Se busca: Policía lucha por reclutar jóvenes aptos
Vera Kern
8 de noviembre de 2017
En la Academia de Policía de Berlín ha habido problemas con algunos alumnos, que supuestamente incluso han tenido conductas criminales. Hallar relevo adecuado para las filas policiales resulta difícil en toda Alemania.
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La semana pasada circuló entre policías una grabación anónima, en la que un instructor se quejaba de situaciones insostenibles en la Academia de Policía de Berlín. Hablaba de odio, resistencia al aprendizaje y violencia en un curso con muchos alumnos de raíces extranjeras. Al término del audio, según varios informes de prensa, el instructor concluye: "Estos no son colegas, son el enemigo. El enemigo en nuestras filas”.
Son acusaciones de peso, de las que se ocupó la Comisión del Interior del parlamento berlinés en una sesión extraordinaria. Según el Sindicato Alemán de Policías, algunas grandes familias árabes intentan infiltrar miembros en el servicio policial. El presidente de la Policía Berlinesa, Klaus Kandt, niega categóricamente semejante infiltración.
Pero estos no son los primeros reportes de problemas en la Policía capitalina. Se ha dicho que un estudiante de policía actuó en un porno, que otro traficó con drogas y que otro más reducía mercancías robadas.
Mercado difícil
¿Tan mal están las cosas? Lo cierto es que faltan jóvenes cualificados que se incorporen al servicio policial. Desde hace años se intenta reclutar gente apropiada mediante videos de rap, campañas en las redes sociales y avisos escritos en lenguaje juvenil.
"Se ha vuelto más difícil encontrar postulantes adecuados, porque en el mercado laboral hay otros actores que se llevan a la gente buena”, indica Ulf Küch, portavoz de la Asociación alemana de Funcionarios Criminalistas. Otras críticas se relacionan con los bajos salarios policiales, las jornadas laborales poco atractivas, con turnos de noche y fines de semana, y la permanente exigencia que conlleva ese trabajo.
Requisitos más flexibles
En Alemania, quien quiera ser policía debe cumplir los siguientes requisitos básicos: estar en buenas condiciones físicas, dominar el idioma alemán y tener una personalidad íntegra. Pero muchas veces los postulantes presentan déficits elementales. "Hay muchos que fracasan ya con un dictado”, señala Michael Haug, portavoz del Sindicato de Policías.
La policía ya ha flexibilizado algunas de las condiciones exigidas. En Baden Wuertemberg, por ejemplo, se admite desde comienzos de años a postulantes con tatuajes en los brazos o muñecas, siempre que no contravengan la Constitución y no sean discriminatorios. Tampoco la altura mínima requerida es condición indispensable. "No podemos permitirnos descartar a un postulante adecuado solo porque mide un centímetro menos”, dice Haug.
Escasez peligrosa
Una cosa es clara: ya en la actualidad falta personal policial. Cuando hay grandes acontecimientos, como la cumbre del G20 en Hamburgo, en la que se movilizaron más de 30.000 policías de todo el país, el asunto se pone difícil. La Asociación alemana de Jueces y el Sindicato de Policías advirtieron hace unos meses que incluso podría peligrar el Estado de Derecho, porque hasta 2021 se jubilará una quinta parte del personal.
Según Ulf Küch, la esfera política no tomó en cuenta la evolución demográfica. "Ahora pagamos las consecuencias de que se haya ahorrado tanto en los años pasados”, afirma.
Pese a todas las críticas actuales, Haug recalca que de todos modos quienes han superado las barreras iniciales y han emprendido una formación policial, en su mayoría son personas aptas para ese trabajo. A su juicio, los problemas denunciados en Berlín son casos aislados.
Hamburgo, escenario de una batalla campal (07.2017)
La violencia se ha apoderado de distintos barrios de la ciudad alemana de Hamburgo, donde las protestas contra el G20 se han convertido, por momentos, en verdaderos actos de vandalismo.
Imagen: Reuters/H. Hanschke
Policías por montones
Casi 20 mil agentes de la Policía se desplegaron en Hamburgo durante la realización de la cumbre del G20. Como vemos, algunos de ellos estaban fuertemente armados. Sus tareas no se remitieron a resguardar la seguridad de los importantes invitados, sino también a enfrentar las manifestaciones y controlar los desmanes que se desataron en el curso de las últimas jornadas.
