En el espacio de Schengen aumenta la inquietud a causa de la anunciada “política de vallas” de los países del Grupo de Visegrád. ¿Qué posición tienen Bulgaria, Croacia y Rumania respecto al debate de refugiados?
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En la actualidad, los cuatro países que conforman el Grupo de Visegrád, Polonia, Eslovaquia, Checoslovaquia y Hungría, son los mayores críticos de la política de refugiados de la canciller alemana. Rechazan un sistema de cuotas europeo para distribuir a los refugiados, y ahora incluso amenazan con construir nuevas vallas de alambre de púas en sus fronteras para aislarse por completo de la UE. Bulgaria y Macedonia están dispuestas a ayudarlos y levantar vallas en sus respectivas fronteras con Grecia, en caso de que Atenas no logre controlar la crisis de refugiados.
Esto generaría un efecto dominó: Grecia prácticamente quedaría “excluida” del espacio de Schengen; además, el acuerdo de Schengen en sí se volvería letra muerta. Desde el punto de vista de Croacia, Bulgaria y Rumania -los tres países miembros de la UE más jóvenes del Este de Europa- esto en sí todavía no sería una catástrofe, puesto que aún no forman parte del espacio de Schengen.
Bulgaria y Rumania aún deben implementar importantes reformas judiciales y avanzar en la lucha contra la corrupción.
Apoyo para construir vallas
El año pasado, Croacia solicitó la adhesión al espacio de Schengen. No obstante, de momento la membrecía no juega un papel tan importante en Croacia como la “política de vallas” de los países vecinos. En enero, el líder del partido gobernante HDZ, Tomislav Karamarko, dijo que el país cerraría sus fronteras en caso de que Eslovenia y Austria lo hicieran. Croacia no debe convertirse en el “apéndice de Europa”, agregó.
Según un reciente estudio de la Fundación Friedrich Ebert, el hecho de que Rumania aún no forme parte de Schengen ha evitado que la crisis de refugiados se agudice en el país. Este no es muy popular entre los solicitantes de asilo, puesto que, por lo general, un permiso de residencia en Rumania no vale para los países del espacio de Schengen.
En ese sentido, Bulgaria tampoco es muy atractiva para los refugiados. Sin embargo, es uno de los países de tránsito en la ruta de los Balcanes. Desde 2014, ya cuenta con una valla en su frontera con Turquía. Ahora, los países de Visegrád ofrecen a Bulgaria ayuda financiera para que también construya una valla en su frontera con Grecia.
¿Más cerca de Schengen?
Desde su adhesión a la Unión Europea en 2007, Bulgaria y Rumania son sometidos a monitoreo en materia de Justicia y lucha contra la corrupción. Poco antes de la cumbre de la UE que tendrá lugar mañana jueves, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, prometió al primer ministro rumano que estos mecanismos de control serían levantados a más tardar hasta el año 2019.
Bulgaria y Rumania esperan poder acelerar este proceso e influir sobre las negociaciones de adhesión a Schengen a través de la postura que adopten en la crisis de refugiados. Mientras que Bulgaria pareciera buscar el apoyo de los países de Visegrád, Rumania rechaza la “política de vallas” de esta alianza. No obstante, tampoco está dispuesta a aceptar sin condiciones el sistema de cuotas propuesto por Angela Merkel.
El negocio con los refugiados (29.10.2015)
Miles de refugiados atraviesan Serbia rumbo a los países occidentales de Europa. Para los comerciantes en las proximidades de los campamentos representan un negocio lucrativo. Diego Cupolo reporta desde los Balcanes.
Imagen: DW/D. Cupolo
¿Conductor de autobús o coyote?
En los Balcanes, el negocio del transporte crece vertiginosamente. En la entrada del campamento de refugiados en Presevo (Serbia), el albanés Liridon Bizazli ofrece un servicio de transporte en autobús a Croacia por 35 euros. Como mesero solo gana unos ocho euros al día. Con la venta de boletos de autobús entre 50 a 70 euros.
Imagen: DW/D. Cupolo
Todos se ayudan
Pese a la ganancia que genera su negocio, Bizazli no está orgulloso de él. Asegura que a veces también transporta gratuitamente a familias con niños que no tienen dinero para pagar el pasaje. “Yo también fui un refugiado”, cuenta. “Los viajes en autobús deberían ser gratuitos. Europa da dinero a Serbia para que ayude a los refugiados, pero el Gobierno no hace nada.”
Imagen: DW/D. Cupolo
Demanda y oferta
Cada día, entre 8.000 a 10.000 refugiados arriban a Presevo. Debido a la creciente demanda, los negocios en la región han extendido sus horarios de apertura. A las tiendas de alimentos y cocinas rápidas no les faltan clientes. Los precios se han duplicado, en algunos casos hasta triplicado. “En ningún otro lugar en Serbia he visto una hamburguesa tan cara como aquí”, dice Bizazli.
Imagen: DW/D. Cupolo
Desde tarjetas SIM hasta carretillas
Aparte de comida, lo primero que los refugiados buscan en un nuevo país son tarjetas SIM para poder comunicarse con sus familias y amigos. Por ello, cerca de los campamentos de refugiados, muchos habitantes venden tarjetas telefónicas prepagadas. Pero también ofrecen otros objetos útiles, como esta carretilla para transportar a las personas débiles, como esta mujer kurda de Siria.
Imagen: DW/D. Cupolo
Vendedor de zapatos
Pese a la inminente llegada del invierno y el aumento de las lluvias, muchos refugiados continúan su camino descalzos. Stefan Cordez, coordinador para el sur de Serbia de Médicos Sin Fronteras, explica que por ello muchos sufren infecciones de la piel y se lastiman los pies. Bajo estas condiciones, la venta de calzado y calcetines es un negocio lucrativo.
Imagen: DW/D. Cupolo
Documentos de segunda mano
Los países a lo largo de la Ruta de los Balcanes deben registrar a todas las personas nuevas que arriban. Frente a algunos campamentos de refugiados las filas son kilométricas. La voluntaria Daniela Gabriel, de Presevo, cuenta que algunos conductores de autobuses recogen los documentos de las personas que han transportado a Croacia para vendérselos a las personas que no quieren hacer fila.
Imagen: DW/D. Cupolo
Falsas informaciones
En tanto, algunos taxistas y choferes de autobuses llevan a los refugiados que han pagado pasaje hasta Croacia a ciudades serbias, donde sus documentos son tramitados en oficinas de registro inexistentes, prosigue Gabriela. A fin de evitar que los refugiados sean víctimas de falsas indicaciones, reparte información al respecto en el campamento.
Imagen: DW/D. Cupolo
Robo en las autopistas
Otros ayudantes, que prefieren permanecer en el anonimato, cuentan que han sido amenazados de muerte por advertir a los refugiados de taxistas peligrosos. Alexander Travelle, voluntario de Presevo, relata que una familia fue asaltada con arma de fuego, después de haber pagado 80 euros por persona para ser transportada a Croacia.
Imagen: DW/D. Cupolo
Todos reciben su pedazo del pastel
Bizazli admite que paga cien euros de "mordida" o coima a la semana a la Policía local para poder vender sus boletos de autobús enfrente del campamento de refugiados en Presevo. “Simplemente les das lo que piden y te dejan en paz”, dice. También otros ayudantes saben de taxistas que sobornan a los agentes policiales.
Imagen: DW/D. Cupolo
Precios exagerados
Con la caída de las temperaturas, cada vez más hoteles ofrecen hospedaje a los refugiados. Sin embargo, aquellos que no pueden pagar los precios exagerados de las habitaciones son rechazados.