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Se extiende el escándalo de las mascarillas en Alemania

23 de julio de 2024

Conseguir mascarillas FFP2 cueste lo que cueste: ese fue el planteo del gobierno al inicio de la pandemia del coronavirus. El intento de deshacer el negocio tiene consecuencias legales. Podría salir muy caro.

El exministro de Salud, Jens Spahn. En la foto se lo ve poniéndose o quitándose una máscara FFP2.
El político de la CDU Jens Spahn fue ministro alemán de Salud de 2018 a 2021.Imagen: Kay Nietfeld/dpa/picture alliance

El asunto de las mascarillas o tapabocas se pone cada vez más difícil para el Gobierno alemán. El tribunal regional superior de la ciudad alemana de Colonia acaba de fallar a favor de un proveedor en el litigio sobre las mascarillas contra el coronavirus que encargó el Ministerio alemán de Salud, pero que luego no aceptó ni pagó. Los jueces dictaminaron en segunda instancia que ese Ministerio debía pagar cerca de 86 millones de euros, sumados a un poco más 33 millones de euros en concepto de intereses de demora.

La sentencia podría enviar una señal, ya que hay otras 100 demandas similares pendientes ante los tribunales. Si el Ministerio de Salud también pierde ante esas demandas, podría enfrentarse a una indemnización récord de 2.300 millones de euros, e incluso más. Las compras de mascarillas ya se considera uno de los mayores escándalos de despilfarro fiscal de la historia de Alemania.

El papel de China en la producción de máscaras

Un repaso: en marzo de 2020, el mundo se ve literalmente arrasado por la pandemia del coronavirus. Hay escasez de ropa de protección. Las mascarillas respiratorias con el llamado estándar FFP2, KN95 o N95, que se supone que proporcionan una protección fiable contra el virus, escasean por completo.

"China, que en aquel momento producía alrededor del 80 por ciento de las mascarillas, es decir, era el principal productor, estaba en confinamiento y había suspendido las exportaciones”, recordó la diputada del partido conservador Unión Demócrata Cristiana (CDU) Simone Borchardt, en un debate sobre la compra de mascarillas celebrado en junio en el Bundestag. Hubo una fiebre mundial por las mascarillas que aún estaban disponibles. "En Alemania, incluso desarrollamos directrices sobre cómo podíamos usar las mascarillas varias veces y si se podían lavar; así de confuso fue todo en aquel momento”.

El procedimiento de "puertas abiertas”

En esa situación, el entonces ministro de Salud, Jens Spahn (CDU), decidió conseguir mascarillas mediante un procedimiento denominado "de puertas abiertas”. En este proceso, la autoridad contratante cierra contratos con todas las empresas interesadas sin hacer una selección. Esto significa que todos los proveedores tienen una oportunidad.

Al principio de la pandemia escaseaban las prendas de protección contra el coronavirus, altamente contagioso, incluso en los hospitales.Imagen: Robert Michael/dpa/picture alliance

El cálculo de Spahn en ese momento fue que, en el contexto de la competencia global por las mascarillas, sólo tenía que fijar un precio lo suficientemente alto para conseguir la mercancía. Contrariamente a la recomendación de los funcionarios de su ministerio, que consideraban adecuado pagar tres euros por mascarilla PP2, Spahn fijó el precio en 4,50 euros por cada una. Además, se ofreció un precio de 0,60 euros por cada mascarilla quirúrgica. La respuesta fue abrumadora. Muchos más proveedores de los previstos ofrecieron suministrar una cantidad mucho mayor de mascarillas que la esperada. Finalmente, el Ministerio de Salud de Alemania tenía sobre la mesa compromisos por pedidos de 5.700 millones de mascarillas.

"Sólo hay una conclusión posible: el precio se fijó demasiado alto”, dice la diputada del Partido Socialdemócrata (SPD) Martina Stamm-Fibich. "En mi opinión, esto ya plantea la cuestión de cómo fue posible hacer cálculos que eludían el mercado y quién tiene la responsabilidad política de ello”, dijo Stamm-Fibich en el Bundestag.

El exministro se defiende

Pero Jens Spahn no quiere aceptar esa acusación: "Con los conocimientos de hoy, tomaría algunas decisiones de otra manera, sin duda”, admitió el político de la CDU en el debate. "Es verdad, no puedo recomendar el procedimiento de ‘puertas abiertas' en una situación así con los conocimientos de hoy”.

Pero, agregó, no hay que olvidar "lo que se sabía entonces y en qué circunstancias se tomaban las decisiones”. La vida de las personas estaba en juego, los directores de los hospitales amenazaban con cerrar y el personal médico exigía protección. "Adquirimos mascarillas. ¿Fue caro? Sí. ¿Fue caótico a veces? Sí. Fue igual en todos los países del mundo”, se defiende Spahn. "No conozco a nadie que dijera en aquel momento: '¡Que los precios no sean demasiado altos!' Pero conozco a mucha gente que dijo: 'Consigue mascarillas a cualquier precio', literalmente”, subrayó.

¿Había calculado mal el Ministerio de Salud?

El Ministerio Federal de Sanidad concluyó en ese momento que, con cinco millones de trabajadores sanitarios que necesitaban dos mascarillas al día, eran necesarias más de tres mil millones de mascarillas al año. "Si no se sabe si habrá una segunda o una tercera ola, si no se sabe si China volverá a cerrar, hay que tomar precauciones en una situación así. Y eso es lo que hicimos, según el lema 'Tener es mejor que necesitar'", afirmó Spahn.

Sin embargo, al final sólo se distribuyeron en Alemania 1.700 millones de las mascarillas encargadas. Ya en 2023 hubo que destruir 1.200 millones de mascarillas protectoras porque su fecha de caducidad había expirado. Aún está prevista la destrucción de mascarillas protectoras adicionales.

Revalorización política de la pandemia

Más allá de la aclaración legal o política, el debate continúa, y va mucho más allá de las compras de mascarillas. ¿Estaban justificadas las medidas estatales contra el COVID-19, con sus profundas y trascendentales injerencias en los derechos fundamentales? ¿Qué lecciones podemos aprender de la pandemia y qué debería hacerse de forma diferente en el futuro? La pandemia de coronavirus puede ser historia, pero en términos políticos y financieros, está lejos de haber terminado.

(gg/cp)

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