Imagen: picture-alliance/dpa/B. Marks
Batallas campales
Aunque no todas las protestas fueron violentas, sí hubo varias que se vieron superadas por los excesos de grupos violentistas y transformaron la ciudad en campo de combate. Las autoridades esperaban estos escenarios, aunque este sábado 8 de julio la policía reconoció "niveles nunca antes vistos" de violencia. Al menos 213 agentes resultaron heridos, algunos de ellos con lesiones graves.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Schrader
Barricadas y gases
Los enfrentamientos entre grupos antiglobalización y las fuerzas de seguridad se sucedieron en distintos sectores de la ciudad, y prácticamente a toda hora. Los choques más duros fueron protagonizados por el llamado "bloque negro", un grupo antisistema cuyos miembros van encapuchados. La Policía les exigía dejar al descubierto su identidad, lo que daba pie a disputas.
Imagen: picture-alliance/ZUMAPRESS/O. Messinger
Una ciudad que sufre
Nadie sabe qué culpa purgó este paradero de buses, pero fue víctima de la violencia de los enfrentamientos, así como numerosas vitrinas, cajeros automáticos, máquinas expendedoras de boletos de transporte, señalización y toda clase de mobiliario urbano que ahora debe ser repuesto. Los más perjudicados con estos destrozos son los vecinos de Hamburgo.
Imagen: DW
Violencia nocturna
Bicicletas que tenían la mala fortuna de estar estacionadas en la calle, señales de tránsito y prácticamente cualquier cosa que estuviera al alcance de la mano servía para montar barricadas que dificultaran la acción de la policía. Las autoridades reportaron decenas de vehículos quemados y 63 detenciones solamente en la madrugada del sábado.
Imagen: Reuters/H. Hanschke
Fuego en Hamburgo
Las barricadas terminaron convertidas en enormes llamaradas, mientras grupos violentistas lanzaban piedras, trozos de madera, petardos y otros fuegos de artificio a las fuerzas de seguridad. En el barrio de Schanzenviertel se vivieron escenas de violencia inusitada. Entre los lesionados hay un policía al que le reventó un petardo en la cara y que podría perder la visión de un ojo.
Imagen: Reuters/F. Bensch
Destrucción y saqueos
En la calle Schulterblatt, conocida por sus cafés, restaurantes y tiendas de ropa, un supermercado Rewe fue saqueado y destruido por decenas de exaltados. La policía se vio obligada a desplegar grupos antidisturbios para controlar una situación que estaba escapando de sus manos. Helicópteros apoyaron desde el aire. Pocas veces Hamburgo había visto escenas de este tipo.
Imagen: Getty Images/AFP/O. Andersen
¿Qué tiene que ver esto con el G20?
No solo el supermercado Rewe sufrió la ira de los encapuchados. La droguería Budnikowsky fue destruida y arrasada por grupos que también golpearon a vecinos y a personal médico de las ambulancias que llegaban al lugar. El periódico Die Welt habló de una "absurda mezcla entre guerra civil y happening" y de agentes diciendo que esto "es una guerra".
Imagen: Reuters/P. Kopczynski
Malestar policial
El jefe en Hamburgo del sindicato policial, Jan Reinicke, criticó lo sucedido: "La situación ha exigido a la policía hasta el extremo", dijo el dirigente, según recoge el semanario Der Spiegel. "La política es la única responsable de la enorme cantidad de agentes heridos y de la destrucción de la ciudad", agregó. Para él está claro que "Hamburgo nunca debió ser sede de la cumbre del G20".
Imagen: DW/J. Witt
A limpiar este caos
Las primeras luces del día dejaron en evidencia la magnitud de los destrozos. La situación es tan grave que llegó al campo político, donde la Unión Cristiano Demócrata (CDU) acusó al alcalde de Hamburgo, el socialdemócrata Olaf Scholz, de haber subestimado la capacidad de acción de los violentistas. La Policía, en tanto, realiza una búsqueda casa por casa de miembros de grupos ultraizquierdistas.