Salida del Tratado INF: gana Rusia
23 de octubre de 2018El presidente Donald Trump optó por anunciar su intención de salir del tratado de armas nucleares con Rusia, legado –hace 31 años- por su antecesor e ícono republicano Ronald Reagan, en los términos más básicos y al margen de un mitin de campaña: "Rusia, lamentablemente, no ha respetado el acuerdo, por lo que vamos a rescindirlo y vamos a retirarnos".
¿Por qué el Gobierno de Trump quiere salirse del INF?
El improvisado anuncio de Trump tiene, sin embargo, un trasfondo. Comienza en 2014, cuando el Gobierno de Obama declaró oficialmente que Moscú había violado el acuerdo, al producir y probar un misil de crucero lanzado desde tierra y no cubierto por el tratado. El Kremlin rechazó el cargo, pero Washington no se dejó convencer. Desde 2014, cada informe anual del Departamento de Estado sobre cumplimiento de control de armamentos sostiene que Moscú está violando el Tratado INF.
Trump está en lo cierto al afirmar que Rusia no está cumpliendo con el acuerdo, confirma Alexandra Bell, quien trabajó en control de armas para el Departamento de Estado bajo el mandato de Obama y es ahora directora general de políticas en el Centro para el Control y la No Proliferación de Armas.
Pero la violación de Rusia se conoce desde hace años. Así que Bell no cree que baste para justificar que Trump declare la retirada de Estados Unidos de este histórico tratado, "ojo por ojo”, al margen de un mitin de campaña en Nevada. Esta decisión es "imprudente, peligrosa y completamente innecesaria”, dice, puesto que "no hemos agotado todas las opciones diplomáticas para arreglar este tratado, así que realmente no hay excusa para este particular paso."
Bell señaló los avances logrados el año pasado cuando Estados Unidos nombró oficialmente un misil ruso concreto, el Novator 9M729, indicando que violaba el tratado. En esa ocasión, si bien el Kremlin rechazó que el misil violara el acuerdo, admitió su existencia.
"Mientras todavía estamos frente a un estado de negación, al menos estamos hablando del mismo y exacto misil, de que existe, y eso deja una base sobre la cual avanzar", explica Bell. "Lo que no he visto por parte de Washington o Moscú es un claro esfuerzo concertado para abordar este problema entre los expertos técnicos", agrega y precisa que en los últimos 18 meses ha habido un solo diálogo formal de seguridad estratégica.
Otra razón a menudo mencionada por los funcionarios del Gobierno de Trump para abandonar el Tratado INF es China, que no forma parte del acuerdo y ha aumentado su arsenal de misiles mayormente convencionales en los últimos años, apunta Miles Pomper, experto en control de armas nucleares en el Centro para Estudios de No Proliferación: "Lo consideran obsoleto y creen que coarta a Estados Unidos en su creciente enfrentamiento con China".
Pero contrarrestar la acumulación de armas chinas tampoco es una razón convincente para renunciar al INF, según Pomper y Bell, ya que EE. UU. cuenta ya con opciones militares que podrían ser lanzadas desde el aire y el mar en Asia, con el fin de proteger los intereses de Washington y sus aliados en la región.
¿Quién está detrás del telón?
Existe un amplio consenso entre los expertos en control de armas de que el asesor de seguridad nacional de los Estados Unidos, John Bolton, es la fuerza que impulsa la salida de Washington del INF. Y, como suele ser suceder con las convicciones políticas clave de esta figura, Bolton ya describió su desdén por el INF en un artículo publicado en el Wall Street Journal en 2011.
Sin embargo, el incumplimiento de Rusia no fue el argumento presentado entonces por Bolton. Al contrario, Bolton escribió que "tanto Moscú como Washington tienen un interés común en no tener las manos atadas por un tratado que solo los vincule a ellos".
El tratado restringió a Estados Unidos (y a Rusia) no solo a la hora de contrarrestar la amenaza iraní, sino también la de China y Corea del Norte, argumentó Bolton, concluyendo que Washington debería buscar "expandirlo o eliminarlo".
"Esto es algo en lo que John Bolton ha estado pensando durante mucho tiempo", comenta Pomper, "porque a Bolton y a los funcionarios de ideas afines no les gustan esos tratados en primer lugar, así que están más que complacidos de que los rusos y Trump les provean la oportunidad de desmantelarlos".
Bell también cree que Bolton ha estado constantemente insistiéndole a Trump para rechazar el tratado, porque ella no cree que el presidente, por su cuenta, esté muy interesado en los detalles y posibles violaciones.
¿Favorecería una salida del INF a Washington?
No, opina Steven Pifer, ex alto funcionario del Departamento de Estado y embajador de Estados Unidos en Ucrania, quien formó parte del equipo designado por Washington para negociar el Tratado INF en la década de 1980:
"La decisión del presidente Trump de retirarse del Tratado INF ahora es un error", afirma. "Causará división dentro de la OTAN (altos funcionarios alemanes, franceses e italianos ya lo han cuestionado) y se culpará a Estados Unidos por la desaparición del tratado, a pesar de la violación rusa".
El principal beneficiario de una salida de Estados Unidos no será Washington, sino Moscú, agrega Pifer: "Una vez que caduque el tratado, Rusia tendrá la libertad de desplegar misiles terrestres de alcance medio para los cuales Estados Unidos no cuenta con una contraparte actualmente". Pero, incluso si EE. UU. desarrollara tal arma, señala, no está claro que la OTAN alcanzaría un consenso para desplegarla en Europa.
"Me opongo al plan de Trump tanto por la forma en que se está llevando a cabo como la sustancia", insiste Pomper. "Trump deja mal parados a los Estados Unidos frente a la comunidad internacional y particularmente frente a Europa occidental, por un fracaso que es principalmente culpa de Rusia. Creo que hay movimientos tácticos que los Estados Unidos podrían haber intentado para rescatar el tratado y, en caso de que esto fallase, que Rusia asumiera la culpa".
¿Puede Europa presionar a Trump a favor del tratado?
Europa debe y tiene que presionar a Trump para permanecer en el tratado, coinciden los expertos, aunque el historial de líderes europeos que intentaron cambiar la mentalidad de Trump en torno a su salida de acuerdos internacionales es sombrío. Ahí están la retirada de Estados Unidos del acuerdo climático de París y del acuerdo nuclear con Irán.
Más que eso, Europa lleva mucho tiempo ignorando las violaciones del tratado por parte de Rusia y la amenaza de una posible salida del INF por parte del Gobierno Trump, sobre la que se ha rumorado hace algún tiempo, añaden los expertos.
"No he visto ninguna referencia pública a ningún líder europeo que haya planteado esto a Putin", dice el ex embajador estadounidense en Ucrania, Pifer, ahora académico de la Universidad de Stanford y de la Institución Brookings: "No aprovecharon la oportunidad para ejercer cierta presión política sobre el Kremlin; si hubieran cambiado algo o no es ya otro asunto".
Su renuencia a abordar el tema antes implica también que tendrán ahora menos credibilidad al tratar de persuadir a Washington para que permanezca en el tratado, sugiere Pifer, pues el Gobierno de Trump bien puede decir ahora: "Si no les importó lo suficiente como para tratar la violación rusa a altos niveles con Rusia, ¿por qué les importa ahora que nos retiremos?"
Autor: Michael Knigge (rml/ers)