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Saddam Hussein: "no soy culpable"

Luna Bolívar Manaut19 de octubre de 2005

"¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quiere decir esta corte?": el ex dictador iraquí no reconoce la legitimidad del tribunal que, desde hoy, ha comenzado a juzgar los crímenes de la "era Saddam".

El proceso contra Saddam continuará en noviembre.Imagen: AP

En la llamada "zona verde" de Bagdad, donde se encuentra la sede del actual Gobierno iraquí, la embajada estadounidense y otros centros diplomáticos extranjeros, y donde la seguridad se escribe con mayúsculas, ha comenzado hoy el juicio contra Saddam Hussein. Después de tres horas, el proceso quedó postergado hasta el 28 de noviembre.

Saddam Hussein: desafiante ante el tribunal

"He dicho lo que he dicho. No soy culpable", contestó Hussein cuando el tribunal leyó la acusiación que pesa sobre él.

En una sala relativamente pequeña, el juez kurdo Dadyar Mohammed Amin dirige el proceso acompañado por cuatro magistrados. Otros 50 juristas, entre jueces y fiscales, cuyos nombres no se han dado a conocer por miedo a atentados, trabajan para el tribunal.

El abogado de Saddam Hussein es Chalil al-Dulaimi, que se ofreció a defender al ex dictador y es el único magistrado que Hussein aceptó tener a su lado.

"Esta es la primera sesión del caso número uno, el caso Dujail", dijo Amin al comenzar el juicio. Hussein, vestido de traje oscuro, se negó a dar su nombre cuando el tribunal le pidió que se identificase. "¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quiere decir esta corte?", dijo el ex dictador.

Tres horas más tarde la defensa alegó necesitar más tiempo para analizar los documentos y las pruebas contra Hussein, y el juicio quedó aplazado hasta de noviembre.

La matanza de Dedyeel

Saddam se enfrenta a la primera acusación: la matanza de 150 hombres.Imagen: AP

El tribunal especial se instituyó para juzgar los crímenes del régimen iraquí entre el 17 de julio de 1968, día en que el partido Baath subió al poder, hasta el uno de mayo de 2003.

Pero no se llevará a cabo ningún "súper proceso" contra el ex dictador y sus cómplices, sino 12 juicios independientes en los que se les acusa de diferentes delitos de lesa humanidad.

El primero de estos juicios, el que comenzaba hoy, trata de aclarar los sucesos acaecidos en Dedyeel en 1982, cuando después de un atentado frustrado contra Hussein el ex dictador tomó duras represalias contra la población de esta región chiíta, matando a unos 150 hombres.

El problema de la legitimación

Las tropas estadounidenses acabaron en 2003 con el régimen de Hussein.Imagen: AP

En el tribunal especial participan sólo magistrados y funcionarios de origen iraquí. De esta manera, los estadounidenses han querido dotar de legitimidad al proceso y evitar la sensación que muchos tienen de tratarse de un juicio guiado por fuerzas extranjeras.

"Que se trate de un tribunal nacional tiene ventajas y desventajas. Una ventaja es que así, entre la población, los verdaderos receptores del proceso, no se crea tan fácilmente la sensación de estar dominados por extranjeros […] Al mismo tiempo existe el peligro de que no se encuentren suficientes personas cualificadas e independientes para el tribunal. Seguramente saldrá posteriormente a la luz que un par de los que colaboraron con el tribunal tuvieron relacionados con el partido Baath", comentó a DW-WORLD Helmut Kreicker, director del Proyecto de Derecho Penal Internacional del alemán Max-Planck-Institut.

El derecho internacional se abre camino

Hussein podría haber sido juzgado en la Haya.Imagen: ICC

Con los juicios de Núremberg y Tokio, después de la II Guerra Mundial, el derecho adquirió una nueva dimensión: ciertos crímenes, los que se cometen contra la Humanidad, deben ser perseguidos y juzgados más allá de las fronteras nacionales.

Así nació el derecho internacional y el Tribunal Penal Internacional con sede en la Haya. Pero este derecho internacional necesita del compromiso de los Estados soberanos, puesto que no puede ejercer jurisdicción sobre ellos.

Saddam Hussein hubiera podido sentarse en la Haya en lugar de en Bagdad, como le sucedió a ex dictador yugoslavo Slobodan Milosevic. Diversas razones lo impiden: los estadounidenses no reconocen al Tribunal Penal Internacional, y la pena de muerte que amenaza a Hussein no es aceptada por las Naciones Unidas.

Aún así, Hussein será juzgado sobre la base del derecho internacional, lo que, según Kreicher demuestra que los estadounidenses "no quieren tener que responder ellos mismos ante la Corte Internacional [pero] el derecho internacional queda reconocido", dijo.

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