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Integración de migrantes

14 de octubre de 2009

Por sus polémicas declaraciones respecto de los inmigrantes en Alemania, Thilo Sarrazin ha sido degradado en sus funciones en el Bundesbank alemán. La discusión en torno a la integración de las minorías se inflama.

En Berlín, ciertos barrios reflejan más otras culturas que la alemanaImagen: dpa

Dado que el Bundesbank alemán no es un banco normal, sino uno político, uno de sus directivos no puede permitirse los comentarios despectivos con respecto a los inmigrantes en Alemania que se ha permitido Thilo Sarrazin, ex director del departamento de emisión de dinero y desde hoy, degradado, parte del departamento de información tecnológica y control de riesgo.

"No puedo valorar a personas que viven del Estado, que no reconocen al Estado, y se dedican a producir niñas con las cabezas cubiertas con velo", afirmó Sarrazin en una entrevista publicada en la revista Lettre International, en un número con un especial sobre la capital germana, de la cual Sarrazin fue senador. En su opinión, los inmigrantes conquistan silenciosamente el país, reproduciéndose.

“En el Bundesbank tenemos un código de conducta que prohíbe pronunciamentos públicos que puedan perjudicar a la institución”, declaró Axel Weber, presidente del órgano financiero alemán al enterarse del escándalo provocado por las palabras de Sarrazin. Su dimisión pedía indirectamente; directamente la exigía el presidente de la Comunidad Turca, Kenan Kolat.

Thilo Sarrazin, directivo del BundesbankImagen: picture-alliance/dpa

Palabras en río revuelto

A tanto no llegó el castigo por sus “pérfidas e infames” palabras, como las calificó Stephan Krammer, secretario general del Consejo Central de Judíos Alemanes, quien ve en ellas la herencia de los nacionalsocialistas. Al interior de la institución, no existe consenso en cuanto a lo apropiado del “castigo” pues el río viene revuelto: un ciudadano tiene derecho a expresar su opinión, sin embargo ésta de Sarrazin ofende a las minorías turca y judía en un país cuya historia reciente ostenta oscuras manchas al respecto.

Cuando suena, piedras trae

“Me parece bien que una figura destacada toque esa tema y ponga el tema a la discusión pública”, decía un ciudadano alemán en la radio estatal Deutschlandfunk. “El cómo se habla de un problema –que sin lugar a dudas existe- y la forma en que se expresa sobre las personas es inaceptable”, opinaba otro.

Independientemente de si Thilo Sarrazin –cuyas polémicas opiniones han nutrido a los medios - piensa que los inmigrantes en Alemania “sirven sólo para administrar almacenes de frutas y verdura”, la integración en el país acusa problemas graves. Un escándalo como éste lo pone una vez más en primer plano.

“Creer que Alemania no necesitaba una política de integración era negarse a ver la realidad”, opina Armin Laschet -ministro de Familia, Mujeres e Integración en Renania del Norte-Westfalia-, en entrevista concedida a Deutschlandfunk. En opinión de este político de Aquisgrán, un ministerio como el suyo haría falta para todo el país, en Berlín.

Cursos de alemán y cultura alemanas para extranjerosImagen: dpa - Bildfunk

De gastarbeiter a ciudadano alemán

En la capital germana, la insuficiencia de políticas orientadas a integrar a los inmigrantes –invitados originalmente a trabajar en la reconstrucción del país tras la Segunda Guerra Mundial- se nota, por ejemplo, en barrios enteros que se desmarcan casi totalmente de “lo alemán” en lengua, en comercio, en formas de vestir y vivir. En estadísticas de educación también se manifiesta esta carencia. “Alemania no es un país de inmigración” fue el credo gubernamental por muchos años.

Los inmigrantes acuden sobre todo las escuelas de oficios, aspiran sólo al nivel más bajo de educación y engrosan las listas de desempleados. Iniciativas focalizadas en la integración de las mujeres a la sociedad –a través de cursos de lengua, por ejemplo- y la posibilidad de ser alemán por haber nacido en el país son de data más bien reciente. Con todo, entretanto la opinión de políticos y organizaciones de extranjeros es que sí, la integración es un camino de doble vía.

¿Una solución para la sociedad que envejece?

“Los hijos de los inmigrantes están ahí y los necesitamos, tenemos que promoverlos y no por motivos caritativos sino porque sirven a nuestra sociedad que envejece”, opina Laschet. Conocida es la implosión demográfica en Alemania y Europa, como comprobado está que los inmigrantes manifiestan mayor voluntad de tener hijos que los nacionales: en las listas de ayudas sociales a familias numerosas los apellidos oriundos de otras partes del mundo están en mayoría. Parte del debate actual es si el subsidio directo debe condicionarse a rendimientos concretos de los inmigrantes o si debe erradicarse y encaminarse más bien a una mayor creación de escuelas y guarderías.

Como fuere, sobre todo desde la primera Cumbre de Integración del año 2006 algo se ha logrado, y las más recientes estadísticas –que incluyen el factor migratorio en el censo- arrojan ciertas mejorías, sobre todo medidas en el incremento de la conciencia de la necesidad de intensificar medidas de integración que, en palabras de Laschet, “aporten a probar que sí es posible tener éxito en este país siendo extranjero”. Las declaraciones de Sarrazin son, en este contexto, sólo leños que avivan en Alemania el fuego de una larga, compleja y delicada discusión.

Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas

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