Una pequeña ciudad de 45.000 habitantes en el sur de Brasil se ha convertido en el primer laboratorio experimental de vacunas contra el coronavirus del mundo. El resto del planeta espera los resultados con expectación.
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¿Qué ciudad será nombrada dentro de unos años como la que contribuyó de manera decisiva a derrotar el COVID-19? Posiblemente Serrana. Una pequeña localidad, 300 kilómetros al norte de Sao Paulo, y cuyo nombre algunos brasileños nunca han escuchado en su vida. Pero esto podría cambiar pronto.
Dos de cada tres habitantes, unas 30.000 personas mayores de 18 años, participarán en el proyecto del siglo y de forma voluntaria. Si todo va bien, en tres meses el mundo sabrá si el virus sobrevivió, después de una vacunación masiva.
Alcalde impulsa el "Proyecto S"
Para llevar a cabo con éxito un proyecto de esta envergadura, primero se necesita un alcalde diligente como Leonardo Capitelli, hijo de la ciudad, y a quien todos en Serrana llaman Léo. Este hombre de 38 años solo lleva unas pocas semanas en el cargo. A mediados de noviembre ganó las elecciones a la alcaldía por un estrecho margen de 600 votos.
Este padre de familia numerosa quiere mostrarle a la gente que acertaron votando por él. Todos los días promueve sin denscanso el "Proyecto S" entre la población, en conversaciones personales, en los medios y a través de videos en todas las plataformas sociales. "Proyecto S", porque inicialmente era un secreto ("segredo") y ahora lleva el nombre de la ciudad, Serrana.
"Como representante de la población, estoy muy feliz e increíblemente orgulloso de ser parte de este proyecto histórico y, al mismo tiempo, de asegurar que todos en Serrana estén vacunados”, dice Capitelli, quien añade que "somos pioneros en el mundo con este proyecto de investigación, con el que podemos servir a la ciencia y aumentar la esperanza de vida de toda la población mundial".
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La población apoya el proyecto
Capitelli, junto con los investigadores, dividió la ciudad en cuatro sectores: verde, amarillo, gris y azul. Se comenzó a vacunar a la gente por sectores. Cuando termine el primer ciclo, las personas en la zona verde recibirán la segunda dosis y luego las de los demás sectores sucesivamente.
La vacunación masiva lleva dos meses en marcha, y el alcalde ya se ha percatado de que los vecinos de Serrana están contentos: "La gente está entusiasmada y tiene grandes expectativas no solo de poder inmunizarse, sino también de proteger, al mismo tiempo, a sus familias”.
¿Por qué Serrana?
Ricardo Palacios coordina el estudio."Los científicos trabajamos con la misma intensidad que en cualquier otro país del mundo, porque es nuestra obligación”, dice, "pero claro que nos gustaría más apoyo del Gobierno. Los conocimientos científicos, en el caso del coronavirus, deberían orientar a los gobernantes, pero lamentablemente, este no es el caso en Brasil".
Palacios es director de investigación clínica del Instituto Butantan de Sao Paulo, uno de los centros de investigación más prestigiosos de Brasil. Cuando se le preguntó si le gustaría hacerse cargo de la gestión del "Proyecto S", el científico no se lo pensó dos veces: "Establecer y liderar un proyecto de este tipo es una oportunidad única para un investigador".
Serrana fue elegida por una simple razón: la ciudad fue uno de los "hot spots” de la pandemia en 2020 en Brasil. El cinco por ciento de la población se infectó tras un brote en un hogar de ancianos. Serrana también ofreció condiciones ideales para la investigación por otras razones. "La ciudad tiene un tamaño manejable, las autoridades locales nos han brindado apoyo sin reservas y la respuesta de la población ha sido positiva”, afirma Palacios.
¿Qué sucederá con la inmunidad de rebaño tras el "Proyecto S”?
Otra gran ventaja es un equipo de investigación competente en el lugar, que también incluye a Marco Borges, director del Hospital Estatal de Serrana. Confía en que dentro de tres meses estarán disponibles los resultados, que todo el mundo mirará con gran interés.
"El proyecto durará un año en total, pero en doce o trece semanas tendremos los resultados de los principales objetivos. Entonces podremos decir cómo afectará la vacuna a la transmisión del virus. Y cómo ayudará a reducir la gravedad de los casos de COVID-19 y la mortalidad”.
(rmr/ers)
Virus verbal: 10 expresiones de Bolsonaro sobre la pandemia
"¿Y qué?", "Gripecita", "No soy enterrador", "¿A qué le tienen miedo?": Desde que llegó el coronavirus a Brasil, Bolsonaro ha desestimado públicamente la crisis con estas expresiones.
