La République du Centre, de Francia: "Pese a las numerosas detenciones y a los procesos judiciales de índole política, el presidente no ha conseguido acallar las protestas en el país. ¿Acaso intentará un atrevido salto al vacío, y endurecerá aún más su posición? ¿O deberá ceder a la presión del ayatolá Ali Khamenei, líder espiritual que hasta ahora se había mostrado solidario con él? El hecho es que la comunidad internacional fortalece las amenazas de sanciones mientras que el presidente se pierde en exabruptos frecuentes. En Irán ha comenzado una preocupante cuenta regresiva, que podría traer consigo las consecuencias más nefastas:"

Contradicciones

La Stampa, de Italia: “El régimen de Teherán aún es fuerte, y goza de un apoyo considerable entre la población. A pesar de ello, algo está a punto de cambiar. Pese a los muertos, la oposición ha podido apuntarse algunas victorias. Puede decirse a ciencia cierta que la represión de los meses pasados ha fracasado; es decir, que la oposición ha sentado profundas raíces en la población. El régimen tampoco ha podido resolver las contradicciones internas: está el clero que apoya la protesta y el clero cercano a Alí Khamenei. La derecha tradicional, a su vez, se confronta con los neoconservadores que apoyan el programa militar-industrial.”

Molestia inevitable

El Alemania, el General Anzeiger, de Bonn analiza las repercusiones del atentado fallido en un vuelo con destino a Estados Unidos: “Que nadie se equivoque: Alemania es un país seguro, mas no es una isla bendita. El terorismo se ha hecho presente de nuevo. Sus actos son posibles en cualquier momento, incluso entre nosotros. Los controles de seguridad se volverán más estrictos. Será inevitable molestar a los pasajeros. Pero, ¿qué más da una hora más, o una hora menos?”

Desamparo

Märkische Allgemeine, de Potsdam: “El atentado que por fortuna resultó fallido deja dos cosas en claro: una, que pese a las ingeniosas medidas de control, no es posible lograr la seguridad total. El que las aerolíneas obliguen a los pasajeros a permanecer sentados y a no abrir sus equipajes de mano una hora antes del aterizaje, es más bien un gesto de desamparo. El segundo punto puede sonar inconveniente, pero no hay manera de evitar lo que los musulmanes predican entre sus propios fieles: el terrorismo no es una forma de devoción, sino un crimen.”

Editor: José Ospina