En una solemne ceremonia en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, ciudad natal de Miguel de Cervantes, el reconocido escritor y traductor mexicano, Sergio Pitol, recibió de manos del Rey Juan Carlos la medalla y la escultura que lo acreditan como ganador de la última edición del Premio Cervantes 2005, el máximo galardón de las letras hispanas.

Sergio Pitol, de 73 años, es el tercer escritor mexicano en recibir la distinción, después de Octavio Paz y Carlos Fuentes. En conversación con DW-WORLD, Pitol recordó a sus maestros, poetas y filósofos, que llegaron a México durante el exilio español y le dejaron una enseñanza moral y cultural que le ha acompañado siempre. "Fueron extraordinarios como maestros en las aulas de las universidades pero también en las tertulias que se creaban según la tradición en España". Entre ellos destacó a filósofos como José Gaos, María Zambrano, los poetas Luis Cernuda, Emilio Prados y Moreno Villa entre otros. "Esos intelectuales, desterrados de su tierra por ser libres, enriquecieron nuestro mundo, nos abrieron ventanas", dice.

Entre la demencia y la cordura

Poco después de recibir el premio de manos del monarca español, Pitol hizo un elogio a El Quijote y el valor de la libertad. Después de que se ha dicho y escrito tanto durante las celebraciones de los 400 años de la obra maestra de Cervantes, Pitol decidió concentrarse en el concepto de libertad en una obra que tiene como tensión la demencia y la cordura.

"En algún tiempo sus contemporáneos leían el Quijote como un libro para divertirse pero, ahora se sabe que lo cómico es simplemente aparente porque en el subsuelo del lenguaje se esconde el espejo de una época terrible. Una época inclemente y un anhelo de libertad, de justicia y de saber", dice. Pitol señala que Cervantes conoció desde muy joven las tesis de Erasmo y las de los utopistas.

Como prueba un botón. El escritor lee en voz alta un pasaje de esa obra inmortal de Cervantes: "La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos. Con ella no pueden igualarse tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre. Por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe venturar la vida y por el contrario el cautiverio es el mayor mal que puede venirle a los hombres".

Pitol exclama casi con júbilo que estas ideas son libertarias porque están escritas con un aliento humanista, renacentista y libertario, que se oponen a la Inquisición.

Un optimista ante la vida

Ideas que siguen teniendo vigencia en un mundo lleno de opresión. Sin embargo, eso no mella en el espíritu optimista ante la vida del escritor. "Siempre tengo la ilusión y el optimismo en la concepción del mundo aún ahora, siendo tan espantoso, con Irak, con Bush, con Blair, con todos los errores y terrores que hayan. Tendrán que caer. Serán 20 años 100, pero si no la humanidad se muere", afirma.

También en su postura política el laureado cuentista y ensayista revela una vocación libertaria. "La ola de gobiernos de izquierda en toda América Latina, aunque muy diversas, es el resultado de una serie de políticas neo-liberales que han hecho a los ricos más ricos y a los pobres más pobres", por eso celebra el novelista que en su país, México, un político de izquierda como Andrés Manuel López Obrador, sea el favorito indiscutible en las encuestas. "Pero sus rivales han hecho cosas espantosas, ignominiosas", dice.

"Temo que asesinen a Andrés Manuel López Obrador. Como asesinaron a Colosio. Sé que va a ser muy largo el camino", dice, y añade: "Mire hace un mes aquí en España los opositores del socialismo eran de lo peor. Zapatero los revolcaba y ahora Zapatero ha ganado y deja a esos monigotes gritando pero ya sin poder", exclama.

Pitol concluye la conversación con una revelación muy importante. Ya ha empezado a gastarse la dotación con la que cuenta el Premio Cervantes, de más de 90.000 euros. ¿En qué? En proyectos ecológicos y de protección a los animales en Jalapa, México, donde vive.