntan: "¿Cómo fue esto posible?, ¿es hoy todavía posible?". Desafortunadamente, la segunda pregunta tiene que ser respondida afirmativamente, ya que "el nacionalsocialismo en realidad mostró en su forma más radical lo que el hombre es capaz de hacer, aún hoy".

En los diversos sitios conmemorativos de la Fundación de Brandeburgo, la política de exterminio sistemático de los nazis se ha presentado en exposiciones permanentes y especiales desde 1993. Ahora hay 90 publicaciones en forma de recordatorios, informes de sobrevivientes, estudios científicos y actas de congresos. Además de las charlas contemporáneas de testigos, se realizan representaciones teatrales, conciertos, conferencias y lecturas.

Obras de arte creadas en campos de concentración

El nuevo museo del memorial de Sachsenhausen exhibirá en agosto pinturas, gráficos y dibujos de ocho reclusos de los campos de concentración que se crearon en los campos y después de la liberación. Provienen de artistas de Alemania, Países Bajos, Austria, Polonia y República Checa. Otras paradas de la exhibición incluyen los memoriales de los campos de concentración de Theresienstadt y Cracovia.

De esta manera, la fundación también hace que parte de su extensa colección sea accesible para un público internacional fuera de Alemania. Incluye alrededor de 1.000 obras de arte, correos de reclusos con dibujos u objetos cotidianos. Los socios de la cooperación en este proyecto incluyen el Centro para las Artes Perseguidas en Solingen (Renania del Norte-Westfalia) y el Instituto Osnabrück de Historia Contemporánea e Investigación de la Migración Histórica.

Un dibujo del ciclo "Hay un camino hacia la libertad" del pintor y artista gráfico checo Vladimir MatejkaImagen: Stiftung Brandenburgische Gedenkstätten

El campo de concentración nazi se convirtió en un campo especial soviético

La Fundación de Monumentos Conmemorativos de Brandeburgo, fundada en 1993, fue la primera de su tipo y modelo a seguir para otros estados federados, incluyendo Baviera y Baja Sajonia con los campos de concentración Dachau y Bergen-Belsen. Una gran diferencia entre las fundaciones de Alemania oriental y occidental tiene que ver con la división alemana después de 1945. Los campos de concentración liberados en el territorio posterior de la República Democrática Alemana (DDR) fueron temporalmente campamentos especiales soviéticos en los que nazis reales y supuestos fueron encarcelados. Muchos no sobrevivieron.

En Sachsenhausen y Buchenwald (Turingia), este capítulo oscuro es parte del concepto general. Esta complejidad del pasado es un desafío particular, tanto conceptual como financieramente, para la Fundación de Monumentos Conmemorativos de Brandeburgo. Para el director Günter Morsch –que dejará el cargo en mayo– el balance del trabajo que desempeña la fundación es incierto. El orgullo de lo que se ha logrado se combina con las preocupaciones sobre cómo se puede mantener o incluso mejorar el nivel.

Desde el 15 de abril se puede ver en Sachsenhausen una exposición especial sobre los sucesos de hace 50 años.Imagen: picture-alliance/dpa/B. Settnik

La visitantes en Sachsenhausen apenas puede ser controlados. Es por eso que Morsch, con todo el agradecimiento por el apoyo otorgado hasta ahora, exige aún más apoyo del Gobierno federal en particular. Por ejemplo, ni siquiera el diez por ciento de los más de 700.000 visitantes pueden participar en visitas guiadas debido a la falta de personal especializado. Y sin voluntarios, la situación sería aún peor.

De Obersalzberg a Sachsenhausen

La infraestructura es, a pesar de la inversión de 60 millones de euros desde 1993, de ninguna manera perfecta, según el punto de vista de Morsch. El dinero se utilizó para renovar edificios históricos y construir otros nuevos. En promedio, eso fue apenas más de dos millones de euros al año. Con motivo de su despedida, Morsch no desea nada más urgente que un mayor apoyo del Gobierno. Su sucesor, Axel Drecoll, ciertamente estaría contento con eso. El joven de 43 años se muda de otro sitio conmemorativo a Sachsenhausen: vendrá de trabajar en la casa de vacaciones de Hitler en Obersalzberg, Baviera.

Autor: Marcel Fürstenau (few/rrr).

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