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El plebiscito de Papandreu

2 de noviembre de 2011

Fuentes apuntan a que la canciller alemana y el presidente francés hacen presión para que el primer ministro griego, Giorgos Papandreu, suspenda la convocatoria al referendo en torno al auxilio financiero para Grecia.

Merkel y Sarkozy tienen planeado convencer a Papandreu de echar atrás la convocatoria.Imagen: dapd

“Hace siete días, diecisiete de nosotros tomamos decisiones en conjunto. No aceptaremos que nadie pase por encima de esas decisiones ahora”, dijo Jean-Claude Juncker, presidente del grupo de ministros de Finanzas de la Eurozona, este 2 de noviembre, poco después de que culminara la reunión en la que la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente galo, Nicolas Sarkozy; representantes de la Unión Europea (UE), del Banco Central Europeo (BCE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) discutieron las implicaciones del referendo convocado por el primer ministro de Grecia, Giorgos Papandreu.

Juncker aludía a la cumbre europea para evitar la bancarrota del Estado griego, celebrada el 27 de octubre, y a la decisión de Papandreu de someter lo allí acordado a votación popular en su país, una iniciativa que nadie esperaba. En el Parlamento de Grecia se alzaron voces para que Papandreu renunciara bajo el argumento de que su llamado a plebiscito ponía en peligro el destino de la nación. Y tanto los españoles como los portugueses levantaron las suyas, temiendo que la incertidumbre creada por el anuncio del presidente griego empeorara sus de por sí precarias situaciones.

Jean-Claude Juncker, presidente del grupo de ministros de Finanzas de la EurozonaImagen: dapd

Merkel y Sarkozy abandonaron la reunión, realizada en Cannes, para encontrarse inmediatamente después con Papandreu. Los mandatarios de Alemania y Francia habían adelantado que lo instarían a dejar claro si Grecia quería seguir formando parte de la zona euro y si su Gobierno estaba realmente dispuesto a aplicar las medidas requeridas para evitar la quiebra. Los auxilios financieros que Atenas necesita dependen de que se decreten profundas reformas y grandes recortes en el gasto público.

José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea.Imagen: dapd

“Ya basta, ¡griegos fuera!”

Voceros del FMI y de la Unión Europea fueron igualmente contundentes cuando sostuvieron que una ayuda de 8.000 millones de euros, pautada para mediados de noviembre, no sería liberada hasta después de realizado el referendo. Por su parte, el jefe de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, hizo un llamado a los griegos para que aceptaran el salvavidas que sus vecinos les estaban lanzando. “Si Grecia no acepta el programa diseñado por la UE y el FMI, las condiciones de vida de los ciudadanos griegos serán mucho más dolorosas, sobre todo para los más débiles y vulnerables. Las consecuencias serían difíciles de prever”, subrayó Durao Barroso.

Algunos analistas políticos dan por sentado que lo que se avecina son semanas de incertidumbre, sea cual sea la tendencia de voto de los griegos. De ahí que ciertos sectores ya hayan empezado a clamar por el fin de las contemplaciones con Atenas. “Ya basta, ¡griegos fuera!” rezaba un titular del diario austríaco Kronen Zeitung. Hasta el momento, la reacción de Papandreu a las presiones sigue reduciéndose a su frase: “La democracia es más importante que los mercados”.

El controvertido referendo está previsto para el mes de diciembre, pero, según el diario francés Le Monde, Merkel y Sarkozy tienen planeado convencer a Papandreu de echar atrás la convocatoria. Mientras la canciller alemana y el presidente galo se reunían en Cannes con representantes de la UE, del BCE y del FMI, un portavoz del Gobierno de Atenas aclaró que la consulta en cuestión preguntaría a los griegos si están a favor o en contra del plan de rescate financiero ofrecido al país, no si están a favor o en contra de continuar siendo miembros del bloque comunitario.

Giorgos Papandreu, primer ministro de Grecia.Imagen: dapd

A los ojos de quienes quieren implementar lo antes posible ese plan de rescate, la segunda formulación de la pregunta tendría mayores probabilidades de persuadir a la población griega de aceptar la ayuda económica de los socios comunitarios y también los sacrificios exigidos por los prestamistas: la condonación de la mitad de la deuda griega, acordada en la cumbre europea del pasado jueves (27.10.2011), y la transferencia inmediata de los 8.000 millones de euros –el sexto tramo de un paquete de asistencia de 110.000 millones de euros– a cambio de marcados recortes fiscales.

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy.Imagen: dapd

Merkel y el costo político de la crisis comunitaria

Las encuestas revelan que la mayoría de los griegos rechaza el programa europeo de auxilio financiero para su país por la severidad de las medidas de austeridad que lo condicionan, pero que quiere conservar el euro como moneda nacional. Como el plebiscito fue anunciado sorpresivamente el 31 de octubre y es poco lo que se sabe de él hasta ahora, varios Estados comunitarios han ejercido presión para que la pregunta del referendo gire en torno al deseo de los griegos de seguir perteneciendo al sistema económico y monetario de la UE.

Aunque Merkel se pronunció muy brevemente sobre el inesperado giro del drama heleno en la tarde del miércoles (2.11.2011), el sombrío estado de ánimo que las agencias de noticias le vienen atribuyendo desde el lunes (31.10.2011) –mezcla de enojo y desconcierto– era tangible. Y comprensible, considerando las energías que había invertido pocos días antes en hallar una tabla de salvación para las finanzas griegas. La canciller y su homólogo francés fueron descritos como los salvadores del euro por la tenacidad exhibida durante la cumbre europea.

Las horas de sueño a las que renunciaron en la madrugada del 27 de octubre para llegar a un acuerdo con los bancos fueron celebradas por más de un comentarista político como el gesto de dos estadistas excepcionales. Esta semana, la jefa del Gobierno alemán se ha visto enfrentada a la posibilidad de que sus esfuerzos no hayan servido de nada y a sondeos de opinión según los cuales el 46 por ciento de sus compatriotas desaprueba su gestión de la crisis comunitaria. Peor aún, el 50 por ciento de ellos se declaró en contra de su reelección en los comicios de 2013.

Autor: Evan Romero-Castillo
Editora: Rosa Muñoz Lima

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