La detención de un fundamentalista islámico que trabajaba en la Oficina de Protección de la Constitución (inteligencia) genera preocupación en la clase política alemana, que exige más controles a la hora de contratar.
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Es una señal de alarma y una advertencia para la supervisión de la vigilancia. El caso del islamista infiltrado en la Oficina Federal de Protección de la Constitución (BfV) provocó discusiones en Berlín, donde los políticos profesionales se abstienen por regla general de hacer declaraciones sobre los servicios secretos.
El caso está siendo investigado por la Fiscalía de Düsseldorf, que acusa al supuesto islamista por su posible implicación en la planificación de atentados, revelación de secretos y predisposición al delito. "Obviamente estamos ante un caso de una persona que se ha radicalizado”, explicó Hans-Georg Maasen, director del departamento, a la agencia dpa. La Oficina Federal de Protección de la Constitución es el objetivo de muchos intentos de espionaje estratégico de servicios extranjeros y extremistas. "Por eso hay que ser especialmente cuidadosos con la información privilegiada”, continúa Maasen.
Aunque él no quiso hacer más declaraciones, su superior, Thomas de Maiziere, ministro del Interior, no dudó en alabar el rendimiento del cuerpo por haber descubierto a un infiltrado que trabajaba allí desde abril. Curiosamente, fue descubierto por otro empleado del BfV al levantar sospechas en una conversación por cha,. El ministro también advirtió que se debe tener cuidado a la hora de contratar personal para la BfV.
"Sin duda, un caso especial"
Más concreto en sus declaraciones fue Tobias Plate, portavoz del Ministerio del Interior, en una conferencia de prensa: "No se conocen casos similares recientes". Por lo tanto, tampoco se podría hacer una estadística, porque "sin duda se trata de un caso especial”. Plate se refirió también a que el número de empleados del cuerpo aumenta desde hace años.
Conferencia de Otoño de los responsables alemanes de Interior. Imagen: picture-alliance/dpa/O. Dietze
Actualmente, trabajan allí unas 2.800 personas y se espera que todavía se contraten más. Las ofertas están accesibles en la página web y el procedimiento parece estar abierto. Por ejemplo, el que hable árabe tendría buenas oportunidades, como sucedió con el sospechoso convertido, procedente de España.
El Parlamento insta a clarificación
Según Plate, no se conocen problemas concretos relacionados con los puestos de trabajo en el BfV. Pero después de las investigaciones, "habrá que aprender del caso”. Aunque todavía es pronto para sacar conclusiones concretas.
Desde el Parlamento, Burkhard Lischka, el experto de Interior del SPD, dijo que " es el momento de aclarar cómo fue a parar ese empleado al BfV a pesar de los controles de seguridad”. Lischka advirtió además de una "vulnerabilidad potencial”, un tema que conoce de cerca como miembro de la Comisión de Control Parlamentario para el seguimiento de los servicios secretos.
En el Grupo de los Verdes, Konstantin von Notz instó en una entrevista a aclarar rápidamente el daño causado y se mostró intranquilo por el hecho de que "se haya reparado en el sospechoso por casualidad”. Su compañera de partido Irene Mihalic fue aún más lejos exigiendo un control riguroso de los agentes, refiriéndose sobre todo a la extrema derecha. Según dijo a la dpa, los grupos nazis también podrían haber infiltrado a sus empleados en el cuerpo.
Espionaje: los casos más espectaculares
El servicio secreto alemán, el BND (Bundesnachrichtendienst), cumple 60 años este 1 de abril. Buena ocasión para recordar algunos grandes escándalos de espionaje que han sacudido al mundo.
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Agente seductora
Una joven holandesa hizo carrera como bailarina exótica en el París de la década de 1910. Mata Hari se movía en los círculos más encumbrados de la sociedad francesa y tuvo romances con oficiales y políticos. Por eso, el servicio secreto alemán la enroló como espía. Poco después, también el servicio secreto francés recurrió a sus servicios. Pero luego fue descubierta como doble agente y fusilada.
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Los Rosenberg y la bomba
El caso de Julius y Ethel Rosenberg dividió en la década del 50 a la opinión pública estadounidense. El matrimonio fue acusado de haber entregado informaciones sobre el programa atómico de Estados Unidos a Moscú. Mientras algunos consideraban que merecían la pena de muerte, otros denunciaban una histeria anticomunista. Pese a las protestas internacionales, los Rosenberg fueron ejecutados en 1953.
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Un espía en Bonn
Lo que comenzó como una novela de espionaje, desató una crisis política en la República Federal de Alemania. Como asistente del canciller Willy Brandt, Günter Guillaume tuvo acceso a documentos secretos que hizo llegar a la RDA. El hecho de que un espía germano oriental lograra infiltrarse en el centro del poder político de Bonn estremeció a la opinión pública y llevó a Brandt a renunciar en 1974.
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"Los cinco de Cambridge"
Fue uno de los mayores escándalos de espionaje de la historia de Gran Bretaña. Anthony Blunt confesó en 1979 -a cambio de inmunidad- que un círculo de cinco exestudiantes de Cambridge, que tenían acceso a las altas esferas gubernamentales, había espiado para el KGB desde la II Guerra Mundial. Cuatro de sus miembros quedaron así al descubierto. El nombre del quinto sigue siendo un misterio.
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Del servicio secreto a la pasarela
Anna Chapman, considerada en Estados Unidos una maestra del espionaje, fue detenida en 2010, como parte de un círculo de agentes rusos. Tras un intercambio de prisioneros emprendió en Rusia una carrera como modelo y conductora de TV. Su fama la llevó, entre otras cosas, a aparecer en la portada de la edición rusa de la revista masculina "Maxim", en ropa interior y portando una pistola.
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Matrimonio "común"
Heidrun Anschlag pasaba por ser una dueña de casa común y corriente de Marburgo. Cada martes recibía en su receptor de onda corta instrucciones del servicio secreto de Moscú. Y eso durante décadas. Se estima que ella y su marido, que tenían pasaportes austriacos, entregaron a los rusos cientos de documentos de la UE y la OTAN. Ambos fueron condenados por espionaje en 2013.
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Strauss, ¿un espía?
El político bávaro Franz Josef Strauss sigue provocando titulares en Alemania, aún décadas después de su muerte. Supuestamente habría trabajado para el servicio de inteligencia militar estadounidense OSS, un precursor de la actual CIA. Un estudio al respecto, realizado por la Central Federal de Formación Política, fue publicado para el centenario del nacimiento del político socialcristiano.
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Espionaje 2.0
En tiempos de la Guerra Fría, los gobiernos temían a los dobles agentes. Hoy provoca dolores de cabeza la tecnología de los servicios secretos. Las revelaciones de un exempleado de los servicios de inteligencia estadounidenses pusieron al descubierto, en 2013, la forma en que estos vigilan las telecomunicaciones globales y en particular Internet, almacenando los datos de milones de usuarios.