¿Será la crisis del coronavirus el fin de la globalización?
Henrik Böhme
7 de marzo de 2020
¿Acelerará la crisis del coronavirus la tendencia de Trump a revertir la globalización? Henrik Böhme opina que, como mínimo, habrá un nuevo planteamiento sobre la división global del trabajo.
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Imaginen un auto recién salido de fábrica en las ciudades alemanas de Sindelfingen o Wolfsburgo. Da igual que sea un Mercedes Clase E o un Volkswagen: hace mucho tiempo que la etiqueta de "hecho en Alemania” no concuerda con la realidad. Tal vez un cuarto de las piezas utilizadas procede de las propias automotrices y sus proveedores, pero son vehículos fabricados con componentes de todo el mundo. Eso implica un enorme despliegue logístico, la conocida como "gestión de las cadenas de abastecimiento” supone un reto gigantesco. Y si un contenedor que trae importantes piezas desde China no llega al puerto de Hamburgo, las fábricas de Sindelfingen o Wolfsburgo podrían quedar rápidamente paralizadas.
Muchas empresas alemanas se imaginan ahora ese posible escenario, no solo las firmas automotrices o de maquinaria, sino también empresas medianas y consorcios bursátiles, así como entidades de salud, en las que se recrudecen las habituales carencias de importantes medicamentos. Sobre todas ellas flota la cuestión de si estamos ante el principio del fin de la globalización. ¿Habrá que replantearse una nueva división internacional del trabajo? ¿Habrá que retirar la producción? ¿Hay alternativa al trabajo de fábrica mundial en cadena que se lleva a cabo desde hace tres décadas?
Retirar producción
Decepción número uno para todos aquellos que piensan que la globalización es la razón de los males del mundo: no hay respuestas fáciles ni cuestiones que puedan zanjarse con un sí o un no. Porque, y en esto no hay duda, la división internacional del trabajo nos ha conducido a un aumento notable del bienestar. No solo en los países industrializados, sino en otros lugares del mundo. Ha convertido países en desarrollo en emergentes y ha rescatado a millones y millones de personas de la más profunda pobreza. Por supuesto que pueden objetarse estándares medioambientales, laborales y sociales. Pero si hubiera que "retirar la producción”, muchas de esas personas perderían sus empleos.
Cuando el presidente estadounidense Donald Trump pronuncia la frase "America first" y promete que recuperará muchos empleos, muchas personas se enfadan. Pero cuando el ministro de Economía alemán, Peter Altmaier, o su homólogo francés, Bruno Le Maire, hablan de crear capacidad productiva en Europa o de "recuperar determinadas áreas de negocios”, apenas se oyen voces críticas. Hay que poder hablar libremente sobre determinadas cosas. Por ejemplo, del sector farmacéutico. Si Alemania, al igual que Francia, depende en un 80 por ciento del exterior –y en un 40 por ciento de China– para el suministro de determinados principios activos de medicamentos, algo tiene que suceder. Pero ¿cómo se llegó a esa dependencia? Porque la producción local era demasiado cara y la presión de los precios para las cajas de salud demasiado elevada. Pero es falsa la impresión de que Alemania está en manos de los chinos en lo referente a muchos productos industriales. La economía alemana, pieza importante y beneficiaria de la división del trabajo, no depende de un solo país. Ningún socio comercial tiene por sí solo una proporción de importaciones y exportaciones mayor al 10 por ciento. Son datos de la Cámara de Comercio y de la industria alemana.
¿Vuelta al siglo XIX?
Está claro que la actual crisis del coronavirus llevará a las empresas a pensar una manera menos compleja de organizar sus cadenas de abastecimiento en el futuro, así como a idear formas de reducir su dependencia de suministros concretos. Tal vez se replantee la cuestión de si las importaciones deben ser recientes o nos podemos permitir mejor tener sitios de almacenamiento. Por supuesto que el almacenaje cuesta dinero, pero si la producción debe parar, como ahora por la pandemia, el precio es mucho mayor.
Pero descarto que hayan quedado atrás los tiempos de fabricar donde la producción sea más eficiente, como sostiene Jörg Wuttke, director de la Cámara de Comercio de la UE en China. Primero porque eso tendría un efecto búmeran sobre uno de los mayores exportadores del mundo, Alemania. Los problemas en el abastecimiento ocasionarán aquí una fuerte ralentización, tal vez comparable con las consecuencias de la crisis financiera mundial. En 2009, la economía alemana retrocedió cinco puntos. Eso sería solo un juego de niños si comparamos con lo que sucedería en caso de que la globalización retrocediera. ¿Volver a la producción nacional? ¿Al siglo XIX? ¿Al proteccionismo? Quien realmente lo desee, tendrá que prepararse un par de buenos argumentos para explicar a la gente la masiva y previsible pérdida de bienestar.