Imagen: Reuters/A. Machado
"Sobredimensionado"
El 9 de marzo, en un acto durante una visita a Estados Unidos, Bolsonaro dijo que el "poder destructivo" del coronavirus estaba "sobredimensionado". Hasta entonces, la epidemia había matado a más de 3.000 personas en todo el mundo. Después de regresar a Brasil, más de 20 miembros de su séquito dieron positivo por COVID-19.
Imagen: Reuters/T. Brenner
"Europa se verá más afectada que nosotros"
Esta declaración fue hecha el 15 de marzo. Exactamente, dijo: "La población de Europa es más vieja que la nuestra. Entonces, más personas se verán afectadas por el virus que nosotros". Según la OMS, los grupos de riesgo, como los ancianos, tienen las mismas posibilidades de contraer la enfermedad que los jóvenes. La diferencia está en la gravedad de los síntomas.
Imagen: picture-alliance/ZUMA Wire/GDA/O Globo
"Gripecita" y "antecedentes de deportista"
Al menos dos veces, Bolsonaro se refirió al COVID-19 como "gripecita". El 24 de marzo, en cadena nacional, afirmó que, teniendo "antecedentes de deportista", "no sentiría nada" si contrajera el nuevo coronavirus o, como máximo, sufriría un "resfriado o una gripecita". Días después, dijo: "Para el 90% de la población, será una gripecita o nada".
Imagen: Youtube/TV BrasilGov
"Todos vamos a morir algún día"
Tras visitar comercios en Brasilia, desatendiendo las recomendaciones dadas por su propio Ministerio de Salud y la OMS, Bolsonaro dijo el 29 de marzo que era necesario enfrentar el virus "como hombres". "El empleo es fundamental, esta es la realidad. Enfrentaremos el virus con la realidad. Es la vida. Todos moriremos algún día".
Imagen: Reuters/A. Machado
"La hidroxicloroquina está funcionando"
Bolsonaro ha defendido repetidamente la cloroquina como tratamiento contra el COVID-19. El 26 de marzo dijo que el fármaco contra la malaria "está funcionando", aunque ya no había ninguna base científica para defender la sustancia. En junio, la OMS dejó de realizar pruebas con hidroxicloroquina después de que la evidencia sugiriera que el fármaco no reduce la mortalidad por COVID-19.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/F. Taxeira
"El virus ya se está yendo"
El 10 de abril, Brasil superó la marca de 1.000 muertes por coronavirus. En el mundo, ya había 100 mil muertos. Dos días después, Bolsonaro dijo que "parece que este problema de virus está empezando a desaparecer". Meses después, Brasil se convertiría en un epicentro mundial de la pandemia, con decenas de miles de muertes.
Imagen: Reuters/A. Machado
"No soy un enterrador"
Así reaccionó el mandatario, frente al Planalto, cuando un periodista le hizo una pregunta sobre las cifras del COVID-19 en Brasil. “Mira, mira, mira, hombre. Quién habla de ... yo no soy enterrador, ¿estamos? ”, dijo Bolsonaro el 20 de abril.
Imagen: picture-alliance/AP Images/A. Borges
"¿Y? ¿Qué quieres que haga?"
Fue una de las declaraciones del presidente que más indignó. Con más de 5.000 muertes, Brasil acababa de superar a China en número de muertes. Era el 28 de abril y nuevamente se le preguntaba al presidente sobre las cifras del virus. "¿Y? Lo siento. ¿Que quieres que haga? Soy Mesías (su segundo nombre), pero no hago milagros ... ”
Imagen: Getty Images/A. Anholete
"Voy a hacer un asado"
El 7 de mayo, Brasil ya tenía más de 140 mil contagiados y 9 mil muertos. Metrópolis como Río y São Paulo estaban en cuarentena. El presidente anunció que haría una pequeña fiesta. "Estoy cometiendo un crimen. Voy a hacer un asado el sábado aquí en casa...". Días después, regresó diciendo que la noticia era "falsa".
Imagen: Reuters/A. Machado
"¿A qué le tienen miedo? ¡Enfréntenlo!"
En julio, el presidente anunció que tenía COVID-19. Dijo que se "curó" 19 días después. Fuera del aislamiento, comenzó a viajar. En Bagé, el 31 de julio, sugirió que la propagación del virus es inevitable. "Desafortunadamente, creo que casi todos ustedes lo atraparán algún día. ¿A qué le tienen miedo? ¡Enfréntenlo!"