Pocas horas después de finalizada la tregua anunciada por Rusia se reanudaron los bombardeos aéreos. Los civiles no pudieron abandonar la ciudad.
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Intensas batallas y ataques aéreos rompieron el sábado un cese del fuego de cuatro días, declarado unilateralmente por Rusia en la dividida ciudad siria de Alepo. El primer ataque aéreo ruso en Alepo desde que Moscú detuvo las hostilidades el jueves, impactó una zona del frente de combate en el suroeste de la ciudad, dijo el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
Durante el cese al fuego, las fuerzas aéreas siguieron atacando objetivos fuera de la ciudad, pero a partir de hoy (23.10.2016), los enfrentamientos y ataques de artillería dirigidos a Alepo se prolongaron durante el día, intensificando su fuerza en horas de la tarde.
Al final de cada día, se han producido enfrentamientos nocturnos, pero los del sábado fueron mucho más intensos e incluyeron los primeros ataques aéreos. Naciones Unidas esperaba que el cese del fuego permitiera evacuaciones médicas desde la ciudad, pero informaron que la falta de garantías de seguridad y facilidades impidieron que los trabajadores humanitarios ayudaran a los civiles durante la pausa en los bombardeos.
Los rebeldes no aceptaron el cese del fuego, que afirman no hace nada por aliviar la situación de quienes decidieron permanecer en la ciudad, y creen que es parte de una política del Gobierno para purgar los enclaves de sus opositores políticos.
El Ejército sirio y Rusia habían pedido a los residentes y a los rebeldes de la sitiada zona este de Alepo que dejaran la ciudad a través de corredores designados y que se trasladaran a otras áreas controladas por los insurgentes bajo la promesa de paso seguro, pero muy pocos parecen haber aceptado la propuesta.
"Nadie ha salido a través de los corredores. El bajo número de personas que intentó hacerlo enfrentó ataques de artillería en torno a la zona del corredor y no pudo salir", dijo Zakaria Malahifji, un oficial rebelde del grupo Fastaqim, que tiene presencia en la ciudad.
MN (Reuter, dpa)
La cruenta batalla de Alepo
La ciudad, antaño eje comercial sirio, se ha convertido en un descampado donde aún habitan miles de personas sometidas a los avatares de una guerra sanguinaria.
Imagen: Getty Images/AFP/G. Ourfalian
Al comienzo fueron protestas pacíficas
Como en muchas otras ciudades de Siria, en Alepo el malestar ciudadano por la conducción del país estalló a comienzos de 2011. Numerosas protestas contra el régimen de Bashar al Assad y las violaciones a los derechos humanos, además del desgaste de un liderazgo cuestionado, propiciaron el escenario perfecto para un alzamiento popular.
Imagen: dapd
Primeros ataques armados
Esta imagen de la localidad de Homs muestra los efectos de los primeros ataques contra las fuerzas del Gobierno en el país. En Alepo, a comienzos de febrero de 2012, 28 personas perdieron la vida en escaramuzas con artillería entre fuerzas rebeldes, aún mal organizadas, y las tropas del Ejército de Siria.
Imagen: Reuters
La metamorfosis
En esta imagen, civiles y uniformados protestan contra Al Assad. Los uniformados son miembros del Ejército Libre de Siria, agrupación rebelde conformada por soldados desertores del Ejército sirio. Las banderas que flamean no son las del país, sino las de la oposición. Lentamente se monta el escenario para la dura guerra civil que marcará al país por los próximos años.
Imagen: Reuters
Surgen las armas
Soldados del Ejército Libre de Siria patrullan en el barrio de Salahadin, uno de los primeros de Alepo en caer en manos de las fuerzas rebeldes. La imagen es de agosto de 2012. Lentamente el Gobierno de Al Assad comenzaba a perder el control sobre el territorio de la mayor ciudad de Siria. Al mismo tiempo, los insurgentes lanzaban ofensivas contra Damasco.
Imagen: Reuters
Ayuda internacional
Apremiado por la situación interna, el presidente Bashar al Assad comenzó a buscar ayuda en el exterior. Los primeros en acudir a su lado fueron los iraníes. En la imagen, el entonces ministro de Exteriores persa, Ali Akbar Salehi, saluda al mandatario sirio en Damasco. Irán ha aportado tropas y asesores militares, vitales para la recuperación del Ejército de Siria.
Imagen: Reuters
Momento de tranquilidad
Desde el comienzo oficial de la llamada "Batalla de Alepo", el 19 de julio de 2012 tras una ofensiva rebelde, ha habido sucesivos remansos de paz. Como éste, declarado por un día de celebración musulmán a fines de octubre de 2012, aprovechado por la gente para comprar comida en el norte de la ciudad.
Imagen: AFP/Getty Images
Cascos blancos recuerdan a sus colegas
Ante la falta de organizaciones "oficiales", Alepo ha debido reconstruir sus instituciones. Una de las más conocidas es la de los "cascos blancos", voluntarios que rescatan a las víctimas de los bombardeos y cuyo nombre llegó a sonar como candidato al Premio Nobel de la Paz. En la imagen, recuerdan a sus miembros caídos en cumplimiento del deber.
Imagen: Reuters
Caos, terreno fértil
El caos en el que se ha visto sumido el país, especialmente Alepo, ha sido caldo de cultivo para que tomen fuerza distintos grupos armados. El más conocido es Estado Islámico, que lucha contra el Ejército de Siria y contra los rebeldes. Otros grupos son el Ejército Libre de Siria, el Frente al Nusra y las fuerzas kurdas.
Imagen: picture alliance/ZUMA Press/M. Dairieh
Víctimas inocentes
Como siempre en la guerra, los niños son los más afectados. Los bombardeos incesantes, primero de la aviación siria y luego de la rusa, han reducido la ciudad a escombros, muchas veces con sus habitantes dentro. Esta imagen, icónica por lo cruda, es la del niño Omran Daqneesh, de cinco años, herido tras un ataque ruso.
Imagen: picture-alliance/AA/M. Rslan
Con una ayuda de mis amigos
Rusia apoya desde septiembre de 2015 a las tropas de Al Assad, marcando un giro en la guerra. Desde entonces, el Ejército avanza sobre las zonas rebeldes. Esos triunfos han sido a costa de la ciudad y sus vecinos, que ahora viven en un cementerio de edificios. Pero, pese a la adversidad, siempre habrá un minuto de inocencia, para tomarse un respiro y jugar. Aunque sea en medio de la destrucción.