(ms/rrr)
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¿Qué empresas se benefician de la crisis del coronavirus?
El miedo al nuevo coronavirus atenaza a los mercados financieros, que vive momentos convulsos debido a la epidemia. Pero, a río revuelto, ganancia de pescadores: algunas empresas se han beneficiado de la crisis.
Imagen: Reuters
Tesla, en la marcha más alta
A pesar de que vende menos vehículos que otros gigantes tradicionales, Tesla irrumpió como el fabricante de automóviles más valioso en medio de la pandemia, eclipsando a Toyota y Volkswagen. Las acciones de Tesla subieron más del 100 % en el segundo trimestre, superando así las estimaciones. La producción en su planta de Shanghái, que no se vio afectada por la pandemia, sufrió un incremento veloz.
Imagen: Reuters/Y. Sun
Los videojuegos también ganaron
Los videojuegos han sido un escape perfecto para millones de personas atrapadas en casa. Los juegos en línea como "Call of Duty" atrajeron a decenas de millones de jugadores. En tanto, "Animal Crossing" de Nintendo vendió más de 13 millones de unidades, luego de tres semanas de haber sido lanzado. Además, Switch y otras consolas como Xbox y PlayStation aumentaron su demanda en los últimos meses.
Imagen: Getty Images/AFP/K. Nogi
Más música se escuchó en la cuarentena
La empresa sueca de transmisión de música en línea, Spotify, aumentó a 130 millones el número de suscriptores en el primer trimestre, en medio del confinamiento por el coronavirus. La compañía se percató de un incremento de usuarios gracias al uso de las consolas de videojuegos como Xbox y PlayStation. Sus acciones están entre las de mayor rendimiento en lo que va de año, en Estados Unidos.
Imagen: picture-alliance/dpa/B. Pedersen
Grandes empresas también se beneficiaron
La pandemia ha generado que empresas como Apple, Microsoft, Amazon y Facebook, hayan generado una mayor oferta en sus servicios para facilitar la comunicación en línea, el trabajo a distancia y las transacciones. Estas empresas han sido las principales impulsoras del sector en EE. UU. durante los últimos meses. Compañías como Paypal y Twilio también han experimentado un incremento económico.
Imagen: Reuters
Matar el tiempo en casa, viendo Netflix
Muchas empresas retrocedieron en las bolsas durante la última semana de febrero de 2020, no así Netflix. Para lo inversores está claro: si la gente tiene que guardar cuarentena, seguro que pasarán parte del tiempo viendo películas y series emitidas por la popular plataforma.
Imagen: picture-alliance/AA/M.E. Yildirim
Ponerse en forma sin salir de casa
La startup de productos deportivos Peloton Interactive, que ofrece material, entrenamientos y cursos para ponerse en forma desde casa, tampoco se puede quejar de sus últimos resultados bursátiles. En época de epidemias, quienes no pueden prescindir de sus rutinas deportivas no tienen por qué exponerse a los patógenos de los gimnasios.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Lennihan
Multimillonarios por el coronavirus
El jefe de la empresa farmacéutica Moderna, Stephane Bancel (a la derecha), se convirtió en multimillonario al anunciar los ensayos clínicos en humanos de una vacuna contra el coronavirus. Las bolsas también elevaron al olimpo multimillonario a Lim Wee Chai, de Malasai, propietario mayoritario de la empresa de guantes para uso clínico Top Glove.
Herramientas para trabajar desde casa
El valor de las acciones de la startup estadounidense Zoom Video Communications, que ofrece videoconferencias, ha crecido casi un 50 por ciento desde febrero. Su ascenso era de esperar, teniendo en cuenta que cada vez más personas se ven obligadas a trabajar desde casa por la epidemia del coronavirus. Solo en lo que llevamos de 2020, Zoom ha ganado más usuarios activos que en todo el año 2019.
Imagen: zoom.us
Estanterías vacías en los supermercados
Las compras de emergencia para acaparar reservas de productos básicos han vaciado las estanterías de pasta y conservas de varias cadenas de supermercados europeos. Las empresas que fabrican productos alimenticios de larga duración salieron beneficiadas. También ganaron proveedores en línea como Amazon y Alibaba, ya que el cliente trata de ir con menos frecuencia a las tiendas físicas.
Los fabricantes de mascarillas para el rostro, productos desinfectantes y toallitas higiénicas viven un auge de la demanda. El consorcio estadounidense 3M, que fabrica tapabocas, entre otras cosas, ha sido uno de los grandes beneficiarios del miedo al nuevo coronavirus.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/Yichuan Cao
"En cualquier lugar y en cualquier momento"
La empresa alemana de software TeamViewer, que facilita a sus clientes acceso tecnológico a distancia, también ha visto subir el precio de sus acciones en más del 20 por ciento en pocos días. La epidemia ha hecho que sus usuarios se multipliquen, sobre todo en China.