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Serébrennikov y la injusticia rusa

22 de agosto de 2018

Kiril Serébrennikov, aclamado hombre del teatro y del cine, fue arrestado hace un año en su Rusia natal. La prolongación de su encierro es vista como un nuevo golpe a las libertades políticas y artísticas en ese país.

Kirill Serebrennikow
Kiril Serébrennikov, frente a la Ópera Estatal de Stuttgart, seis meses antes de su arresto. Imagen: picture-alliance/dpa/B.Weissbrod

Hace exactamente un año, el 22 de agosto de 2017, el director de teatro y de cine ruso Kiril Serébrennikov fue detenido en San Petersburgo, donde rodaba una nueva película. Desde entonces se encuentra sometido a un régimen de casa por cárcel. Su arresto domiciliario fue prolongado hace poco; un tribunal de Moscú le negó la posibilidad de quedar libre bajo fianza. "Las investigaciones prosiguen sin que se descubra elemento alguno que justifique mi aislamiento de la sociedad ni compruebe mi culpa”, comentaba el artista recientemente en la sala de un juzgado. Los intelectuales que rechazan las políticas del presidente Vladimir Putin ven su encierro como una vuelta de tuerca del Kremlin que busca restringir aún más las libertades políticas y artísticas en Rusia.

A los ojos del escritor Victor Jerofejev, el proceso de Serébrennikov es un espectáculo.Imagen: picture-alliance/AP Photo/A. Zemlianichenko

Obra celebrada, obra controvertida

Serébrennikov ha adquirido renombre internacional como director de arte del Centro Gogol, el complejo cultural moscovita de talante vanguardista donde coinciden las manifestaciones artísticas más disímiles. El creador de 48 años ha trabajado con la Ópera Cómica de Berlín y la Ópera Estatal de Stuttgart, sus montajes teatrales han sido exhibidos en los festivales de Viena y de Aviñón, y sus películas han sido proyectadas en los festivales de Cannes, Locarno, Roma y Varsovia. Pero los premios que se le han concedido fuera de su Rusia natal no lo han protegido dentro de su país: aunque el aclamado hombre del teatro y del cine fue arrestado bajo el cargo de haber malversado fondos públicos, muchos creen que se le está castigando por su obra.

Sobre el escenario o en la pantalla gigante, Serébrennikov ha mostrado abiertamente las calamidades y los desaguisados que protagonizan sus compatriotas; los unos bajo el yugo de la pobreza y los otros amparados por el poder de la Iglesia ortodoxa y el Estado. Su película El que lee los signos (Utschenik) fue percibida por las autoridades como una crítica a la religión predominante. Cuando intentó llevar la vida de Piotr Chaikovski al cine, el rodaje fue interrumpido porque Serébrennikov se negó a omitir alusiones a la homosexualidad del célebre compositor. Su obra de ballet Nuréyev fue cancelada poco antes de que se estrenara en el Teatro Bolshói porque se negó a disimular la homosexualidad del famoso bailarín Rudolf Nuréyev.

Para el crítico de cine Anton Dolin, las medidas contra Serébrennikov son actos de amedrentamiento.Imagen: picture-alliance/dpa/A. Zemlianichenko

En espectáculo ejemplarizante

En Rusia, cualquier referencia positiva o neutral que se haga en la esfera pública y los medios a la vida de los gays, las lesbianas, las personas bisexuales, transgénero o intersexuales (LGBTI) es tachada de "propaganda homosexual” y penada judicialmente. Sin embargo, a Serébrennikov se le imputa el haber malversado 133 millones de rublos (unos dos millones de euros) que un fondo estatal para la cultura le concedió entre 2011 y 2014 con miras a financiar sus proyectos. En entrevista con DW, el periodista y crítico de cine ruso Anton Dolin describe las medidas contra Serébrennikov como actos de represión y amedrentamiento "de una brutalidad sin precedentes e inconcebible”. Para el escritor Victor Jerofejev, el proceso de Serébrennikov es un espectáculo.

"Los suplicios a los que se le ha sometido en el curso de este año, empezando por la ruda detención nocturna en San Petersburgo; su inhumano traslado hacia Moscú; la jaula donde lo encierran cuando se presenta ante un juez; el arresto domiciliario que se extiende una y otra vez… ¡Todo eso es una crucifixión! Y esa no es una metáfora vacía”, señala Jerofejev, quien es también presentador de televisión en Rusia. Serébrennikov le ha pedido a sus amigos que no pierdan la valentía, ni en el arte ni en la vida. Pero Jerofejev admite que conservar el valor "es cada vez más difícil con cada año que pasa”.

Markian Ostaptschuk (ERC/ERS)

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