A los 16 años de edad, en 1881, Richard Strauss conoció al director de orquesta muniqués Hermann Levi. Este dirige la sinfonía en re menor de Strauss y queda fascinado con el joven genio: “Original e interesante. Pero es precisamente por ello que no la tendrá fácil”.

En 1885, con apenas 21 años, el joven Strauss recibe una oferta fantástica: Hans von Bülow, director de música en la corte de Meiningen, le ofrece el puesto de asistente de dirección. Después de su primer concierto Bülow habría dicho: “Si quiere, puede ser mi sucesor”.

Durante los ensayos de su primera ópera, “Guntram“, Strauss conoció a la soprano Pauline de Ahna y se enamoró de ella. Para Pauline compuso varias canciones, así como partituras de ópera. En 1894, Strauss se casa con ella y le dedica las canciones de la Op. 27.

El estreno de la ópera “Salomé” causa revuelo y es todo un éxito: Strauss fue el primero en atreverse a llevar a los escenarios de ópera tal mezcla de decadencia, erotismo y violencia. Los críticos se quejan de que es una “obra perversa”, el público aplaude y Strauss habla de un “éxito colosal”.

Después de conocer al poeta Hugo von Hofmannsthal y de ver su pieza de teatro “Electra”, en Berlín, ambos artistas deciden cooperar. Su primer proyecto conjunto es la ópera “Electra”. “Nacimos el uno para el otro”, escribiría Strauss en una carta dirigida al autor.

Junto con sus colegas y amigos, el director Max Reinhardt y el poeta Hugo von Hofmannsthal, Strauss impulsa en 1917 la fundación del Festival de Salzburgo. En 1922 dirige por primera vez en la sala grande del Mozarteum. El violinista Joseph Szigeti es el solista.

El 15 de julio de 1929 muere Hugo von Hofmannsthal. “Nunca ningún músico ha tenido la suerte de conocer a un promotor de su talla. Nadie en el mundo de la música lo podrá reemplazar”, escribe Strauss. En 1931 contacta al poeta Stefan Zweig, con quien decide crear la ópera “La mujer silenciosa”.

Los nazis declaran a Strauss persona non grata por trabajar con el poeta Stefan Zweig, de origen judío. Sin embargo, siguen usando su música como propaganda.

Strauss se desespera ante las devastaciones humanas y culturales de la Segunda Guerra Mundial y compone su “Metamorfosis”. En la partitura anota: “en memoria de”, pensando, probablemente, en los millones de muertos que se ha cobrado la guerra.