Al calor de las complicaciones que tuvo para organizar el rally Dakar en Sudamérica, su actual director, Etienne Lavigne, dijo estar evaluando la posibilidad de que éste vuelva a desarrollarse en el continente africano.
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Los artífices del mítico rally Dakar evalúan la posibilidad de que éste vuelva a desarrollarse en África. Así lo informó en Buenos Aires su director, Etienne Lavigne, al calor de las complicaciones que tuvo para organizar su octava edición en Sudamérica. “En el sur de África, Angola, Namibia y Sudáfrica, hay terrenos para armar este tipo de competencias”, declaró el jefe de la carrera en el predio de exposiciones Tecnópolis, al norte de Buenos Aires, donde se realizaron este viernes (1.1.2016) las revisiones técnicas pertinentes.
Este sábado (2.1.2016) se levantará el podio para la largada simbólica. Lavigne afirmó que existen conversaciones para retornar al continente africano, tradicional escenario de la célebre carrera fuera de pista. Eso sí, aclaró: “En el norte de África es imposible por la situación política”. Lavigne recordó que, después de tres décadas en aquel continente, el Dakar se trasladó en 2009 a Sudamérica a causa de las amenazas terroristas sobre la carrera. Sin embargo, la empresa también terminó siendo cuesta arriba en América del Sur.
La organización de la edición 2016 se vio complicada por las renuncias de Chile y Perú, que dejaron la prueba concentrada en Argentina y Bolivia. “Este año podemos asumir las turbulencias, pero en el futuro tenemos que recuperar el apoyo de más países para sostener el evento”, alertó Lavigne, titular de Amaury Sport Organisation (ASO). El jefe del Dakar remarcó que más allá de los patrocinadores, con los que esta vez no hubo problemas como en otros momentos de mayor crisis financiera internacional, es indispensable el aporte de los países coorganizadores del rally.
Más allá de los eventuales planes a mediano plazo de un regreso a África, ASO analiza el escenario sudamericano para 2017, con la mirada centrada en Chile, nación con las que avanzan las negociaciones luego de que decidiera dar un paso al costado este año. La ausencia del paso por Atacama en el recorrido de 2016 es uno de los puntos débiles de este Dakar, una carrera muy vinculada a la mítica del desierto y las dunas. “Nos gustaría mucho armar una largada del Dakar en Chile”, dijo el Lavigne.
“Tenemos contactos con Chile y con Perú, Paraguay y Uruguay, aunque es un poco temprano para pensar en la próxima edición”, sostuvo. La relación con Lima, más allá del entredicho que ocasionó la sorpresiva renuncia para 2016, dependerá también de los resultados en las elecciones peruanas. También será clave para el futuro sudamericano del Dakar la decisión que tome el nuevo gobierno argentino respecto de su apoyo para 2017. Será esencial la evaluación que haga la administración de Mauricio Macri sobre los resultados de esta edición, anticipó Lavigne.
ERC ( dpa / EFE )
Cada vez más desiertos
Científicos, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil de todo el globo se reúnen en Bonn, Alemania, para discutir sobre desertificación, degradación de la tierra y sequía.
Imagen: picture alliance/Anka Agency International
Áridos parajes
Desiertos de piedras, de arena, de sal... Casi un tercio de la superficie terrestre es territorio árido, yermo. Una buena parte surgió durante décadas de modo natural, pero su extensión crece aceleradamente y hoy es el ser humano quien más contribuye a ello. Científicos, políticos y organizaciones de la sociedad civil se reúnen en Bonn en busca de soluciones.
Imagen: picture-alliance/dpa
Seco, cada vez más seco
La desertificación devasta extensos territorios en buena parte de África, América y Asia, especialmente aquellos de por sí más secos.
Imagen: Getty Images
Nuestra responsabilidad
Unos 70.000 kilómetros cuadrados se suman al territorio desértico cada año, una cifra que equivale a la superficie de Irlanda. Junto al cambio climático, es la acción del ser humano la que más contribuye a este fenómeno en muchos sentidos.
Imagen: picture-alliance/dpa
Sobrepastoreo, causa de sequía
A la mayoría de los animales de granja se les mantiene sobre suelos secos, en los que se alimentan hasta de la más ínfima planta que asoma. Así que el terreno queda muy pronto expuesto al viento y a las aguas, indefenso. El resultado: el suelo se afloja, se erosiona y termina arrastrado fuera de su sitio.
Imagen: DANIEL GARCIA/AFP/Getty Images
Sin descanso
Tras la cosecha, es común que apenas se espere el tiempo necesario para la regeneración del suelo antes de la próxima siembra. El resultado: el suelo pierde nutrientes, crecen menos plantas, y ello a su vez contribuye a la creciente erosión.
Imagen: Ofelia Harms
Desaparición de bosques
Además, cada vez contamos con menos árboles. Los seres humanos hemos eliminado radicalmente extensas áreas de bosques para conseguir madera como combustible o como material de contrucción, para aumentar la disponibilidad de territorios cultivables o dar cabida a instalaciones industriales. El resultado: amplias extensiones de tierra devastada, infértil.
Imagen: picture-alliance/dpa
Creciente consumo de agua
La población crece y, con ella, el consumo de agua, que se ha duplicado en los últimos 50 años. Especialmente la agricultura intensiva y el turismo de masas ocasionan una dramática reducción de las reservas de agua.
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Reacción en cadena para el ecosistema
Una vez que ha comenzado la desertificación, se incia también una reacción en cadena: menos plantas crecen, el agua se evapora y la tierra se seca, saliniza y endurece. En tal suelo infértil, la extinción de especies, el hambre y la pobreza son solo algunas de las consecuencias adicionales.
Imagen: AP
Frenar la desertificación
Hay modos de prevenir la desertificación. Por ejemplo, instruyendo a los agricultores en un uso sostenible de los recursos, o impulsando un comercio justo que les alivie la presión para usar la tierra sin miramientos. Revertir la desertificación es posible pero difícil y caro. La reforestación es una opción, pero hasta ahora la mayoría de los proyectos han mostrado pobres resultados.
Imagen: DW / Sascha Quaiser
El mayor reto ecológico global
La Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación (CNULD) fue adoptada el 17 de junio de 1994 en París. Desde entonces, el objetivo común es claro: limitar la extensión de territorios infértiles y frenar la desertificación. Cada año, en esa fecha, se celebra en todo el mundo el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía.