Una cifra aún no precisada, pero que ascendería a decenas de miles de euros, se embolsó el berlinés Robert Hoyzer manipulando partidos que arbitró. Sus contactos con una mafia de apostadores habían salido a la luz días atrás, provocando un escándalo de marca mayor en el ámbito futbolístico alemán, en un momento en que el país entero se prepara para ser anfitrión del Mundial 2006.

Traición imperdonable

“Las acusaciones planteadas públicamente en mi contra son correctas en lo medular”, declaró Hoyer, manifestando su profundo arrepentimiento, tras días de haberlo negado todo empecinadamente. La confesión del referí, de 25 años, cayó como una bomba en la reunión que los árbitros alemanes sostenían en Fráncfort. Lo ocurrido “es imperdonable”, afirmó el presidente de la Comisión de Árbitros de la Asociación Alemana de Fúbtol (DFB), Volker Roth, subrayando que Hoyzer “traicionó los valores e ideales” de nuestro gremio.

Junto con asegurar que se actuará sin contemplaciones para evitar que algo semejante vuelva a ocurrir, Roth reconoció que el caso “nos perjudica a todos” y será necesario recuperar la confianza de la hinchada. No obstante, aseguró que no se debe generalizar. Ciertamente, el jefe de los árbitros alemanes quisiera que el asunto quedara como un caso aislado. A fin de cuentas, en todas las familias hay ovejas negras y el la de fútbol no es una excepción. Pero hay indicios de que sus deseos no se cumplirán. De acuerdo con un informativo de televisión, Hoyzer habría dicho que hay varios implicados en este escándalo.

Medidas preventivas

Por lo pronto también está bajo sospecha otro árbitro berlinés, Dominik Mark, quien ya el martes fue vetado para dirigir un partido de segunda división entre Alemania Aachen y LR Ahlen. Sea como fuere, las investigaciones continuarán y Hoyzer ha ofrecido a la fiscalía revelar todo lo que sabe sobre la manipulación de partidos y las mafias de apostadores.

La Comisión de Árbitros también se dispone a tomar medidas. La primera consistirá en dar a conocer el nombre del referí sólo dos días antes del correspondiente encuentro. Además se ha pensado en prohibir a los árbitros hacer apuestas sobre partidos en los que les toca intervenir. Pero eso es difícil de poner en práctica, teniendo en cuenta que no es necesario que un juez apueste personalmente para que pueda sacar provecho económico de una actuación sucia en la cancha.