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Mané, humilde: “No necesito autos de lujo, prefiero ayudar”

18 de octubre de 2019

El atacante del Liverpool, uno de los jugadores mejor pagados del planeta, explicó en una entrevista por qué detesta los Play Station y adora, en cambio, construir hospitales y escuelas.

Senegals Stürmer Sadio Mane
Senegals Stürmer Sadio Mane
Senegals Stürmer Sadio Mane
Senegals Stürmer Sadio Mane
Senegals Stürmer Sadio Mane
Imagen: Getty Images/J. Soriano

En septiembre de 2018, se viralizó un video donde una persona limpiaba los baños de una mezquita. Nada extraordinario, si no fuera porque esa persona era Sadio Mané, uno de los futbolistas mejor pagados del mundo, estrella fulgurante del Liverpool dirigido por el alemán Jürgen Klopp e ídolo absoluto en Senegal. Lo que podría ser un simple ejercicio de relaciones públicas es, en el caso de Mané, algo mucho más profundo. El futbolista es conocido por ser un paladín de las causas nobles y lo de la mezquita es apenas un ejemplo más de ello.

Musulmán practicante, Mané acude habitualmente a orar a la mezquita Al Rahman, ubicada en la Mulgraver Street de Liverpool. Allí, como un fiel más, participa en todas las labores propias de la comunidad. Pero no solo eso: desde abril de 2018 colabora con un programa de prevención del VIH en Malawi. "Es una iniciativa que me llega al corazón, es importante ayudar a la gente, me hace feliz hacerlo”, dijo en esa ocasión el atacante del Liverpool.

Sin embargo, el noble corazón de Mané ha dado la vuelta al mundo esta semana gracias a una frase que dijo en una conversación con el programa "Talents d'Afrique” del canal senegalés TeleDakar. En una larga entrevista, repasó sus comienzos en el Metz francés, su exitoso paso por el Red Bull Salzburg de Austria, la escala en Southampton y la explosión total en Liverpool, equipo con el que ganó la Champions League (triunfo sobre Tottenham) y la Supercopa de la UEFA (triunfo sobre Chelsea). En ella también Mané habló de sus orígenes humildes, de su ambición por superar la pobreza y su admiración por el brasileño Ronaldinho.

Pero lo que más llamó la atención son las razones que entregó para ayudar a la pequeña localidad de Bambalí, a orillas del río Casamanza, donde creció. "Para qué querría diez Ferraris, veinte relojes de diamantes o dos aviones? ¿Qué harán esas cosas por mí y por el mundo? No necesito autos de lujo, casas de lujo, viajes ni mucho menos aviones. Prefiero que los míos reciban un poco de lo que la vida me ha dado”, dijo el atacante, cuyo salario anual bordea los 15 millones de euros.

Mané alza la Supercopa de la UEFA.Imagen: Reuters/J. Sibley

Mané entregó 300.000 euros para levantar una escuela, proyecta la construcción de un hospital y entrega mensualmente 70 euros a cada una de las familias de su barrio para "ayudar a la economía familiar”. Tampoco le gusta jugar PlayStation, una afición habitual entre los futbolistas, porque dice que le parece una pérdida de tiempo y no lo ayuda a ser un mejor profesional. Tampoco asiste a fiestas. "Yo pasé hambre, trabajé en el campo, jugué descalzo y no fui al colegio. Hoy puedo ayudar a la gente. Prefiero construir escuelas y dar comida o ropa a la gente pobre”, explicó.

En otra entrevista con el mismo medio fue consultado el 10 de octubre por el largo viaje que tuvo que realizar para jugar contra Brasil un partido amistoso pactado en Singapur. Tras 12 horas de vuelo, lo natural sería escuchar algún reclamo. Pero Sané no reclama. "Es nuestro trabajo, estoy orgulloso de defender la camiseta de mi país”, dijo con tranquilidad el futbolista. (ers)

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